lunes, 4 de enero de 2016

Promesas y propósitos...



Que no sean parecidas a las promesas que hacen los borrachitos... Formuladas y, al día siguiente, olvidadas. 

Porque, si hacemos un recuento de todos los propósitos que nos hicimos al iniciar el año pasado, de pronto muy pocos fueron los que cumplimos. De pronto no, es cierto. A veces nos mantenemos firmes y ajustamos nuestra cotidianidad a lo que nos proponemos.

Por supuesto, es lo ideal.

Pero, aún si no siempre llegamos a la meta, por lo menos es bueno fijar una nueva lista de acciones que deseamos emprender durante los próximos días, o semanas, u, ojalá, meses. 

Pensemos juntos cuáles podrían ser.

El bienestar.- 

Y la salud. Primordiales. Cuando estamos enfermos, cuando no nos sentimos bien, todo alrededor cobra un tinte oscuro y se nos agotan las energías y las ganas de avanzar. Porque la preocupación nos estresa y ata nuestra mente. Nos ciega.

Cada cual ha de fijar sus prioridades en este campo. Porque, obviamente, cada uno de nosotros, como ente individual, tiene sus fallas y fortalezas. Ellas son las que, finalmente, determinan el foco de nuestra atención.

Por supuesto, hay consejos básicos que se aplican a todos nosotros. Entre los cuales:
- No abusar de los medicamentos, así sean simples analgésicos
- No tomar antibióticos sin ordenanza médica. Y cuando los tomamos, obedecer con rigor a las instrucciones
- No suspender medicamentos cuando desaparecen los síntomas. Hablamos, por ejemplo, de los que ayudan a bajar la tensión arterial, o de los mismos antibióticos, o de los que nivelan las cifras del colesterol
- Practicar exámenes periódicos de laboratorio, que incluyan glicemia, colesterol y triglicéridos, hierro, tiroides (cuando necesario), ácido úrico
- Consultar por lo menos una vez al año con el médico internista, con el ginecólogo, con el odontólogo.
- Para hombres mayores de 40 años, ver al urólogo para un examen de testículos. Y para mayores de 50, para la próstata.
- Para mujeres mayores de 40 años, si el ginecólogo la ordena, hacer una mamografía. Y una densitometría ósea para mayores de 60 años.
- Para grandes y pequeños, muy importante también para estos, chequear la visión con un oftalmólogo.

La rutina de ejercicios.-

Por supuesto, el practicar un deporte y mantener una rutina permanente de ejercicios físicos hace parte de ese conjunto de propósitos que deberíamos recordar. Combatir el sedentarismo hace parte de la prevención contra las enfermedades mentales y físicas, contra la obesidad, además de protegernos contra la invasión de la senilidad o el envejecimiento prematuro.

Se recuerda que caminar es uno de los ejercicios más recomendados sobre todo para los adultos. Por lo menos cinco veces a la semana, a razón de 30 minutos diarios, que pueden ser fraccionados (15 minutos primero y otros 15 más tarde), a un paso rápido. De pronto, en un principio, nos da pereza emprender la marcha. Mas una vez iniciada, nuestro mismo cuerpo se encarga de hacernos sentir los beneficios lo cual nos anima a seguir.

Para todos, además, la natación es recomendada. 

Deportes de alta intensidad no son apropiados para todos. Antes de emprender la práctica de uno de ellos, es indispensable consultar con un médico deportólogo.

La dieta.-

Tantas veces nos proponemos asumir una dieta cotidiana sana y completa... Y tantas veces las tentaciones nos hacen caer en el olvido!

