El colon irritado sigue siendo una de las dificultades más frecuentes entre hombres y mujeres, profesionales, cargados de responsabilidades, luchadores y, con tanta frecuencia, vencedores.
De hecho, es un trastorno que parte de la carga de emociones y ansiedades, de muchas responsabilidades acumuladas, tantos afanes y metas por alcanzar. No suele ser el mal de personas sedentarias que toman la vida a paso lento y tranquilo.
El colon es como una esponja que absorbe las emociones. Se altera a la par con el estado de ánimo y los afanes. Con las preocupaciones y las ansiedades. En vísperas de la entrega de un trabajo importante, o en momentos en que es imprescindible destacarse -no solo en el ámbito laboral sino, además, a nivel personal- ese pedazo de intestino grueso comienza a pegar alaridos. Que van acompañados de toda clase de malestares, desde diarreas y flatulencias hasta dolores y no pocas veces reflujos y náuseas.
Por supuesto, estas personas que lo sufren tienen todo un arsenal de medicamentos. Que sirven, la mayoría de las veces, a calmar las crisis y a apaciguar el intestino. Pero que no suelen curar. El colon irritado acompaña a su víctima como un amigo demasiado fiel pero tan ingrato...
Una de las maneras de mejor lograr que el colon se tranquilice está en la alimentación. Por supuesto, cada persona difiere de la otra. Sin embargo, aquí va una serie de consejos que pueden ser útiles. Vale la pena ponerlos en práctica.
1) Más verduras.-
Crudas o cocinadas, las verduras aportan cantidades de fibra alimentaria y de minerales que alimentan la flora intestinal y ayudan a la digestión y al tránsito intestinal. Se tiene en cuenta que el colon irritado lleva con frecuencia al estreñimiento (no solo a la diarrea). Se recomienda que las verduras ocupen las 2/3 partes de su plato.
Si usted no acostumbra incluir verduras en su dieta cotidiana, comience con pequeñas cantidades y vaya aumentándolas paulatinamente. En un primer momento, son más recomendadas las verduras cocinadas que las crudas.
2) Las frutas.-
Evite consumir las frutas junto con las comidas pues tienen tendencia a fermentarse y producir flatulencia. Déjelas para comerlas entre las principales comidas.
Con dos o tres frutas que incluya en su dieta cotidiana es suficiente. Procure que estén maduras y evite las ácidas. A veces, los cítricos pueden irritar el intestino. Si es su caso, evítelos.
3) La cafeína.-
El café y, en general, las bebidas que contienen cafeína agreden el intestino. Es preferible limitar su consumo. Si sufre de diarrea, es aconsejable eliminarlas.
Si usted es amante del café y le es difícil suprimirlo, comience por disminuir el número de tazas que suele tomar. Hasta lograr limitar el consumo a una taza diaria.
4) El gluten.-
La intolerancia al gluten puede despertar la irritación en el colon. No es necesario que usted sufra de la enfermedad celiaca para que esto ocurra. El gluten es una proteína presente en algunos cereales, entre los cuales, en primer lugar el trigo.
Otro consejo que se le da cuando sufre de colon irritable es el de consumir cereales integrales, quinoa y trigo sarraceno. Aportan azúcares lentos que se digieren con mayor facilidad, vitaminas y minerales y, sobre todo, fibras benéficas para el tránsito intestinal.
5) Leguminosas.-
Popularmente se desaconseja el consumo de leguminosas cuando está el colon irritado. Sin embargo, si le es posible digerirlas, hágalo pues son muy ricas en nutrientes benéficos para el aparato digestivo.
Hablamos de lentejas, garbanzos, fríjoles, arvejas secas. Todas ellas se hacen más fácilmente digeribles si usted las deja en remojo durante la noche anterior a su cocción. Si esto no es suficiente para que usted las pueda digerir, ensaye la siguiente fórmula: cambie el agua del remojo y ponga la leguminosa a cocinar en una agua nueva. Cuando comienza a hervir, deseche esa segunda agua nuevamente y utilice un agua nueva. Puede perder algo de minerales pero, por lo menos, las podrá consumir sin que le hagan daño.
6) Pescado vs. carnes.-
Tanto el pescado como los frutos de mar son tolerados mejor por el intestino que las carnes rojas. Les siguen, en ese orden, las carnes blancas de las aves.
Coma de preferencia pescados pequeños grasos como las sardinas. Son ricas en ácidos grasos omega 3 que poseen poderes antiinflamatorios.
7) Adiós a los fritos.-
Frituras, asados sobre carbón, alimentos cocinados a muy altas temperaturas producen compuestos tóxicos.
Prefiera los alimentos cocinados al wok, al vapor, o sancochados en muy poca agua. También los puede preparar asados sobre una paila o en el horno. Una vez listos, agrégueles las especies como el comino y la cúrcuma, hierbas aromáticas como la hierbabuena o el tomillo, y aceites vegetales -con preferencia para el de oliva- que aportan omega 3, ácido que, como vimos, tiene propiedades antiinflamatorias.
8) Mastique, mastique.-
El afán es uno de los grandes enemigos del colon. De allí que tantas personas que tienen apenas media hora, o quizá una hora para almorzar, sientan que su colon se irrita y suelen tener digestión deficiente.
La digestión comienza en la boca, cuando el alimento se mezcla con la saliva. Haga un esfuerzo de paciencia... Mastique muy bien cada bocado. Una persona decía que se debía masticar cada bocado por lo menos 30 veces antes de tragarlo...
Otra ventaja de comer despacio es que siente saciedad más rápido lo que le permite comer de manera pausada e inteligente, sin atiborrarse de bocados desordenados.
9) ¿Lácteos?
Algunas personas los digieren muy mal. No siempre sufren de intolerancia por al lactosa. Simplemente les caen mal.
En alternativa es la de consumir derivados de la leche como el yogur y los quesos. Si tampoco los digiere y le causan flatulencia e inflamación, limítelos o francamente elimínelos de su dieta. Remplácelos por jugos de fruta o vegetales, o leches de soya, almendra, arroz, enriquecidos con calcio.
Una vez que se ha calmado el colon, se puede reiniciar el consumo de lácteos. Comience con quesos y yogur producidos con leche de cabra u oveja.
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