Que se encuentran microbios en un baño es casi obvio y casi inevitable. Microbios y además hongos.
Pero, por lo menos, esos microorganismos no suelen producir infecciones intestinales o gastroenteritis. Son sumamente desagradables, repulsivos, diría, pero rara vez atentan contra su salud.
No sucede así cuando se encuentran en la cocina, en la alacena, alrededor de los platos y ollas. De esos sí hay que defenderse "a capa y espada". En todos los rincones están acechando, listos para atacar. Porque ellos, aunque no los veamos, no descansan. Están siempre en posición de combate. No saben lo que significa ser inocuos. O inofensivos. Muchos menos compasivos!
Microbios y hongos. Son sobre todo bacterias las que acaban causando las infecciones en el tracto digestivo. Infecciones que pueden ser muy serias hasta el punto de enviar a quien las sufre a un servicio de urgencias.
¿Cuál es el rincón preferido de los microbios? Aunque se les puede encontrar en cualquier superficie o rincón, su lugar de predilección está en la nevera, en el lavaplatos, en la mesa o mesón. Y, algo que no acostumbramos considerar, en las esponjas -o esponjillas y cepillos- con las que lavamos los platos, y en los limpiones con los que los secamos y en aquellos con los que limpiamos la mesa, las hornillas y demás superficies de la cocina.
En general, todos actuamos de acuerdo con las normas de la higiene. Pero no siempre cumplimos todos los pasos para completar el aseo adecuado. Muchas veces, y confesemos el error, abusamos del jabón pensando que las cosas quedarán más limpias, así como también abusamos de los desinfectantes.
A este propósito, no son pocas las veces en que omitimos el jabón y simplemente lo remplazamos con un desinfectante! Con lo cual quebramos una regla básica: no es posible desinfectar sin antes haber lavado!
¿Y qué decir de la nevera? Allí sí que se amontonan las bacterias y, por supuesto, los hongos! Pensamos, erróneamente, que el frío los mata mientras nos protege de semejante invasión. Erróneamente porque también hay microbios a los que les fascina el frío...
¿Cómo llegan a la nevera, nos podemos preguntar? Por una vía muy sencilla: cuando guardamos nuestras compras sn antes haberlas limpiado. Verduras y frutas, por ejemplo, que guardamos en los cajones son antes lavarlas lo que, en consecuencia, implica que lleguen con toda la suciedad que las suele acompañar. Sin querer ser tenebrosos, pero ¿ha tratado alguna vez de imaginar por cuántas manos pasaron las manzanas y las zanahorias antes de que usted las encuentre en el mercado y las lleve a su nevera? ¿Seremos tan inocentes que pensamos que todas esas manos estaban limpias?
Pero volvamos al inicio de nuestra charla. De hecho, ya habíamos mencionado que es indispensable mantener estrictas normas de higiene cuando manipulamos algunos alimentos. Los recordamos: carnes blancas y rojas, pescados y frutos de mar, lácteos. Recordemos también normas básicas:
- Nunca mezclar los alimentos entre sí;
- Lavar con jabón y luego desinfectar todos los utensilios y superficies que estuvieron en contacto con cualquiera de esos alimentos;
- Mantenerlos en la nevera hasta el momento en que se van a cocinar;
- Y allí, en la nevera, separarlos del resto de los productos que ha guardado;
- Si las cantidades preparadas son superiores a las que se consumieron, guardarlas de nuevo en la nevera. El plazo permitido sin correr riesgos es de dos, máximo tres días;
- Si piensa que no se van a consumir en ese lapso de tiempo, es preferible congelar en porciones convenientes según el número de comensales a quienes les ofrecerá el alimento.
Miremos ahora otros artículos que intervienen en la preparación de los alimentos o en la limpieza de los utensilios.
- Esponjas: Las que utiliza para lavar los platos, cubiertos, vasos, tazas. Ollas, sartenes, tablas para recortar, etcétera.
Es conveniente tener dos esponjillas distintas: una para platos, cubiertos, vasos y tazas, y la segunda para ollas y demás recipientes utilizados en la preparación.
Una vez que haya utilizado la esponjilla, recuerde lavarla bien, con jabón y agua caliente, y si lo desea, agregar un poco de desinfectante. Algunas personas las agregan a la losa que ponen en la máquina de lavar la losa, decisión que es bastante adecuada.
Recuerde cambiar con frecuencia la esponjilla.
- Limpiones o trapos para secar:
Son igualmente un refugio bien amado de los microbios. Porque, de todos modos, atrapan suciedad así sea cuando se les cuelga después de utilizarlos.
Lo ideal es cambiarlos todos los días. Con ello, se evitan riesgos de infecciones. Otra solución, que podría ser ideal siempre y cuando esté en las posibilidades de sus bolsillos, sería la de remplazar el limpión o trapo para secar por papel absorbente desechable. Dirán algunos que no es ecológico, lo cual es hasta cierta medida cierto. Pero es prudente, sobre todo cuando hay bebés, niños y personas ancianas o delicadas de salud, vulnerables.
Es de más recordar que esos limpiones deben utilizarse únicamente para secar la vajilla y las ollas y demás utensilios. Jamás deben utilizarse para las superficies, lavaplatos y demás.
- Más trapos:
Por supuesto, están los que se han de utilizar para las distintas superficies, sobre todo las mesas, y los que serán para el piso.
Podría pensarse que es obvio más no lo es para todos! Y en ese terreno sí que pululan las infecciones! No sólo es indispensable estarlos lavando después de cada uso sino que es menester acudir a un detergente más fuerte que el utilizado para los utensilios de la comida.
No nos engañemos: sin caer en una obsesión, sí es indispensable hacer prueba de imaginación y disciplina si se quiere evitar las infecciones.
Recuerde que hay productos que pueden ser aliados a la hora de la limpieza. Entre éstos, el vinagre blanco. Algunos llegan a considerarlo como más efectivo que el mismo cloro u otros desinfectantes químicos. De todos modos, es bueno, y le puede ayudar aún para desinfectar las verduras como la lechuga y las aromáticas, hierbabuena, perejil y otras.
Otro consejo: evite dejar en la cocina trastos sin lavar. Los residuos que quedan en ollas y platos o cubiertos degeneran en bacterias y ya sabemos que éstas no son sus amigas. Sino que están al asecho para atacar...
Y algo más: es mejor desechar un alimento si no está convencido de su idoneidad antes de exponerse usted, y su familia a enfermar por infección y descuido.