Pero no es por lo tanto necesario descorazonarse. Todo nuevo intento tiene su valor. Nos acerca a la adquisición permanente de nuevos hábitos alimenticios. Recordemos lo que significa una dieta completa y saludable:

- Es aquella que incluye la mayor cantidad de nutrientes. Para lo cual es indispensable que esté compuesta por toda una gama de alimentos, que incluya productos de todos los sectores (proteínas, carbohidratos, grasas, verduras y frutas, leguminosas, cereales), que sea variada o sea que evite la repetición de un mismo alimento durante varios días seguidos.
- Es además la que se ajusta a las necesidades de nuestro organismo. Pobre en grasas saturadas, sobre todo cuando hay problemas de colesterol, corazón, diabetes, rica en vitaminas y minerales, pobre en alimentos refinados remplazados por los integrales, rica, en la medida de lo posible en orgánicos.
- Es igualmente la que se aleja de todos los excesos: cada uno despliega una actividad física y mental propia lo que condiciona, necesariamente, nuestra necesidad en energías.
- La misma dieta es apropiada si incluye cinco comidas diarias: las tres principales más las dos adicionales entre éstas. Sin omitir el desayuno.
- Es una dieta que privilegia el consumo de carnes blancas y pescados más frutos de mar en vez de carnes rojas.
- Es además la que incluye el consumo, varias veces a la semana, de proteínas vegetales. Estas, se recordará, deben ir combinadas con cereales para convertirse en proteína completas.

Contra la obesidad.-

Si bien no hay alimentos milagrosos, tampoco hay alimentos que son en sí perjudiciales y merecedores de ser completamente eliminados de la dieta cotidiana.

Lo que debe mantenerse es un equilibrio. No solo en cuanto a cantidades sino también en referencia con la calidad. Aprender a proveer a nuestro cuerpo las energías que necesita para funcionar bien y a plenitud. Los excesos conducen a errores, uno de los cuales es la ganancia de kilos inútiles.

Bien importante sin embargo es la actitud mental respecto a los alimentos. Aléjese de las ideas que se convierten en obsesión. Tales como: prohibiciones, temores, repulsiones, remordimientos. Cálculos excesivos de cantidades y calorías. Obsesiones por la báscula. Obsesiones por las apariencias y la comparación de su cuerpo con el de otras personas.

Dése la libertad de caer en la tentación de vez en cuando. Si un chocolate le pica el ojo y lo persigue hasta en sus sueños, dése la permisión de saborear una exquisita tableta. Y luego, antes de que le invadan los remordimientos, o si acaso estos le asechan, salga a caminar durante unos 30 minutos para quemar las calorías que su pecadillo le aportó...

No olvide que la obesidad es el primer paso hacia un sinnúmero de enfermedades.

Mente / cuerpo.-

Un enfoque sabio que la medicina moderna occidental ha asumido a plenitud. Todo lo que atraviesa por su mente se refleja en su cuerpo. Y viceversa, lo que sucede en su cuerpo tiene consecuencias en su mente.

De allí que sea tan importante trabajar para que su cerebro funcione bien y produzca energías positivas, llenas de buenos augurios que den lugar a anhelos y esperanzas, a satisfacciones.

Este es un campo que es importante trabajar. Si hablamos de la espiritualidad no nos referimos, precisamente, a los aspectos religiosos sino a una dimensión en la que la mente se coloca más allá de las vicisitudes cotidianas y materiales.

Sabemos que el hombre moderno está acaparado por una lucha -a veces feroz- para sobrevivir, surgir, triunfar. Pero que esa lucha no aniquile el ansia de la mente de colocarse por encima de ese diario combate. Pensar, reflexionar, meditar. Todo cuanto pueda hacer le será beneficioso tanto para su mente como para su cuerpo.

El ocio.-

Que sea este el momento de regresar a la infancia. Es decir, de realzar la importancia de los momentos de ocio, momentos que se dedique a actividades lúdicas. Le ayudan a combatir el estrés y a recordar que la vida ofrece momentos amables, que vale la pena reservar y salvaguardar. 

Y si estos momentos los puede compartir con su familia, con sus padres o hijos, con el o la compañera, tanto mejor. No dude en "perder tiempo" y entréguese con alegría a una actividad que disfrutó tanto cuando era pequeño. Es decir, al juego.

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