miércoles, 30 de marzo de 2016

El riñón de los niños



Hagamos una pausa en nuestra acostumbrada charla en torno a los alimentos y la nutrición para dedicarnos, unos minutos, a un tema inusual y poco conocido.

Hablemos de las enfermedades renales en los niños. Mucho más frecuentes de lo que se querría. Con un agravante: tantas veces silenciosas y solo aparentes cuando ya es demasiado tarde.


El mundo dedicó el mes de marzo a las enfermedades renales de niños y adultos. Porque las autoridades de salud de ese mundo están preocupadas: no existen estadísticas relacionadas con la población infantil. Pero, entre los adultos, se calcula que el 10 por ciento de ellos sufre de problemas serios en los riñones. Cifra que tiende a aumentar debido al incremento, también en el mundo, de casos de diabetes, hipertensión y de obesidad.


¡Como vemos, ni siquiera los riñones pueden escaparse del yugo de una alimentación desequilibrada!


Un niño puede verse afectado por un trastorno o una enfermedad renal a cualquier edad. Por lo general, se trata de problemas de índole hereditaria o congenital. Desafortunadamente, estas enfermedades suelen pasar desapercibidas, muchas veces sin siquiera la manifestación de un síntoma que pudiera llevar a una sospecha.


De todos modos, y este es el llamado de las autoridades de salud del mundo, sí, de todos modos los adultos no solemos pensar que un niño pueda sufrir de los riñones por lo cual posibles síntomas pasarían desapercibidos. O atribuidos a otros malestares.


Se sabe que los riñones tienen varias funciones. Una de ellas es la de filtrar la sangre. Otras son la de mantener el equilibrio hidráulico en el cuerpo, fabricar la eritropoyetina, hormona que estimula la formación y desarrollo de los glóbulos rojos, regularizar la tensión arterial y mantener la fortaleza de los huesos.


Cuando el riñón no logra cumplir una o más de estas funciones, se instala la enfermedad renal.


En los niños, ésta es atribuida. en el 40 por ciento de los casos, a malformaciones en los riñones o en las vías urinarias. En un 20 por ciento, la causa es hereditaria. En los casos restantes, la falla renal es consecuencia de distintas enfermedades entre las cuales se incluyen infecciones urinarias repetidas y frecuentes, enfermedades sistémicas como el reumatismo o el lupus, cálculos renales y trastornos metabólicos como la obesidad y la hipertensión arterial. 


Una aclaración: los niños también pueden sufrir de hipertensión arterial y se recomienda que, a partir de los 3 años, los pediatras miden la tensión arterial como práctica incluida en los controles mensuales que siguen los niños en sus consultorios.


Y la segunda aclaración: en efecto, al igual que la hipertensión arterial, la obesidad puede conducir a daños renales. Y bien es sabido que la obesidad se ha convertido en una epidemia mundial de graves consecuencias. En la actualidad, y según la Organización Mundial de la Salud, 42 millones de niños en el mundo, menores de 5 años, sufren de un serio excedente en su peso corporal.


Un temas bastante serio y preocupante. Para los padres de familia, es preciso darles a conocer las principales señales de alerta. Estas pueden aparecer con los primeros síntomas de la enfermedad. Son ellas:

- Infecciones urinarias frecuentes y repetidas. Estas causan daños severos y a veces irreversibles a los riñones
- Sangre en la orina
- Edemas en las piernas y pies sin que se hayan dado golpes o caídas
- Párpados hinchados al despertar
- Atraso en el crecimiento
- Dolores de cabeza frecuentes.

La vigilancia de los padres debe agudizarse cuando se han presentado en la familia enfermedades renales. Otra razón para estar alertas es cuando se diagnosticó, a edad temprana, diabetes o hipertensión arterial en algún miembro de la familia. También debe haber estricta vigilancia si el niño sufrió -o sufre- de una enfermedad adquirida como el lupus o el reumatismo.


Además de la vigilancia por parte de los padres hacia sus hijos, varios otros son los consejos que dan los especialistas para cuidar de los riñones de sus hijos. Entre los cuales:

- Mantener un ambiente saludable en el hogar, con una dieta equilibrada y completa
- Evitar darles al máximo "junk food", excesos de grasas saturadas, comida comprada en restaurantes rápidos de cadena
- Evitarles los excesos de sal y azúcar
- Recordarles de tomar suficiente cantidad de agua
- Aconsejarles que orinen cada vez que sientan ganas en vez de retenerse y dejarlo para más tarde
- Incentivarlos al ejercicio físico y al deporte. Un ejemplo: regalarles una bicicleta en vez de un juego electrónico
- Eliminar por completo la costumbre de automedicar a sus hijos. En caso de un trastorno o una enfermedad es imprescindible consultar con el pediatra antes de formularles un tratamiento improvisado o aconsejado por el vendedor de la droguería, o un vecino, o un amigo.

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