Es cierto que no todo el mundo tiene suficiente tiempo para ser minucioso. Por lo menos, hay que intentarlo. No lo lamentará.
Ya no caben dudas: el desempleo, las dificultades económicas, el estrés son causas de la aparición del cáncer.
A nivel mundial tampoco caben dudas porque investigaciones adelantadas en 70 países lo comprobaron: la crisis económica, financiera, fue causante de más de medio millón de muertes por cáncer en el mundo. Entre otras razones, porque numerosos fueron los gobiernos que tuvieron que modificar y reducir la atención pública en salud así como las campañas de prevención contra el cáncer.
Los estudios se adelantaron con base en las estadísticas suministradas por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud hasta comienzos del 2010. Aunque, de todos modos, y aún si no fueron incluidas en la investigación, se lograron cifras de años posteriores. Para concluir que el cáncer sigue siendo la primera causa de mortalidad en el mundo y, de acuerdo con las investigaciones, en el año 2012 la enfermedad cobró la vida de 8.2 millones de personas. Las cifras pueden ser superiores: existe un gran subregistro en el mundo. Y los investigadores piensan que la mortalidad total puede ser bien superior.
¿Cómo pudo influir la crisis financiera mundial?
Por una parte se observó que, en más de 70 países de los distintos continentes, los gobiernos tuvieron que proceder a drásticos recortes en los presupuestos de salud. Esta situación significó un significativo descenso en la atención pública en salud. Las cifras lo confirman: un incremento del desempleo de menos de 3 por ciento fue asociado con una muerte suplementaria por cáncer por cada 100.000 habitantes. Así mismo, un recorte de 1 por ciento en los presupuestos oficiales para la salud fue asociado con 0.0053 muertes suplementarias.
Se dan dos ejemplos: los recortes presupuestales ocasionaron 18.000 decesos suplementarios en un año mientras que, en Francia, las muertes contabilizaron 1.500 personas. En cambio, países como Gran Bretaña y España que mantuvieron sus presupuestos estatales en salud no registraron decesos suplementarios entre los años 2.008 y 2010.
Varias son las explicaciones dadas en el estudio. Una de ellas es que, en los países que hicieron recortes generales en los cuidados de salud, los particulares tuvieron que financiar con sus propios recursos estos cuidados. Realidad que se vio obstaculizada por los altos porcentaje de desempleo que se registraron -y siguen registrando- durante la crisis financiera.
De hecho, el desempleo originó entre los ciudadanos muy serias dificultades para recibir la adecuada atención en salud. Hasta el punto de que se observaron mayores decesos en cánceres para los cuales existen tratamientos muy eficaces como lo son el cáncer de seno, próstata y colorectal.
Las observaciones se basan en el hecho de que existen dos categorías entre los cánceres: la primera incluye los cánceres que pueden ser tratados con resultados de curación y sobrevida superiores al 50 por ciento, y los que son incurables que tienen una tasa de curación de 10 por ciento. Fue precisamente entre los enfermos incluidos en la primera categoría que se registró el mayor número de decesos.
Varios años atrás se comenzó a hablar de la relación que existe entre la enfermedad del cáncer y el estrés. Una de las explicaciones dadas es que, en los estados de estrés intenso, las defensas del organismo bajan y el cuerpo pierde su facultad para frenar y combatir las enfermedades.
Pero no es únicamente con el cáncer que el estrés y las dificultades económicas actúan en perjuicio de las personas. Numerosas investigaciones comprobaron la relación que existe entre el desempleo y los recortes presupuestales frente a la salud mental y física.
Una de las investigaciones, adelantada en 63 países, estableció que, el desempleo lleva al suicidio, cada año, a 45.000 suicidios. En un alto porcentaje, el estrés y el desempleo habían llevado al consumo abusivo de bebidas alcohólicas. Otra de las investigaciones confirmó que, entre los desempleados, se presenta un incremento de mortalidad tres veces superior a la que se nota entre las personas que tienen trabajo. Entre las principales causas de las defunciones se anotaron los accidentes cardio y cerebrovasculares y las enfermedades crónicas, como el cáncer.
No le voy a explicar lo que es el NEAT antes de hacerle dos o tres preguntas.
¿Es usted de las personas que ganan 500 gramos de peso con tan solo pasar al frente de una pastelería? ¿O detenerse frente a una heladería?
¿Es usted de los que se ponen verdes (de la envidia) cuando están con una persona que devora cantidades de todo y se mantiene sílfide, sin ganar un gramo de peso? ¿O se atora cuando escucha a un amigo que se desespera porque es delgado como un espárrago y, por más que coma ponqués, helados, galleta, fritos etcétera, no logra subir de peso, ni siquiera de unos gramos?
Entonces a usted sí le va a interesar lo que es el NEAT. Porque le va a calmar la ansiedad de ser presa fácil de los kilos. Entenderlo no lo va a ayudar a comer más haciendo caso omiso del peso pero, por lo menos y aún sabiendo que es una "injusticia", verá que usted no es culpable.
Pues bien. El NEAT son las iniciales de la expresión inglesa Non Exercise Activity Thermogenesis. Lo que significa, en palabras no sabias, la energía que se pierde mediante la actividad física no voluntaria.
Significa esto que es la energía que usted gasta con los gestos cotidianos, mecánicos, involuntarios. Tales como las diversas gesticulaciones que hace en todo momento, las contracciones musculares espontáneas, el esfuerzo (no buscado) para mantenerse de pie, o sentado, o recostado, para no jorobarse ni torcer la espalda, para peinarse o cepillarse los dientes, bañarse, calzar los zapatos y anudarlos si tienen lazo... Para servirse el café o pelar una naranja... En fin, todos los movimientos que se hacen a lo largo del día -y mientras se duerme- sin que signifiquen una rutina de ejercicios en el sentido estricto de la expresión.
Precisamente es el NEAT el que explica por qué personas que son consideradas como grandes comedores nunca engordan. Ni necesitan hacer dietas ni privarse de la más mínima porción de comida, así sea la más calórica que se pueda tener entre manos.
Ellos son los que se podrían denominar como los grandes comedores delgados. Que pertenecen tanto al género masculino como al femenino.
