lunes, 6 de junio de 2016

Asecho en la cocina



Que se encuentran microbios en un baño es casi obvio y casi inevitable. Microbios y además hongos. 

Pero, por lo menos, esos microorganismos no suelen producir infecciones intestinales o gastroenteritis. Son sumamente desagradables, repulsivos, diría, pero rara vez atentan contra su salud. 

No sucede así cuando se encuentran  en la cocina, en la alacena, alrededor de los platos y ollas. De esos sí hay que defenderse "a capa y espada". En todos los rincones están acechando, listos para atacar. Porque ellos, aunque no los veamos, no descansan. Están siempre en posición de combate. No saben lo que significa ser inocuos. O inofensivos. Muchos menos compasivos!

Microbios y hongos. Son sobre todo bacterias las que acaban causando las infecciones en el tracto digestivo. Infecciones que pueden ser muy serias hasta el punto de enviar a quien las sufre a un servicio de urgencias.

¿Cuál es el rincón preferido de los microbios? Aunque se les puede encontrar en cualquier superficie o rincón, su lugar de predilección está en la nevera, en el lavaplatos, en la mesa o mesón. Y, algo que no acostumbramos considerar, en las esponjas -o esponjillas y cepillos- con las que lavamos los platos, y en los limpiones con los que los secamos y en aquellos con los que limpiamos la mesa, las hornillas y demás superficies de la cocina.

En general, todos actuamos de acuerdo con las normas de la higiene. Pero no siempre cumplimos todos los pasos para completar el aseo adecuado. Muchas veces, y confesemos el error, abusamos del jabón pensando que las cosas quedarán más limpias, así como también abusamos de los desinfectantes.

A este propósito, no son pocas las veces en que omitimos el jabón y simplemente lo remplazamos con un desinfectante! Con lo cual quebramos una regla básica: no es posible desinfectar sin antes haber lavado!

¿Y qué decir de la nevera? Allí sí que se amontonan las bacterias y, por supuesto, los hongos! Pensamos, erróneamente, que el frío los mata mientras nos protege de semejante invasión. Erróneamente porque también hay microbios a los que les fascina el frío... 

¿Cómo llegan a la nevera, nos podemos preguntar? Por una vía muy sencilla: cuando guardamos nuestras compras sn antes haberlas limpiado. Verduras y frutas, por ejemplo, que guardamos en los cajones son antes lavarlas lo que, en consecuencia, implica que lleguen con toda la suciedad que las suele acompañar. Sin querer ser tenebrosos, pero ¿ha tratado alguna vez de imaginar por cuántas manos pasaron las manzanas y las zanahorias antes de que usted las encuentre en el mercado y las lleve a su nevera? ¿Seremos tan inocentes que pensamos que todas esas manos estaban limpias?

Pero volvamos al inicio de nuestra charla. De hecho, ya habíamos mencionado que es indispensable mantener estrictas normas de higiene cuando manipulamos algunos alimentos. Los recordamos: carnes blancas y rojas, pescados y frutos de mar, lácteos. Recordemos también  normas básicas:

- Nunca mezclar los alimentos entre sí;
- Lavar con jabón y luego desinfectar todos los utensilios y superficies que estuvieron en contacto con cualquiera de esos alimentos;
- Mantenerlos en la nevera hasta el momento en que se van a cocinar;
- Y allí, en la nevera, separarlos del resto de los productos que ha guardado;
- Si las cantidades preparadas son superiores a las que se consumieron, guardarlas de nuevo en la nevera. El plazo permitido sin correr riesgos es de dos, máximo tres días;
- Si piensa que no se van a consumir en ese lapso de tiempo, es preferible congelar en porciones convenientes según  el número de comensales a quienes les ofrecerá el alimento.

Miremos ahora otros artículos que intervienen en la preparación de los alimentos o en la limpieza de los utensilios.

- Esponjas: Las que utiliza para lavar los platos, cubiertos, vasos, tazas. Ollas, sartenes, tablas para recortar, etcétera.

Es conveniente tener dos esponjillas distintas: una para platos, cubiertos, vasos y tazas, y la segunda para ollas y demás recipientes utilizados en la preparación.

Una vez que haya utilizado la esponjilla, recuerde lavarla bien, con jabón y agua caliente, y si lo desea, agregar un poco de desinfectante. Algunas personas las agregan a la losa que ponen en la máquina de lavar la losa, decisión que es bastante adecuada.

Recuerde cambiar con frecuencia la esponjilla.

- Limpiones o trapos para secar:

Son igualmente un refugio bien amado de los microbios. Porque, de todos modos, atrapan suciedad así sea cuando se les cuelga después de utilizarlos.

Lo ideal es cambiarlos todos los días. Con ello, se evitan riesgos de infecciones. Otra solución, que podría ser ideal siempre y cuando esté en las posibilidades de sus bolsillos, sería la de remplazar el limpión o trapo para secar por papel absorbente desechable. Dirán algunos que no es ecológico, lo cual es hasta cierta medida cierto. Pero es prudente, sobre todo cuando hay bebés, niños y personas ancianas o delicadas de salud, vulnerables.

Es de más recordar que esos limpiones deben utilizarse únicamente para secar la vajilla y las ollas y demás utensilios. Jamás deben utilizarse para las superficies, lavaplatos y demás.

