lunes, 12 de octubre de 2015

La protección de las células



La verdad es que son infinitesimales. Tan supremamente pequeñas que, por supuesto, no se pueden ver al ojo. Y aún así son de una importancia indescriptible. Basta con decir que son ellas las que componen cada milímetro de nuestro cuerpo.

Ellas son las células. Que se alimentan a través de nuestra propia alimentación, que nacen, crecen, mueren y se regeneran. Así es el lógico funcionamiento del organismo. A menos que se produzcan superproducciones -que den lugar a un cáncer- o mueran de manera definitiva y abran la puerta a una necrosis o a la muerte.

Las células tienen su propia organización. Y para asegurar su propia protección, están dotadas de un verdadero ejército de defensa. Como todo ejército que se respeta y es eficiente, el de las células consta de una doble clasificación. Dos sistemas absolutamente indispensables. El primero de ellos tiene que ver con la defensa contra los radicales. El segundo trabaja gracias a las proteínas del estrés.

Veamos los detalles: cómo actúan y adónde se nutren.

Defensa contra los radicales.-

Nos permite neutralizar o desactivar las moléculas perjudiciales para la salud. Este sistema puede adquirir poder mediante una alimentación satisfactoria, completa y diversa, o mediante la toma de complementos nutricionales, sobre todo si existen carencias o se presentan circunstancias específicas que llevan al déficit de micronutrientes que son a la vez antioxidantes.

Existen dos niveles en este sistema de defensas:

- En el primero, intervienen moléculas conocidas como enzimas, encargadas ellas mismas de desactivar componentes sumamente oxidantes, los llamados FRO o formas reactivas del oxígeno. 

Algunos micronutrientes son indispensables para que estas moléculas puedan cumplir su tarea. Se trata del cobre, el zinc, el manganeso, el selenio y el hierro. Cualquier carencia en estos minerales tendrá una marcada incidencia negativa en la eficiencia del sistema defensivo antioxidante. 

- En el segundo nivel, intervienen cazadores directos de los radicales libres. Estos son los encargados de neutralizar los FRO. Los cazadores provienen de nuestra alimentación: antioxidantes que se encuentran en abundancia en los alimentos y que juegan un papel fundamental y complementario para nuestra protección. Algunos de ellos son absolutamente imprescindibles: el selenio, los carotenos, los polifenoles, las vitaminas E y C y la coenzima Q10.

Es importante recordar que los polifenoles son moléculas producidas de manera natural por las plantas que protegen contra algunas agresiones: los insectos, el moho, distintas enfermedades. Son estas moléculas las que les dan a los vegetales su color. El ser humano es incapaz de producirlas y solo las podrá obtener a través del consumo de los vegetales.

En el mundo vegetal, varios miles de estas sustancias han sido identificadas. Entre las más conocidas se incluyen la curcumina, extraída de la cúrcuma, la epigalocatequina proveniente del té verde, el ácido elágico de los frutos rojos, las índoles de los repollos, el resveratrol dado por el vino rojo y el chocolate negro, la quercetina de las alcaparras y la cebolla roja.

Los polifenoles son protectores sumamente poderosos que intervienen en la prevención de algunas enfermedades como la aterosclerosis, las enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y la prevención de algunos cánceres.

Por otra parte, varios estudios demostraron su eficiencia para controlar la diabetes tipo 2 y que podrían jugar un papel importante para proteger contra degeneraciones neurológicas como las enfermedades de Parkinson y Alzheimer. Cierto o no, de todos modos protegen nuestra capacidad cognitiva y nuestra visión.

Otras vitaminas como las del grupo B participan también de manera directa o indirecta en la protección de nuestras células.

Las proteínas del estrés.-

Este es el segundo sistema de defensa de nuestras células. Utiliza las proteínas del estrés por cuanto éstas se encargan de eliminar o de restaurar las sustancias alteradas por diversas agresiones causadas por la oxidación. 

Gracias a este sistema, nuestro organismo se recupera con mayor rapidez y de una manera más eficiente. 

Este sistema es estimulado gracias a la toma de alimentos con altos contenidos nutricionales. Entre ellos, deben encontrarse fitonutrientes (que incluyen los polifenoles) y todos los antioxidantes que son aportados por frutas y verduras frescas. Ojalá obtenidas de cultivos orgánicos y ojalá también recolectadas y compradas de las últimas cosechas.

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