Investigadores americanos desarrollaron un estudio con 16 voluntarios no obesos. Eran 12 hombres y 4 mujeres a los que sometieron, durante ocho semanas, a una dieta de "sobre alimentación". A todos ellos se les ofrecían preparaciones y alimentos que les aportaban 1.000 calorías suplementarias a lo que sus cuerpos necesitaban, Se recuerda que los promedios diarios de ingesta de calorías es de 1.800 a 2.000 para las mujeres y de 2.100 a 2.500 para los hombres, ninguno de ellos sedentarios sino, más bien, todos ellos con actividades normales.
Con la sobre alimentación, todos ellos mantuvieron un mismo programa de actividades físicas y se sometieron a una serie de test y exámenes que permitieron evaluar tanto sus gastos energéticos como la ganancia de masa de grasa.
¿Resultado? La grasa acumulada y dejada en reserva varió de 1 a 10 según las personas. Algunos ganaron 360 gramos de peso mientras que, para otros, la ganancia alcanzó los 4.3 kilos!
¿Cómo podría explicarse semejantes diferencias?
Para lograrlo, se estableció el NEAT. Con el que se pudo confirmar que cada persona quema las energías de una manera personal, distinta, aún si no se lo propone voluntariamente mediante un programa de ejercicios y actividades.
Este NEAT, ya se ve, varía de una persona a otra. Fue así, en el curso de la investigación, que se confirmó que algunas personas, de manera involuntaria e inconsciente, pierden gran des cantidades de energías -o calorías- lo que les vale el denominador de grandes comedores delgados.
Por ejemplo, uno de los participantes en el estudio, con el mayor índice NEAT del grupo, quemaba cada hora energías tan altas que hubieran equivalido al desgaste registrado si se hubiera dedicado a una marcha de un cuarto de hora a velocidad alta y paso sostenido.
Valga una aclaración: en términos generales, las mujeres presentan un índice de NEAT inferior al de los hombres. Lo que significa que, de manera involuntaria, ellas queman menos calorías que los hombres.
¿Existe alguna manera de cambiar el NEAT?
Desafortunadamente para quienes sufren frente a las vitrinas de las pastelerías, no es posible modificarlo. ¡Cada uno de nosotros tiene su índice particular para quemar las energías por el simple hecho de vivir!
Entonces cabe acá lo que hemos mencionado en múltiples oportunidades anteriores. Para los que somos víctimas y presas fáciles de los kilos -¡presas apetitosas!- solo nos queda alejarnos del sofá, aniquilar y ahuyentar de nuestras vidas el sedentarismo y acostumbrarnos a una rutina de actividades físicas.
Y tener siempre presente una realidad básica: entre más gastamos energías menos grasa amontonamos. Mientras que, entre más calorías consumimos, más grasitas se adhieren a nuestras caderas, estómagos, nalgas, muslos, etcétera.
Ya terminamos nuestra charla así que, ahora mismo, vayamos a caminar. No solo perderemos calorías si mantenemos un paso rápido sino que, además, ayudará a despejarnos la mente de tanta cucaracha intrusa y malvenida!
Cuando estudiaba en el colegio, tenía una compañera con una memoria tan prodigiosa que se había aprendido el anuario telefónico y lo podía recitar una y otra vez. Con todos los detalles: número, dirección y, casi, la página...
Es cierto que, a esa época -muchas décadas atrás- la ciudad era mucho más pequeña y sus habitantes, sobre todo los que tenían teléfono, mucho menos numerosos. Pero, de todos modos... Hay que reconocer que esos son casos excepcionales, es cierto. Pero nos deberían hacer pensar en que todos deberíamos trabajar para fortalecer nuestra memoria. Sin embargo, hoy, el mundo moderno y la tecnología que ha invadido la totalidad de nuestras vidas se han convertido en una casi enemiga de la memoria.
Y todo lo sabemos: ya ni siquiera nos damos el trabajo de memorizar un número de teléfono ya que queda inscrito en la memoria del celular... No buscamos recordar las citas porque tanto el computador como el celular se encargan de ello. Hasta la lista de las compras queda inscrita en alguno de los artefactos que nos acompañan a toda hora...
Y la memoria, igual que el cerebro, son como músculos: entre menos se trabajan más se anquilosan, más se arrugan, menos ágiles y hábiles son.
De todos modos, a todos nos pasa: olvidamos adónde dejamos la cartera, las llaves o las facturas. Más de una vez confundimos los caminos y nos desorientamos. En tantas ocasiones no logramos recordar el nombre de la persona que cruzamos, así haya sido nuestro vecino de larga data!
Pero esto no nos permite precipitarnos en los brazos de Alzheimer. Sin pretender consolarnos, digamos que son descuidos, andamos distraídos, tenemos la cabeza abarrotada de demasiada información y muchas novedades. Lo que sí, y ya lo anotamos, nos debe hacer pensar que la memoria necesita, exige, que la trabajemos. No nos perdona que la descuidemos. Porque se aja y se pierde.
Y sí es una lástima no aprovechar un don que la naturaleza nos hace desde aún antes de nacer. Las investigaciones han confirmado que el feto, en el vientre de su madre, tiene la capacidad de memorizar los olores, el tacto, el sabor y el sonido de su madre.
La memoria tiene su sede en el hipocampo, en el cerebro. Pero, ¿sabía usted que el cerebro está compuesto en un 80 por ciento de agua? Lo recordamos porque, en caso de deshidratación o de falta de agua, la memoria también sufre.
Aquí entramos al campo de la nutrición: es imprescindible asegurar una adecuada hidratación del organismo. Para ello, no basta con tomar los aconsejados dos litros diarios de agua sino que se hace preciso, además, consumir los alimentos ricos en agua como las verduras y las frutas. La memoria se beneficia con ello.
Pero no es otro: además del agua, e l cerebro es un tremendo glotón de oxígeno hasta el punto de acapararse el 20 por ciento del oxígeno que ingresa a nuestro organismo. Con el fin de garantizar una óptima oxigenación, existen muchas actividades que se pueden cumplir. Tales como caminatas al aire libre, en ambientes por supuesto no contaminados, paseos al borde del mar o en la montaña, a campo abierto... Sin olvidar que la vía más cercana a nosotros, citadinos, es la de practicar un deporte o mantener una rutina de ejercicios. Además de recibir oxígeno, la actividad física incentiva la liberación de endorfinas, hormonas que favorecen la concentración y, con ésta, la memoria.