- Más trapos:

Por supuesto, están los que se han de utilizar para las distintas superficies, sobre todo las mesas, y los que serán para el piso. 

Podría pensarse que es obvio más no lo es para todos! Y en ese terreno sí que pululan las infecciones! No sólo es indispensable estarlos lavando después de cada uso sino que es menester acudir a un detergente más fuerte que el utilizado para los utensilios de la comida.

No nos engañemos: sin caer en una obsesión, sí es indispensable hacer prueba de imaginación y disciplina si se quiere evitar las infecciones.

Recuerde que hay productos que pueden ser aliados a la hora de la limpieza. Entre éstos, el vinagre blanco. Algunos llegan a considerarlo como más efectivo que el mismo cloro u otros desinfectantes químicos. De todos modos, es bueno, y le puede ayudar aún para desinfectar las verduras como la lechuga y las aromáticas, hierbabuena, perejil y otras.

Otro consejo: evite dejar en la cocina trastos sin lavar. Los residuos que quedan en ollas y platos o cubiertos degeneran en bacterias y ya sabemos que éstas no son sus amigas. Sino que están al asecho para atacar...

Y algo más: es mejor desechar un alimento si no está convencido de su idoneidad antes de exponerse usted, y su familia a enfermar por infección y descuido.

Es cierto que no todo el mundo tiene suficiente tiempo para ser minucioso. Por lo menos, hay que intentarlo. No lo lamentará.

viernes, 3 de junio de 2016

Cáncer y desempleo



Ya no caben dudas: el desempleo, las dificultades económicas, el estrés son causas de la aparición del cáncer.

A nivel mundial tampoco caben dudas porque investigaciones adelantadas en 70 países lo comprobaron: la crisis económica, financiera, fue causante de más de medio millón de muertes por cáncer en el mundo. Entre otras razones, porque numerosos fueron los gobiernos que tuvieron que modificar y reducir la atención pública en salud así como las campañas de prevención contra el cáncer.

Los estudios se adelantaron con base en las estadísticas suministradas por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud hasta comienzos del 2010. Aunque, de todos modos, y aún si no fueron incluidas en la investigación, se lograron cifras de años posteriores. Para concluir que el cáncer sigue siendo la primera causa de mortalidad en el mundo y, de acuerdo con las investigaciones, en el año 2012 la enfermedad cobró la vida de 8.2 millones de personas. Las cifras pueden ser superiores: existe un gran subregistro en el mundo. Y los investigadores piensan que la mortalidad total puede ser bien superior.

¿Cómo pudo influir la crisis financiera mundial?

Por una parte se observó que, en más de 70 países de los distintos continentes, los gobiernos tuvieron que proceder a drásticos recortes en los presupuestos de salud. Esta situación significó un significativo descenso en la atención pública en salud. Las cifras lo confirman: un incremento del desempleo de menos de 3 por ciento fue asociado con una muerte suplementaria por cáncer por cada 100.000 habitantes. Así mismo, un recorte de 1 por ciento en los presupuestos oficiales para la salud fue asociado con 0.0053 muertes suplementarias.

Se dan dos ejemplos: los recortes presupuestales ocasionaron 18.000 decesos suplementarios en un año mientras que, en Francia, las muertes contabilizaron 1.500 personas. En cambio, países como Gran Bretaña y España que mantuvieron sus presupuestos estatales en salud no registraron decesos suplementarios entre los años 2.008 y 2010.

Varias son las explicaciones dadas en el estudio. Una de ellas es que, en los países que hicieron recortes generales en los cuidados de salud, los particulares tuvieron que financiar con sus propios recursos estos cuidados. Realidad que se vio obstaculizada por los altos porcentaje de desempleo que se registraron -y siguen registrando- durante la crisis financiera.

De hecho, el desempleo originó entre los ciudadanos muy serias dificultades para recibir la adecuada atención en salud. Hasta el punto de que se observaron mayores decesos en cánceres para los cuales existen tratamientos muy eficaces como lo son el cáncer de seno, próstata y colorectal.

Las observaciones se basan en el hecho de que existen dos categorías entre los cánceres: la primera incluye los cánceres que pueden ser tratados con resultados de curación y sobrevida superiores al 50 por ciento, y los que son incurables que tienen una tasa de curación de 10 por ciento. Fue precisamente entre los enfermos incluidos en la primera categoría que se registró el mayor número de decesos.  

Varios años atrás se comenzó a hablar de la relación que existe entre la enfermedad del cáncer y el estrés. Una de las explicaciones dadas es que, en los estados de estrés intenso, las defensas del organismo bajan y el cuerpo pierde su facultad para frenar y combatir las enfermedades.

Pero no es únicamente con el cáncer que el estrés y las dificultades económicas actúan en perjuicio de las personas. Numerosas investigaciones comprobaron la relación que existe entre el desempleo y los recortes presupuestales frente a la salud mental y física. 

Una de las investigaciones, adelantada en 63 países, estableció que, el desempleo lleva al suicidio, cada año, a 45.000 suicidios. En un alto porcentaje, el estrés y el desempleo habían llevado al consumo abusivo de bebidas alcohólicas. Otra de las investigaciones confirmó que, entre los desempleados, se presenta un incremento de mortalidad tres veces superior a la que se nota entre las personas que tienen trabajo. Entre las principales causas de las defunciones se anotaron  los accidentes cardio y cerebrovasculares y las enfermedades crónicas, como el cáncer.