Si le duelen los tobillos o las rodillas, el codo o un hombro, no concluya que se está poniendo viejo y muy pronto gangoso... Quizá ese dolor provenga de una alergia alimenticia o de la intolerancia a algún alimento.
En un principio tuve la tentación de hablar de la dieta vegetariana para proteger las articulaciones. Mas prefiero más bien referirme a los daños en las articulaciones que pueden causar ciertos alimentos. Un enfoque menos drástico.
Es una manera más amable para recordar que cada uno de nosotros puede ser alérgico o intolerante hacia uno o más alimentos, y que esto se puede traducir en reacciones muy diversas, personales y de blancos e intensidades variables. Puede producir dolores, quemazón, rasquiña, diarrea. Y también es posible que tenga como objetivo el estómago o los pulmones, las articulaciones y hasta la nariz!
Las investigaciones hablan de la artritis reumatoidea, la osteoartritis e igualmente de los dolores articulares que se presentan sin razón aparente y sin que medien procesos inflamatorios severos o permanentes. Estos, que pueden presentarse a cualquier edad, en adolescentes y adultos jóvenes, no significan presencia de una enfermedad sino de ataques calificados como comunes, dolorosos mas no relacionados con una enfermedad reumatoidea.
En cualquiera de estos casos, los más y los menos severos, se ha confirmado la influencia de la dieta alimenticia. En efecto, muchos son los productos que consumimos a diario, aparentemente benévolos e inofensivos, que desencadenan inflamaciones siempre dolorosas, a veces incapacitantes. Se ha visto, de otra parte, que algunos alimentos o sustancias son susceptibles de apaciguar esas inflamaciones, de hacer más tolerable el dolor y, en casos extremos, de eliminarlo.
Hablemos en primer lugar de la artritis reumatoidea. Como se sabe, esta significa la inflamación de una articulación más la degeneración de los tejidos que la componen y envuelven. Por lo general, se trata de desgaste, consecuencia casi exclusiva del envejecimiento. Sin embargo, no siempre suele ser así porque, en un número no definido de casos, el proceso obedece a la reacción adversa a uno o más alimentos. No se ha logrado establecer con certeza el porcentaje de estos casos: algunos investigadores, prudentes, hablan de entre el 5 y el 10 por ciento de casos mientras que otros no dudan en hablar de 40 y hasta 50 por ciento.
Ya desde la antigüedad se había mencionado la posibilidad de cambiar de dieta para combatir los dolores articulares. Desde entonces, se mencionaban como principales alimentos el tomate y la papa, la carne, los alimentos ácidos y/o condimentados, los cítricos, el café y el azúcar refinado, los cereales. Se recomendaba en cambio las algas marinas, la yuca y el ginseng.
En la actualidad, se ratifican estas creencias y se establece una lista de alimentos que pueden agravar la artritis. Entre los cuales, por orden de culpabilidad, el maíz y el trigo, el tocino y el cerdo, naranjas, leche, avena y centeno, huevos, carne de res, café, malta, queso, toronja, tomate, maní, azúcar de caña, mantequilla, cordero, limón y soya.
Se recomiendan en cambio los aceites de pescado, el arenque, el salmón, sardinas, atún y caballa, algunos condimentos como el clavo y la cúrcuma, el jengibre y el ajo. Por supuesto, estos alimentos deberían ser consumidos a diario. En el caso del jengibre, para dar un ejemplo, se debería asegurar el consumo cotidiano de media cucharita de jengibre en polvo tres veces al día, agregada al alimento en su preparación o diluida en agua.
De igual forma, se recomienda limitar la grasa omega 6 encontrada en los aceites de maíz, cártamo, girasol y en las margarinas hechas con esos aceites. Los aceites más recomendados por su contenido equilibrado y sobre todo adecuado en omega 3 y omega 6 son el de canola y el de oliva.
Y ahora hablemos del dolor articular común y de la alergia a los alimentos. Como ya expresado, pueden aparecer a cualquier edad, en cualquier articulación, y sin que medien procesos relacionados con una afección reumatoidea.
Son definidos como inexplicables ataques de dolor articular. Pues bien: si a usted le aparecen algunos dolores en las coyunturas, que tienen explicación aparente, comience a sospechar que sufre de alergia a un alimento. Porque sí, es un hecho: ciertos alimentos pueden desencadenar dolores en las articulaciones y hasta inflamaciones y tumefacción. Probablemente, no sentirá el letargo y la dificultad de movilizarse al despertar, pero sí podrán esos dolores ser intensos.
Hablamos de la "sinovitis alérgica", término acuñado por el doctor D.N. Golding, reumatólogo del Hospital Princesa Alejandra de Harlow, Essex, G.B. Es, como lo explica, la inflamación de la membrana sinovial que secreta líquido dentro de las cavidades articulares para mantener la lubricación y el movimiento suave. Las personas más afectadas son las que sufren de distintas alergias como salpullidos, urticaria, fiebre de heno.
Antes de suprimir de su dieta uno o más alimentos, es aconsejable observar sus reacciones y analizar el contenido de su dieta. Si es necesario -en muchos casos lo es- conviene consultar con un médico, sea éste reumatólogo o alergólogo.
Es tal la frecuencia de estos ataques que se indica que pueden presentarse en uno de cada cinco pacientes que sufren de alergias.
¿Conviene adoptar una dieta vegetariana?
¿Tanto en personas que sufren de artritis confirmada o de estos ataques esporádicos?
Algunos investigadores la recomiendan siempre y cuando se asuma esa dieta, exenta de todo alimento de origen animal, bajo la supervisión de un especialista.
La recomiendan porque se establece que las carnes rojas llegan a ser uno de los mayores culpables de las inflamaciones articulares. La carne y también la grasa que la rodea e integra. Así mismo, son frecuentes las reacciones adversas a la leche y, en menor grado, a sus derivados como el queso y el yogur.
En esa dieta aconsejan igualmente eliminar los alimentos que contengan gluten, azúcar refinado, frutas cítricas y condimentos fuertes así como conservantes químicos.
Como se puede ver, es una dieta con bastantes requerimientos y, por lo tanto, no debe ser improvisada sino elaborada bajo el dictamen y el seguimiento de un médico. Un alergólogo más un nutricionista son ideales.
Y vale la pena ensayar. ¿Acaso el cambio de dieta, así no sea siempre fácil, no es más fácil de aceptar que el vivir con permanentes dolores y achaques?
No hay comentarios:
Publicar un comentario