Vayamos un poco más lejos. O, para decirlo mejor, devolvámonos al camino de nuestros primeros años de vida. Cuando todavía en los colegios no se encontraban ni calculadoras ni computadores. Cuando se utilizaban el lápiz, el esfero o el estilógrafo -o pluma-, cuando teníamos cuadernos y libretas de apunte. Se ha comprobado que escribir a mano estimula las zonas del cerebro que tienen que ver con la reflexión, el lenguaje y la memoria.
Es cierto que el computador es como un mago. Los aparatos de fotografía también. Ellos se encargan por nosotros de conservar todo lo que nuestra memoria en otros tiempos almacenaba! No significa esto que no los debamos utilizar y a veces abusar de ellos, sin embargo recordemos que la observación de nuestro alrededor, la reflexión, los cuestionamientos, el diálogo siguen siendo útiles para conservar una memoria íntegra. Son como el aceite con el que se lubrican os mecanismos de la memoria.
Y ya que hablamos de aceite, entremos de lleno en la nutrición. Porque ésta también tiene su parte de responsabilidad en cuanto a cerebro y memoria se trata. Muchos alimentos tienen la fama de combatir el envejecimiento. Fama bien merecida a veces.
Estos alimentos están a nuestro alcance. Pueden constituir parte de nuestra dieta cotidiana. Se incluyen entre ellos los frutos secos como las nueces, y las semillas como las de ahuyama. Otros consejos son:
- Remplazar la carne roja por peces y frutos de mar que son ricos en ácidos grasos poliinsaturados, y proteínas de muy alta calidad. Entre ellos el salmón, el arenque, las sardinas y el atún, la caballa,
- Remplazar la leche de vaca por la de oveja o cabra;
- Privilegiar las verduras y frutas conocidas por su riqueza en fibras y antioxidantes.
- "Abusar" de alimentos ricos en vitamina C y, por ende, en antioxidantes como los frutos rojos, los cítricos, las repollitas de Bruselas y los repollos, el brócoli;
- También "abusar" de alimentos ricos en vitamina E, también antioxidante, como las papas, las semillas de ahuyama y de girasol, sin olvidar el ajo, las almendras, las berenjenas, remolachas, champiñones, limones, espinacas, kiwi y manzana;
- Completar las reservas con una buena dosis de magnesio gracias a las verduras de color verde y de hojas grandes, el chocolate negro. El magnesio contribuye a incrementar las sinopsis o terminaciones nerviosas en el cerebro encargadas de transmitir las informaciones.
Como se ve, los hábitos y el ritmo de vida influyen en la conservación de la memoria. Podemos mantener hábitos sencillos pero que nos ayudan, tales como una breve siesta al mediodía, o una caminata al aire libre durante la pausa del almuerzo.
Así mismo, un consumo moderado de café es benéfico ya que estimula la memoria a largo plazo y mejora la memoria visual. Otro consejo es el de fomentar la alegría y la risa. Y, por supuesto, la lectura. Un buen libro no solo mejora las facultades cognitivas sino que ayuda a imaginar, comprender, memorizar. O sea que pone el cerebro a trabajar.
Una vez más se nos coló un tema que no tiene nada que ver con la nutrición. Aunque, si bien no se relaciona con el Bien Comer, sí tiene muchísimos enlaces con el Bien Estar.
Se trata de la autoestima. Es decir, quererse a sí mismo. No demasiado porque se convierte en presunción, orgullo y actitudes que muchos acaban por detestar. Ni demasiado poco porque entonces quedan situaciones chuecas y mancas. Que sea en una justa medida, que le permita disfrutar de su vida sin andar con escondites para que otros no lo vean ni usted vea a los otros.
Nos damos cuenta hoy que el concepto de la autoestima se encuentra un poco en todas partes: tanto en las publicaciones, en especial las de temas femeninos y de familia, como en el cine, la televisión y las conversaciones. Nos relaciona con el juicio global que usted tiene de sí mismo, sea éste negativo o positivo.
Existen muchos casos en que, ya siendo la persona adulta, agresiones y fracasos en su vida corroen la visión y el concepto que tiene de sí misma. Sin embargo, por lo general, todo suele comenzar en el curso de los primeros años de vida. Porque es entonces cuando se establecen las bases de lo que serán la personalidad, los principios, el carácter.
De allí la responsabilidad de los padres. Del concepto que éstos se forman en torno a su hijo y, sobre todo, de la actitud que mantienen frente a él, de la opinión que emiten sobre las capacidades del niño (a). Con ello, el pequeño recibe casi directrices: si usted aprueba y anima, se siente propulsado a actuar. Si usted critica de manera negativa, lo coarta y, como se diría, le corta las alas hasta acomplejarlo.
Es indispensable que usted, como padre o madre, conozca muy bien sus capacidades, sus fortalezas y debilidades. No solo las conozca sino que le transmita a su hijo (a) las bases para que él mismo tome consciencia de quien es y como es. Por supuesto, es necesario que le transmita el deseo de superarse, de ser siempre mejor, sin embargo, es un gran error inculcarle, bajo presión, objetivos irrealizables. Demasiado afán y/o demasiado desinterés, todo tiene consecuencias sobre el futuro.
Hasta crear en él o ella una muy baja autoestima. Esta siempre acarrea consecuencias, produce malestar pero también complica las relaciones con los demás. Ya lo sabemos: la poca autoestima deja una frustración permanente, crea sentimientos de culpabilidad, produce desvalorización de la imagen. La impulsividad y la timidez son fallas del comportamiento que ponen en peligro la felicidad y la realización de una persona, tanto en el campo profesional como en el personal.
Con un detalle adicional, bastante serio: una estima pobre de sí mismo desemboca con frecuencia en comportamientos agresivos, depresiones, adicciones a la droga o el alcohol, desequilibrios y trastornos alimenticios como bulimia o anorexia.
En el sentido inverso, la súper valorización de sí mismo lleva a actitudes de soberbia, potencialmente peligrosas ya que la persona, autosuficiente, se cree fuera de todo riesgo y peligro.
Lo vemos: la prudencia es indispensable cuando se trata de un hijo o hija. La prudencia en la relación así como, además, el sistema que usted haya optado para dirigir su educación. Usted puede ser permisivo (a), autoritario (a) o liberal, necesariamente esto tendrá influencia sobre el juicio que el niño tendrá de sí mismo. Esta influencia seguirá rigiendo aún cuando el o la joven vuelen con sus propias alas y que, con una mayor autonomía, el juicio de los demás lo afecte menos.
