miércoles, 29 de octubre de 2014

Dieta china y salud



Para alcanzar y mantener un estado óptimo de salud, los japoneses consideran que se deben incluir en la dieta, todos los días, por lo menos treinta ingredientes.

La verdad es que me he puesto a hacer cálculos pero, por más que agregue condimentos y uno que otro alimento adicional, me ha parecido difícil llegar al tope mínimo de los 30 elementos.

Pero no me doy por vencida... Y espero que usted tampoco!

Hablamos de la dieta china aunque tanto la japonesa como las dietas de los países del sureste asiático son muy similares. Se les respeta por cuanto son el resultado de siglos de experiencia y tradición. Y por cuanto, hasta cuando empezaron a asumir los hábitos occidentales, fueron -y siguen siendo en parte- pueblos con índices muy inferiores de enfermedades cardiovasculares y cáncer y diabetes. 

A continuación tenemos varios principios básicos de la tradicional dieta china que nos permiten detectar los elementos que conlleva y que la hacen tan saludable. 

1) Alto consumo de calorías. Parecería contradictorio puesto que los pueblos del sureste asiático no son conocidos por su obesidad. Sin embargo, es una realidad: consumen a diario más calorías que lo que los americanos y europeos consumen.

2) Pero, y quizá aquí hay una clave, el contenido en grasa de su dieta es muy bajo. En la dieta china, apenas el 14 por ciento promedio de las calorías proviene de las grasas mientras que en Occidente, el porcentaje se eleva a 36. Con un detalle adicional: las grasas consumidas por los chinos pertenece al grupo de las grasas saludables, que provienen de vegetales y pescado y frutos de mar y no son grasas saturadas presentes en carnes rojas y productos lácteos.

3) Consumen mucho más proteínas vegetales que animales, en proporción de 10 a 1, mientras que en el Occidente la proporción es de 1 para las proteínas vegetales frente a 2 para las animales. Las proteínas animales consumidas por los chinos ocupan apenas el uno por ciento de su dieta (11 por ciento en Estados Unidos). Una de las fuentes principales de proteínas en el sureste asiático y en la misma China es la soya.

4) El consumo cotidiano de fibra soluble e insoluble es muy alto: 34 gramos diarios frente a 10 ó 12 en el Occidente. Se recuerda que los alimentos no refinados y las verduras son excelentes proveedores de fibra mientras que ésta no se encuentra en las proteínas animales. Este alto consumo de fibra es una confirmada protección contra el cáncer colorectal.

5) Ausencia casi total de productos lácteos. Se ha confirmado que tanto la leche como sus derivados llevan porcentajes altos de hormonas (dadas a los vacunos) y factores de crecimiento que afectan directamente la capacidad de reproducción y predisponen a la aparición de varios cánceres. 

6) La dieta del sureste asiático es muy rica en vitaminas y minerales, ácidos grasos esenciales como el omega 3 y fitoquímicos. Todos ellos abren un abanico amplio de protección contra enfermedades propias del mundo moderno.

7) Bien es conocida la cantidad grande de vegetales crudos y/o apenas cocinados de verduras que se incluyen en los platos chinos. Así mismo es tradicional utilizar para la misma comida animales recién sacrificados -tales como peces sacados de una alberca-.

8) Apenas el 5 por ciento de las calorías ingeridas durante el día por los adultos proviene de las bebidas alcohólicas. En los Estados Unidos suele elevarse al 7 por ciento y a veces más.

¿Qué sucede con la dieta occidental y por qué se concluye que predispone en medida alta a la aparición de enfermedades crónicas?

Aquí van algunas observaciones que, como se verá, contrastan con los principios enunciados anteriormente:

- En Occidente se utilizan en abundancia productos químicos en las siembras de hortalizas y frutas. Pesticidas más aditivos que se agregan a los alimentos preparados son ejemplo de ello.

- Dietas que generan demasiada acidez en la sangre y poca alcalinidad, factor de riesgo para enfermedades mentales y del sistema muscular y esquelético.

- Demasiados carbohidratos refinados de los que se derivan elevación de la glucosa en la sangre y diabetes de tipo II, obesidad y trastornos cardíacos.

- Proteína animal en exceso lo que abre las puertas a infartos y daños renales.

- Demasiadas grasas saturadas y grasas trans, poca cantidad de ácidos grasos esenciales como el omega 3.Se abren las puertas a enfermedades como el cáncer, infartos cardíacos y cerebrales, esclerosis múltiple y trastornos mentales.

- Exceso de sal que da lugar a tensión arterial alta e infartos.

- Pocas cantidades de hierbas frescas saludables y especies como el perejil y la albahaca, el jengibre y el ajo, llenos todos de antioxidantes, minerales y fitoquímicos.

- Exceso de azúcares refinados y edulcorantes artificiales con el riesgo de diabetes, estados de ansiedad y posiblemente algunos cánceres.

- Demasiadas bebidas vacías de nutrientes como las gaseosas, jugos artificiales, cafeína y alcohol. 

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