Llega un momento en la vida en que todos necesitamos una buena limpieza.
No hablo de aquella que hacemos con un estropajo, cepillos, jabones y geles. Sino una limpieza más a fondo, es decir, una limpieza en el interior de nuestro organismo. Un desintoxicación.
De hecho, toda máquina, así sea la más fina y tecnológicamente avanzada necesita de vez en cuando hacer una pausa para someterse a una purga -como le dicen los mecánicos-, a una depuración.
Por supuesto, nosotros no nos purgamos sino que, para desintoxicarnos, modificamos nuestra dieta.
Lo veremos más adelante. Por el momento, aquí se expone una lista de algunos de los síntomas y manifestaciones que nos indican que sí, en efecto, nuestro cuerpo, en especial el hígado u el colon, necesita un cuidado para la limpieza interior.
Aquí van los síntomas:
- Fatiga, cansancio y bajas energías
- Frecuentes dolores de cabeza
- Orina turbia
- Funcionamiento intestinal y evacuación irregulares
- Estreñimiento
- Hemorroides
- Ojos amarillos
- Niveles altos de colesterol
- Cálculos renales o en la vesícula biliar
- Malestares trastornos digestivos
- Alergias alimenticias
- Trastornos del sueño
- Problemas con la menstruación
- Infecciones por hongos, tales como el llamado pie de atleta
- Trastornos en la piel, rasquiñas, brotes.
Por supuesto, pueden presentarse múltiples otros síntomas. En general, provienen de un hígado cansado, sobrecargado de deberes que le imponemos cuando lo exponemos a tantas toxinas que circulan en nuestras vidas.
Entre éstas, las que le llegan a través de la alimentación, con colorantes y preservativos, toxinas que recibieron verduras y frutas cuando fueron fumigadas, excesos de grasas saturadas...
¿Quienes son -o somos- los que necesitan con mayor frecuencia una buena cura de desintoxicación?
Los expertos consideran que la limpieza del organismo se hace como proceso natural, cotidiano por lo cual no sería necesario asumir dietas distintas a las que llevamos. Sin embargo, son tanta frecuencia estamos expuestos a toxinas que nuestro organismo -sobre todo el hígado- se vuelven insuficientes. Es cuando debemos actuar.
Aquí van algunas de las condiciones que producen sobrecarga de toxinas:
- El tabaquismo, aún si usted es un fumador pasivo.
- Consumo elevado de alcohol. Lo recomendado, como medidas máximas semanales es de 14 tragos para mujeres y 21 para hombres.
- Consumo permanente y/o excesivo de alimentos ya procesados que contienen aditivos.
- Bajo consumo de alimentos que aportan nutrientes y sobretodo antioxidantes: vitamina A, carotenos, vitaminas C y E, zinc, selenio.
- Dieta desequilibrada, escasa en proteínas y en verduras como cebolla, ajo, brócoli.
- Poco consumo de agua
- Dieta pobre en fibras
Si después de leer esta lista usted dio respuesta a tres o más de las condiciones, es muy probable que necesita realizar cambios en su dieta y en sus hábitos cotidianos. Posiblemente también una cura de desintoxicación le hará mucho bien.
De todos modos, antes de tomar cualquier decisión al respecto, trate de ajustar su alimentación y sus hábitos de tal manera que disminuya el nivel de toxinas que le están perjudicando. Claro está que no se puede pretender que, si usted es fumador, o si acostumbra tomar varios tragos, deje todo a un lado, de la noche a la mañana. Pero hay otros campos en donde sí puede actuar de una vez. Tales como suspender o por lo menos limitar los alimentos que compra ya listos y que, se sabe, son cargados de aditivos y excesos de grasas, sal y azúcares. O agregar a su dieta cotidiana más verduras, mayor cantidad de fibra, buena proporción de proteínas.
Otros cambios pueden ser el de limitar -si no sustituir- el café y el té. Limitar o evitar la llamada comida chatarra, como las papas fritas y otros paquetes. Limitar los ponqués y salsas llenos de cremas, mayonesa y mantequilla. Remplazar las grasas saturadas por aceites vegetales, entre los cuales, de preferencia, aceite de oliva y de canola. Y tomar por lo menos ocho vasos de agua al día.
Hablamos de productos como el alcohol y el café. Conviene además mencionar que existen dos clases de toxinas. Ambas, por supuesto, no tienen ninguna utilidad para el organismo pero sí le causan perjuicios cuando se les deja circular y almacenarse en los órganos.
Las dos clases son:
- La de las endotoxinas que se producen en el mismo organismo como parte del proceso mediante el cual se metabolizan las sustancias, alimentos y otros;
- La de las exotoxinas, sustancias que ingresan al organismo tales como drogas, químicos, productos derivados de la polución.
Algunas toxinas, especialmente las grasas, quedan almacenadas en los tejidos adiposos y se movilizan cuando se pierde peso. Como la grasa es fuente de energía, el contenido de las células adiposas se vierte en el flujo sanguíneo lo que das lugar a síntomas como náuseas y malestares diversos. Estos dan la alerta sobre la necesidad de emprender una dieta de desintoxicación.
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