Un niño es como una obra en construcción, en la que todo está por hacerse. Es como una promesa que se cumple o se frustra. Y en ello su actitud, como padre y como madre, juega un papel importante, fundamental. En ese terreno, se plantean orientaciones que los sicólogos y pedagogos formulan. Tales como:
- La necesidad de que usted establezca normas estables que transmitirá con mucha claridad.
- Es igualmente indispensable que su hijo (a) comprenda que el no cumplimiento de esas normas acarrea consecuencias. Pero, a la vez, será oportuno que las consecuencias no sean motivo de temores desproporcionados en el niño (a).
- En la medida de lo posible, déle a su hijo la oportunidad de escoger, de seleccionar, de emitir su propia opinión.
- No es necesario ni útil imponerle lo que usted piensa, cree, quiere. No tendrá respuestas positivas si usted le exige que se dedique al fútbol si él desea jugar al tenis. O que usted le compre piano y le ponga profesor cuando lo que quiere es tener una caja de pinturas, crayolas, lápices de color y muchos cuadernos para dibujar.
- Al aprobar sus gustos y aceptar sus propias opciones, usted estará poniendo las bases para que el niño adquiera confianza en sí mismo. Por supuesto, se habla de gustos y opciones aceptables, aún si contradicen lo que usted piensa o desea.
- Conviene que pueda manifestar sus emociones, transmitir sus ideas y todo cuanto quiera darle a conocer. De allí se puede establecer un diálogo que será muy constructivo para las dos partes.
- Este es un punto indispensable: que nunca se rompa el diálogo entre padres e hijos. Muchas veces, corresponde a los padres abrir su horizonte para que penetren las novedades propias de otras generaciones. En este caso, las de sus hijos. No es fácil pero sí es muy importante.
- Cuando se llegue a un acuerdo en torno a sus aspiraciones, trate de poner a su disposición todas las ayudas materiales e intelectuales que pueda ofrecerle. Así le ayudará muchísimo a alcanzar sus metas.
- Déjelo actuar: precisamente, cuando se enfrente a la realidad, con éxito o fracaso, recibirá grandes e importantes lecciones. Una nueva sabiduría que le hará ver lo que es capaz de hacer y alcanzar o lo que no es capaz y debe cambiar. Aprenderá a mejor conocerse y, así, a aceptarse como es.
- Esta confianza en sí mismo, que usted le habrá ayudado a labrar, es esencial para relacionarse con los demás, para encontrar su puesto en la sociedad y en la vida, para ser miembro útil y productivo en la sociedad y la comunidad.
Usted se entusiasmó cuando encontró en el mercado una barra de chocolate light. Con la inscripción muy clara, que abarcaba la casi mitad del empaque. Y de color rojo muy vivo. Como para no equivocarse.
Su entusiasmo siguió cuando agregó la tableta de chocolate a sus demás compras. Cuando canceló la cuenta. Y cuando, ya en casa, se instaló en su sillón para comenzar a disfrutarla.
En ningún momento hubo la sombra de duda entre el producto, la oferta del fabricante, y su afán de comer un chocolate light.
¿Qué habría pasado si se hubiera detenido unos segundos para leer la tabla de contenidos impresa en el revés del empaque?
De pronto su entusiasmo habría declinado de varios -o muchos grados-. Porque aquello de light acaba siendo, en muchísimos casos, una simple ilusión. Un espejismo. Sobre todo que la etiqueta no especificaba en qué se basaba la denominación de light. ¿Menos azúcar? ¿Menos grasa? O, como sucede a veces, ¿menos sal?
En el caso del chocolate, lo que pudo suceder para que se le calificara de light fueron varias alternativas. Entre las cuales, reducir el azúcar, es cierto, pero para remplazarlo con qué?
Aquí va una opción: el chocolate se produce con los granos de cacao. Si, en el proceso de su fabricación, no se agrega azúcar, el producto sigue siendo simple cacao, amargo, muy poco apetitoso. ¿Qué se hace entonces? Se remplaza el azúcar por edulcorantes químicos mas no solos porque se agrega, a la vez, alguna materia grasa. Y bien es sabido que ésta contribuirá a ganar kilos. De hecho, en la mayoría de los casos, esa materia grasa es manteca de cacao. A veces, se sustituye ésta por leche en polvo, rica en calorías.
La conclusión: usted acaba "disfrutando" de su tableta de chocolate light, procesada sin azúcar o con muy poco, pero bien distante de ser baja en calorías!
No hay que engañarse: muchísimos productos deben ser procesados con algo de grasa y algo de azúcar. Y si éstos se eliminan, hay que remplazarlos por alguna otra sustancia. Si usted se detiene para leer el párrafo que especifica los ingredientes, podrá ver "jarabe de fructosa y glucosa", o algún producto natural procesado como el maíz o el trigo, o cualquier otro edulcorante químico. Ninguno es inofensivo. Es más: muchos de ellos pueden no aportar muchas calorías pero contribuirán a aumentar la masa grasosa!
Hasta el punto de llevar a algunos especialistas -más numerosos de lo que se pensaría- a afirmar que los edulcorantes químicos favorecen la subida de la glucosa en la sangre y, por ende, incrementan los riesgos de diabetes. Además, abusar de ellos contribuyen a taponar las arterias de grasa -colesterol- y favorecen así la aparición de accidentes cerebro y cardiovasculares.
Miremos el caso del yogur. Por supuesto, es imprudente generalizar y condenar todos los productos light. Sin embargo, es conveniente tener una mirada crítica para no caer en errores o sinsabores.
Es cierto que el yogur light suele procesarse con leche a la que se le ha sacado la grasa. El problema en ese caso es que la apariencia del yogur sufrirá por cuanto no tendrá consistencia apetitosa y más bien permanecerá poco denso y hasta demasiado líquido. La solución en ese caso, para remediar la poca consistencia, puede ser la de agregar hojas de gelatina que le darán densidad. ¿Qué tan oportuna puede ser esa gelatina cuando llega a la mesa de una persona que sigue dieta vegetariana? La gelatina generalmente proviene de animales.
Sea cualquiera la sustancia agregada, frente a un producto light el cerebro se entusiasma y, sin lugar a dudas, se desata una reacción bien conocida. Que es precisamente la de comer mayores cantidades bajo el pretexto de que es permitido hacerlo ya que no engorda.
Sin embargo, ya lo veremos al detallar las etiquetas de los empaques: "no todo lo que brilla es oro".
Así que es recomendada mayor prudencia a la hora de querer adelgazar o perder unos kilos a base de productos light. Muchas veces es preferible comer pequeñas cantidades de los productos clásicos que grandes cantidades de los aligerados.
