miércoles, 8 de julio de 2015

Tranquilizantes naturales (1)



Se encuentran entre los medicamentos más vendidos en el mundo. Los tranquilizantes, los antidepresores y los somníferos.

Y con la supuesta excusa de que no logran conciliar el sueño, de que la angustia los taladra y la depresión los asecha, millones de personas -habitantes de los cinco continentes- acuden a medicamentos porque encuentran en ellos la solución más fácil y a la mano para calmar sus ansiedades.

Sin embargo, nadie debería permitirse vía libre con productos químicos que pueden tener consecuencias y efectos indeseables. Primero, es necesario encontrar la causa y el porqué. Luego, acudir adonde un especialista para que él sea quien formule el medicamento. En este terreno, la automedicación perjudica mucho más que el mismo mal.

Desde hace varios años, los científicos han venido investigando en torno a sustancias naturales que son útiles para calmar ansiedades y angustias, para serenar y ayudar a ver las situaciones con mayor claridad. Son sustancias que, en su mayoría, se encuentran en los alimentos y que, gracias al desarrollo de la homeopatía han sido sintetizados. Para encontrarse en tiendas naturalistas.

Hace pocos días hablamos de la fenilalanina y su influencia posible en el desempeño sexual. Hoy la vamos a mirar desde otro punto de vista: su poder como tranquilizante natural. No solo actúa contra las angustias sino, además, ha contribuido -en las investigaciones- al tratamiento del dolor crónico cuya causa primordial se desconoce. 

Es así como los investigadores han anunciado resultados muy positivos en casos de depresión crónica, síndrome agudo premenstrual, condiciones de dolores crónicos entre los cuales se incluyen la artritis, migrañas y dolores de espalda así como neuralgias y dolores consecuentes de cirugías.

La fenilalanina es un aminoácido esencial que existe en los alimentos bajo dos calificaciones: la D y la L. DLPA. Se encuentra frecuentemente en alimentos proteicos, no es tóxica y puede ser utilizada con mucha facilidad.

La analgesia que produce la DLPA comienza a producirse entre el segundo y el décimo cuarto día de su toma pero s us efectos son de largo alcance. Después del tratamiento inicial -cuya duración deberá ser dictada por un médico especialista, el paciente podrá limitar la toma a pocos días por mes. Así se considera que su actuación es "ideal" ya que intensifica y prolonga la influencia de los tranquilizantes naturales que el mismo cuerpo produce (endorfinas y enquefalinas).

Hace cerca de 20 años, se descubrió que el cerebro sintetiza un grupo de hormonas con propiedades muy similares a la morfina y el opio. Estas hormonas fueron bautizadas como los opiáceos propios del cerebro. Se sabe hoy que las mismas hormonas se activan frente a situaciones de gran dolor o de estrés agudo. De hecho, es el sistema encargado de evitar durante varias horas el sufrimiento que deberían enfrentar las personas que acaban de ser heridas.

El problema en el organismo -y más concretamente en el cerebro- es que esos opiáceos tienden a ser destruidos por una serie de enzimas que se les enfrentan para evitar que actúen. 

Precisamente, la DLPA impide que esas enzimas tengan efecto sobre los tranquilizantes naturales. Con la ventaja de que es capaz de elevar los niveles de las endorfinas que, con frecuencia, descienden frente a la depresión y los dolores crónicos.

Aún si se le presenta como de fácil uso y, aparentemente sin consecuencias tóxicas, es importante que la persona que busque utilizarla busque la asesoría de un médico antes de emprender un tratamiento. Entre una de las razones principales para mantener prudencia es que, cualquier sustancia natural, incluida la DLPA, interviene en la química del cerebro. Por ejemplo, podría bloquear la producción de serotonina lo que, entre otras consecuencias, puede llevar a un desequilibrio nutricional

Para citar unos pocos casos, no debería ser tomada durante el embarazo, ni por personas que sufran hipertensión arterial o trastornos renales. Es natural pero, de todos modos, es un medicamento. 

Para recordar

Alimentos que contienen fenilalanina:
- Almendras
- Manzanas, bananos, piña
- Aguacate
- Perejil, tomates, espinacas, remolacha
- Fríjoles
- Carne de res, de pollo y pescado (arenque)
- Huevos
- Queso cottage
- Chocolate
- Soya
- Leche

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