Sí, es pertinente preguntarlo. Porque, a no dudarlo, el alcohol es -o llega a ser- un amigo. Pero, ¿qué clase de amistad ofrece? ¿Y hasta dónde llega esa amistad?
Es un amigo porque es capaz de jugar múltiples y a veces contradictorios roles. Acompaña cuando hay soledad y se añora una compañía. O cuando se está entre amigos y se desea más alegría. O cuando se ha comido mucho y entonces ayuda a la digestión. O antes de comer y allana el camino para una excelente cena. Cuando hay depresión porque quizá ayuda a levantar el ánimo; cuando se duerme mal, cuando se está con ansiedad, cuando la mujer se fue del hogar o que se está en vísperas de un matrimonio, ojalá feliz...
Es decir, al igual que sucede con el cigarrillo, un trago es siempre bienvenido. Sobre todo cuando se le acompaña de una excusa "válida".
Está bien cuando se trata de una copa, dos y hasta tres. Pero más allá, ¿continúa siendo un amigo? Sí continúa siendo fiel. Mas no tan amigo como se pensaría porque entonces comienzan a afilarse sus garras y se abre el camino de los riesgos y las traiciones.
Desde tiempos inmemoriales el alcohol ha existido. En el hígado del hombre se encuentra una enzima capaz de desmembrarlo y digerirlo. Y los científicos piensan que esa enzima, conocida como dehidrogenasa, pudo evolucionar en tiempos en que los hombres hombres comían las frutas caídas de los árboles, ya bien maduras y fermentadas. Esa enzima les ayudaba entonces a digerir los frutos de los bosques prehistóricos...
Los efectos del alcohol sobre el organismo son producidos por una sustancia, etílica. Esta es tóxica y es la causante de los cambios en los estados de ánimo. Es una sustancia clara, volátil, que se forma por la acción de la fermentación de las frutas.
El alcohol etílico se disuelve tanto en el agua como en la grasa y, pocos minutos después de ser consumida, alcanza prácticamente cada órgano del cuerpo, incluyendo la médula de la columna, las células cerebrales y los huesos. El efecto del alcohol no depende tanto de la cantidad consumida sino de la velocidad con la que llega al torrente sanguíneo.
Cerca del 5 por ciento de lo que usted consume en alcohol pasa al estómago, a través del flujo sanguíneo. El 95 por ciento se cuela a través del píloro, apertura -o anillo- en la parte anterior al duodeno, de allí se instala en el intestino delgado para luego pasar al flujo sanguíneo.
Esto explica por qué el alcohol puede producir efectos desagradables o adversos en el sistema digestivo y, específicamente, en la boca del estómago. El píloro se contrae con mayor o menos velocidad cuando se ha comido o cuando se ayuna. Precisamente, si el alcohol llega a un estómago vacío, el píloro se ve acelerado lo que hace más potente el efecto de la bebida.
Los alimentos desaceleran de una forma notable el efecto del alcohol. No importa si fueron consumidos antes de comenzar a beber o si van acompañados por la bebida. Los alimentos grasos son especialmente efectivos para menguar el efecto de las bebidas.
Se concluye entonces una primera recomendación: la de evitar tomar alcohol sin antes comer. Y, como se deduce, los alimentos grasos, el aceite, son los más recomendados para ayudarle a soportar los
efectos etílicos.
Otro comentario tiene que ver con el mismo alcohol. Por cuanto las bebidas espumantes, como la champaña o vinos y otros licores mezclados con soda o con gaseosas disparan la acción del píloro. De allí que se recomiende consumirlos con prudencia: llevan a gran velocidad hacia la embriaguez...
Es posible mantenerse sobrio mientras el alcohol no llega al flujo sanguíneo. Y aquí se explica qué sucede cuando el alcohol entra al organismo: una vez que comienza a circular en la sangre,llega al hígado, luego al corazón y a los pulmones. Su recorrido sigue por todo el cuerpo y alcanza el cerebro en donde estimula la producción de endorfinas que actúan como anestésicos.
El alcohol se elimina del cuerpo por distintas vías: un 3 por ciento abandona el cuerpo a través de la orina, un 5 por ciento, a través del sudor y la respiración. El 92 por ciento restante debe ser oxidado en el hígado. Se establece que, en un hígado sano, la sustancia puede ser metabolizada en una hora. De allí en adelante, los efectos consecuentes varían de una persona a otra, de su estado de salud y nutricional, de sus antecedentes familiares -existe predisposición genética- y de la misma calidad del alcohol.
Para dar un ejemplo, y explicar cómo interviene el estado nutricional, se recuerda que el hígado no recibe su energía del azúcar que circula en la sangre sino de las proteínas que entran a través de la alimentación. Para que ese hígado funcione bien, se requiere de un minucioso equilibrio entre las proteínas, las vitaminas y los minerales.
Como el alcohol es un excelente proveedor de calorías, quienes lo consumen pueden muy fácilmente omitir alimentarse. Y allí, de esa malnutrición, se derivan los grandes problemas que deben enfrentar los bebedores consuetudinarios. Entre los cuales, la inflamación de las paredes del estómago, el intestino y el páncreas, y la mala absorción de los nutrientes.
Tomar uno o dos tragos diarios, como aperitivo o para acompañar las comidas, es una costumbre saludable. Las investigaciones permiten afirmar que algunos de los alcoholes, entre los cuales el vino rojo, ayudan a reducir los niveles de colesterol en la sangre con lo que se convierten en protectores del corazón. Transmiten igualmente una sensación de serenidad y ayudan a combatir el estrés y por ello pueden incentivar una larga noche de sueño reparador.
Una pequeña cantidad de alcohol, de vez en cuando, facilita la digestión porque puede estimular la secreción de jugos gástricos y con ello facilita la absorción de las proteínas. Es más: usted no necesitará tomar alcohol para disfrutar de ese efecto: con solo olerlo varias veces, sus jugos digestivos serán estimulados!
Cambios bioquímicos.-
Existen notables variaciones entre una persona y otra. Usted puede tener reacciones más intensas que su amigo y aún su propio hermano.
Aquí van algunos consejos:
- Si después de consumir unos tragos usted se siente un poco ansioso, lo podrá evitar si toma un comprimido de calcio justo antes de comenzar a beber, y otro mientras usted estará bebiendo.
- Si tiene tendencia a deprimirse mientras toma alcohol o después de hacer tomado, tome un comprimido de vitamina C con un poco de zinc. Puede encontrar éste en forma de polvo. Le ayudarán a alejar la sensación de depresión. Otra forma de lograrlo será si toma un gran vaso de jugo de frutas (que le aporten fructosa).
- También puede evitar o menguar el deseo de tomar trago. La vitamina B3, en su presentación como niacina o ácido nicótico, le ayudará. La misma vitamina puede hacer que su cara se ponga bien colorada pero no tendrá consecuencia negativa alguna, no se asuste. Si usted sufre de alergias, ponga cuidado porque la niacina tiene tendencia a agudizar las reacciones adversas.
- Los rusos la utilizan con mucha fe aún si no han sido comprobados sus efectos de manera científica. Se trata de la vitamina B15, ácido pangámico, que sería eficiente para disminuir el afán de beber alcohol.
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