Con la certeza de que la mejor forma de adelgazar es, por una parte, bajar el consumo de calorías y por otra, hacer ejercicio para gastar energías. En la medida en que entran menos energías mientras salen muchas más, la meta estará más cerca.
Ni hambrunas ni comilonas antes de practicar un deporte o una rutina de ejercicios.
Pero antes, digamos que existen los "no" pero también están los "nunca".
Entre éstos, el primero que debemos citar es el de nunca emprender una rutina intensa de ejercicios o la práctica de un deporte extremo si ha pasado los últimos meses meciéndose en una apacible -y muy aburrida!- vida sedentaria. Si lo hace, no solo cada uno de sus músculos pegarán alaridos desgarradores sino que, y es el caso decirlo, correrá el riesgo de desgarrarse un músculo. De quedar tan magullado y desilusionado que, una vez más, regresará al sillón y a la vida sedentaria.
Y otro nunca que debe recalcarse: si usted trasnochó, tomó muchas más copas que las programadas, se levantó con un guayabo -o un ratón o una resaca- monumental, ni siquiera piense en salir a practicar un deporte o su rutina de ejercicios.
¿Por qué? A ese momento, su cuerpo se encuentra deshidratado, su hígado no habrá terminado de metabolizar todo el alcohol, por lo tanto, su organismo estará intoxicado y todo esfuerzo fuerte no le hará ningún bien. Por el contrario: a ese momento, lo único que le será útil y benéfico será descansar y tomar muchos líquidos. Durante varias horas y mientras recupera sus energías. No crea que el ejercicio le curará el guayabo... Más bien lo que puede suceder es que su corazón falle. El riesgo de un infarto lo asecha. No se exponga.
Ahora sí veamos lo que no debe hacer un deportista antes de su prácatica.
- Ni café ni té.-
Evite tomar cualquier bebida que le excite antes de salir a practicar sus ejercicios.
El café, tan apetecido al levantarse, tiene la fama de estimular las funciones cerebrales y muchos piensan que facilita la práctica de esfuerzos físicos. Pero no siempre es cierto: más bien tiene un efecto diurético. Además, acelera el ritmo cardíaco lo que produce la elevación de la tensión arterial. Y, de hecho, disminuye el flujo sanguíneo hacia el corazón lo que tiene como resultado una menor oxigenación de organismo.
- Huya la polución.-
Es casi obvio decirlo. Porque, con frecuencia, usted no dispone de lugares bien aireados para practicar sus ejercicios o el deporte.
Sin embargo, téngalo en cuenta: procure no exponerse en los momentos pico de la contaminación. Se ven con frecuencia personas que practican el jogging en las vías públicas, en los momentos de máxima circulación de vehículos. ¿Puede imaginarse lo que sucede en esos instantes en sus pulmones?
Aun cuando cualquiera de nosotros está descansando, la contaminación resulta nefasta para el aparato respiratorio. Lo que deja prever que, cuando se encuentra en movimiento o está agitado, con mayor razón la situación se complica.
Cuando se despliegan esfuerzos físicos, la respiración se acelera. Así mismo ocurre con la frecuencia en la que se inspira el aire medio ambiental, aire contaminado de partículas de dióxido de carbono, sufre u ozono, todos ellos agresores del sistema respiratorio.
Exponerse día tras otro a esta situación desata tos, dificultades para respirar y, a la larga, bronquitis crónica.
- Oído sordo...-
No escuche sus propias quejas. Quizá lleva bastante tiempo programando -y desprogramando- las sesiones de ejercicios. Porque ese día no está animado, o está cansado, o le duele la uña del meñique, o...
Basta. Piense más bien que, después del ejercicio, se sentirá mucho mejor. Y habrán desaparecido los dolores "imaginarios" o fantasma. Más bien comience la sesión y trate de adaptar su intensidad al momento mismo. Concéntrese sobre el cumplimiento técnico más que en su parte física. Y si ese día no alcanza un récord en eficiencia, no importa. Será para la vez siguiente. Cuando no le duelan ni el meñique ni el cuero cabelludo...
- Ojo con los zapatos.-
Este es uno de los aspectos esenciales para todo deportista. Para todos los que tienen rutina de ejercicios pero, sobre todo, para quienes hacen marcha o jogging.
Existe una recomendación que puede parecer desmesurada pero que le será muy útil cuando se encontrará en pleno ejercicio. Evite comprar sus zapatos por internet, sin ensayarlos previamente y peor aún si no conoce las características del modelo. Evite, y este es un jamás, evite comprarlos por su aspecto estético. Porque están de moda, porque el color es agradable, porque trae cordones fluorescentes... Y, ojalá no le moleste lo que anoto, evite comprarlos porque son más baratos que otros.
Cuando practica un deporte, todo lo que lleva puesto es importante. Pero lo es mucho más el par de zapatos que decida calzar. De ellos dependerá su desempeño y su seguridad física, su tranquilidad mental, más su bienestar.
Diríjase a un almacén reconocido por su seriedad en la venta de artículos para deportistas. Allí, muy seguramente, encontrará un asesor que le podrá aconsejar el tipo ca calzado que deberá usar para el deporte o el ejercicio programado por usted. Le dirá lo que le conviene y lo que no. Algunos almacenes poseen equipos especiales y tapetes sobre los cuales usted caminará y que registrarán las características de sus pies y de sus pisadas. Es lo ideal. De acuerdo con los resultados, será difícil equivocarse sobre la selección que haga.
Un consejo: compre los zapatos de una talla superior a los que suele usar a diario. Con el ejercicio, más con las medias generalmente más tupidas que las usuales, sus pies se hincharán un poco. Una talla más grande le evitará sentir molestias.
- ¿Qué comer antes?.-
Evite lanzarse al ejercicio o el deporte justo después de almorzar o de cenar. Permítase un reposo de por lo menos 3 horas, tiempo adecuado para la digestión. Un estómago ocupado en procesar los alimentos, sobre todo si con grasosos, acapara la mayor cantidad del flujo sanguíneo lo que deja un poco huérfano el restante del cuerpo.
Antes de iniciar, prefiera las féculas: pasta, arroz, pan, cereales, las proteínas magras como el pescado, el pollo o el pavo, y las verduras ricas en fibras. En cambio, evite o, por lo menos, limite, el consumo de productos lácteos que pueden maltratar sus tendones.
- Nada de hambrunas.-
Si bien debe eliminar las comilonas antes del ejercicio, también debe evitar salir en ayunas. ¡Peor aún si está con hambre!
Si no alcanza a comer algo antes de salir de la oficina o de la casa, lleve con usted una provisión: para hidratarse y también para comer. Y consúmala cuanto antes. No espere a sentir hambre o sed. Es indispensable que mantenga en su organismo un nivel adecuado de carburante. No es necesario que tome y coma todo de una vez. Lo puede hacer por sorbos y bocados pequeños, de vez en cuando. Y no olvide que puede llevar barras de cereales y frutos secos. Le aportarán muy buenas energías.
- Disminuya y luego frene.-
Cuando está llegando a término de su ejercicio, evite parar de una vez. Vaya más bien disminuyendo en su intensidad hasta lograr que sus músculos se distiendan sin traumas.
Y otro consejo: si usted ha mantenido una rutina durante un tiempo determinado, quizá largo, no lo interrumpa de la noche a la mañana. A menos que tenga para ello una razón válida. Cuando se interrumpe el ejercicio, se presenta una rápida deterioración del estado físico, los músculos pierden su tonicidad y el sistema circulatorio sanguíneo pierde igualmente su capacidad de dilatarse. Es como si las arterias se volvieran rígidas.
La actividad física constante proporciona una enorme mejoría a todo el sistema sanguíneo lo que lleva a una óptima circulación de la sangre y a un aporte generoso de oxígeno y de nutrientes para todo el cuerpo.Por supuesto, mientras continúa con su rutina, tiene la garantía de mantenerse en su peso ideal, de evitar los tejidos adiposos y de eliminar los desechos. El ejercicio asegura la longevidad. No desaproveche esa oportunidad!
Dejemos a los deportistas profesionales y a los que se entregan a ejercicios extremos y dediquemos la atención a nosotros mismos.
Es decir, a los que tenemos una rutina de ejercicios y los que practicamos un deporte con una intensidad media, a veces un poco más alta, pero jamás extrema. Estos, los de alta intensidad, tienen un equipo profesional y médico que les dice qué hacer y qué no.
En cambio, nosotros no. De allí que necesitemos a veces algunos consejos que nos ayuden a mejor aprovechar el ejercicio y a evitar lesiones y magulladuras.
Aquí van los consejos. Hablamos primero de los que sí deben hacer los deportistas a la hora del ejercicio.
- Reloj a la vista.-
Mire la hora que es. Si su intención es practicar ejercicios a primera hora de la mañana, recuerde que, en el momento de despertarse, su cuerpo suele sentirse un poco perezoso. Es decir, no muy despierto. En esas condiciones, no abuse de él. Comience por "conquistarlo" con unos ejercicios de estiramiento que irán ganando en intensidad a medida que sus músculos se calienten.
Cuando sus músculos se habrán calentado, estarán listos para la acción. No antes: a ese momento no solo serán más eficientes sino que estarán protegidos contra una posible lesión. Un punto adicional: su mente también estará lista para concentrarse y darle a su cuerpo órdenes más pertinentes.
- Cuidado con sus pies.-
Necesitan de zapatos apropiados, que les permitan mantenerse frescos a pesar del sudor que suele intensificarse durante el ejercicio. Entre más adecuado sea el calzado, menores serán los riesgos de sufrir de ampollas y heridas.
Hoy, las fábricas de calzado para deportistas ofrecen una amplia gama de zapatos. Con suelas previstas para los distintos deportes y ejercicios. No dude en solicitar el consejo de los que se encargan de venderlos. Por lo general, por supuesto, si son serios y le ofrecen los mejores productos (no necesariamente los más caros...). Son muy frecuentes las fisuras o muy pequeñas fracturas en los huesos del pie. Un buen par de zapatos los protegerán.
- Respire con ritmo.-
Precisamente es el ritmo el que definirá mejor la frecuencia cardíaca. Una respiración "desordenada" atentará contra sus capacidades físicas.
Es cuestión de observación y práctica. Los primero que debe hacer es acoplar el ritmo de su respiración con sus movimientos. Se aconseja expirar en el momento de mayor intensidad del movimiento mientras inspira cuando se relaja el esfuerzo. Trate en todo momento de no quedar sin soplo. Esto lo agotará.
- Mida la frecuencia de su corazón.-
Controlarla es una medida de prevención más no es obligatorio. Le permitirá no agobiarse pero, a la vez, le garantizará que el ejercicio es adecuado a los fines que se propone. Por supuesto, la frecuencia que adoptará cuando desea quemar calorías y bajar de peso será mayor que la que mantendrá cuando quiere cumplir una rutina para su bienestar.
- Busque la variación.-
Será mucho más divertido y eficiente. Cuando se trata de fortalecer los músculos, es muy conveniente alternar los ejercicios y los entrenamientos. Trabaje el corazón y la respiración, consienta los abdominales y los dorsales, baje hasta las piernas, muslos y pantorrillas... Que cada día tenga una novedad.
Y, si así lo desea, dedíquese a trotar o entréguese a una marcha un poco rápida mas no extenuante. Otro día, entréguese a la natación. Por supuesto, si cuenta con la asesoría de un entrenador o de un médico deportista, su ejercicio será mucho más eficiente y los resultados serán pronto visibles.
- Ponga cuidado.-
Con frecuencia, el entusiasmo lleva a olvidar que su cuerpo tiene un lenguaje propio. Que sabrá expresar en el momento oportuno. Escúchelo.
Demos el ejemplo de un dolor en el pecho que se presenta de manera inesperada cuando está en plena actividad. O palpitaciones. O un dolor muscular agudo. En ese caso, interrumpa el ejercicio de inmediato y consulte con un médico.
- ¿Era sedentario convencido?
¿Y decidió abandonar el sillón?
Vaya paso a paso. Como dicen los italianos: piano, piano. Sin afanes. Permítales a sus músculos desperezarse y comenzar a acostumbrarse al movimiento. El entrenamiento debe comenzarse con una intensidad baja que irá progresando a medida que su cuerpo se lo permita. Esta prudencia le evitará muchos inconvenientes, Y, por supuesto, lesiones que le harán recordar con nostalgia sus días de sedentario convencido...
- Y, al final...
Estiramiento. Paso imprescindible para acabar de disfrutar del beneficio que le aportaron el entrenamiento y los ejercicios. Este es un paso que muchos deportistas omiten.
Los ejercicios de estiramiento ofrecen muchas ventajas: le permiten al cuerpo de restablecerse y recuperar su estado normal, contribuyen a favorecer el flujo sanguíneo hacia el corazón y otorgan agilidad al cuerpo.
Estos ejercicios no deben de ninguna manera causar dolor. Por el contrario, transmitirán bienestar y ayudarán a bajar la tensión que sufrieron los músculos.
- Recuerde: el agua.-
Sobre todo si ha sudado mucho, es importante rehidratarse. Lo ideal sería que tomara agua o una bebida prevista para deportistas que le aporte las sales perdidas en el sudor.
Trate de no comer de inmediato, una vez terminado el ejercicio. Una hora después, comience con un buen plato de frutas. Los bananos, las manzanas y peras, por ejemplo, le darán de nuevo mucha energía. Luego sí permítase un buen plato de carne, pescado o lo que se le antoje. Es de más aconsejarle que evite los alimentos fritos y demasiado difíciles de digerir. ¿Acaso no sudó lo suficiente para quemar grasas?
Es un círculo vicioso: menos uno se mueve menos ganas tiene de moverse. Y menos se tienen ganas de moverse, menos es capaz de hacerlo. Y menos uno se mueve...
Ya vemos el panorama. Entre más sedentario eres, más te gustará permanecer sentado o recostado. Es decir, estático!
Y eso, no solo tu cuerpo y tus músculos lo sufrirán sino también tu cerebro. La "pereza" es contagiosa. Y, a la larga, se anquilosa en cada rincón de ti mismo. Y, como resultado, verás degradarse tu calidad de vida.
¿No te ha sucedido alguna vez que te cuesta trabajo recoger del suelo un tenedor que se te cayó? O un lápiz, o tu peine, o el jabón, o...
No me corresponde en este momento recordarte que el ejercicio es sinónimo de vida, de buena salud y de bienestar. Eso, ya lo sabes, y muy bien. Pero, obviamente, te es mucho más cómodo "olvidarlo" o, mejor dicho, hacerte el desentendido. Como si no fuera asunto tuyo sino de los demás...
Pero lo que sí quisiera contarte hoy es que puedes trabajar tus músculos aún si permaneces sentado en tu sillón. Sin necesidad de hacer grandes esfuerzos, ni de vestir un traje de combate, ni zapatos tenis, ni camisetas de algodón que le permiten a tu piel respirar mientras sudas.
Simplemente, sentado allí, en ese mismo sillón. Detrás de tu escritorio o frente al televisor. Veamos lo que esto significa.
Sin lugar a dudas, miramos la televisión. Un noticiero o un episodio de esa serie tan interesante que transmiten todas las noches y que tanto te gusta.
Te propongo una variante mientras asistes a tu programa. Extiende sobre el suelo una toalla o un tapete. Y acuéstate sobre el mismo. De espaldas pero con la mirada fija sobre la pantalla. Y mientras se van desenlazando los episodios y los personajes actúan, levanta las piernas y pedalea. Unos segundos, ojalá unos minutos. Los que más quieras y aguantes. Esto no solo hará trabajar los músculos de sus piernas, incluidos los muslos, sino que ayudará a fortalecer sus abdominales. Además de tonificarlo, ayudará a tener una circulación sanguínea más fluida.
Y en tiempos invernales, le producirá algo de calor. ¿Vale la pena? Hágalo todos los días y, si quiere, varias veces al día.
Otro ejercicio: sentado sobre su sillón preferido o, si lo prefiere, recostado, levante las piernas de manera sucesiva, la derecha y luego la izquierda. Varias veces. Entre más alto las lleve, mejor será. ¿Siente cómo trabajan sus abdominales?
Ojalá se entusiasme porque acá le traigo una variante: Siempre sentado sobre el canapé o el sillón, cada 10 minutos levante las dos piernas juntas y manténgalas unos segundos estiradas lo más alto que pueda. Bájelas y repita el ejercicio una o más veces. ¿Cómo responden los músculos de su abdomen?
Ahora estamos de pie. Quizá hablando por teléfono. No interrumpa la charla pero pegue su espalda a la pared y levante su pierna lo más alto que pueda. Manténgala unos segundos, bájela y haga lo mismo con la segunda pierna. Si lo hace de manera adecuada, este ejercicio le fortalecerá los músculos de los muslos.
Variante: levante la pierna o más alto que pueda pero dóblela para formar un ángulo recto, con la rodilla al frente. Mantenga el busto recto, siempre recostado contra la pared. Deje pasar dos segundos, baje la pierna pero, sin tocar el suelo, vuélvala a levantar. Repita este movimiento varias veces antes de iniciar el mismo ejercicio con la segunda pierna. No solo su nalga y muslos se lo agradecerán sino igualmente sus pantorrillas.
Precisamente hablemos de éstas, las pantorrillas. Es posible fortalecerlas montando en bicicleta. Mas no es el único ejercicio que les conviene. Y aquí va una sugerencia: manténgase sentado, con los dos pies sobre el suelo, la espalda recta y adosada al espaldar. Sin despegar los dedos de sus pies del suelo, levante los talones y manténgalos en alto durante unos segundo. Repita este movimiento varias veces.
Este mismo ejercicio lo puede realizar estando de pie. Imite a una bailarina (ballet clásico) y párese sobre la punta de sus pies. Vaya sin afanes: hágalo despacio, varias veces. Suba, baje. Este ejercicio es muy fácil de hacer en cualquier momento del día: mientras espera el bus o el metro, en el ascensor, al frente de la olla que no acaba de hervir.
Variante: siempre de pie, levante una pierna hacia el lado. Despacio. Manténgala lo más alto que pueda y bájela. No olvide que tiene dos piernas, así que será el turno de la segunda de levantarse hacia el lado. ¿Cómo siente que reacciona su nalga?
Para los brazos: en cualquier momento y lugar. De pie, con la espalda bien recta. Levante los brazos y llévelos hacia adelante. Manténgalos así unos segundos. Puede también alternar: un brazo luego el segundo. ¿Le parece demasiado simple? Me lo dirá cuando lo haya repetido unas 50 veces...
Como ve, es fácil poner sus músculos a trabajar sin necesidad de emprender 10 kilómetros de maratón. Si pone atención a su cuerpo, él mismo le sugerirá muchos otros ejercicios sencillos, fáciles y siempre benéficos. Inténtelo. Seguro: vale la pena.