lunes, 16 de mayo de 2016

El light: ¿un espejismo?



Usted se entusiasmó cuando encontró en el mercado una barra de chocolate light. Con la inscripción muy clara, que abarcaba la casi mitad del empaque. Y de color rojo muy vivo. Como para no equivocarse.

Su entusiasmo siguió cuando agregó la tableta de chocolate a sus demás compras. Cuando canceló la cuenta. Y cuando, ya en casa, se instaló en su sillón para comenzar a disfrutarla. 

En ningún momento hubo la sombra de duda entre el producto, la oferta del fabricante, y su afán de comer un chocolate light.

¿Qué habría pasado si se hubiera detenido unos segundos para leer la tabla de contenidos impresa en el revés del empaque? 

De pronto su entusiasmo habría declinado de varios -o muchos grados-. Porque aquello de light acaba siendo, en muchísimos casos, una simple ilusión. Un espejismo. Sobre todo que la etiqueta no especificaba en qué se basaba la denominación de light. ¿Menos azúcar? ¿Menos grasa? O, como sucede a veces, ¿menos sal?

En el caso del chocolate, lo que pudo suceder para que se le calificara de light fueron varias alternativas. Entre las cuales, reducir el azúcar, es cierto, pero para remplazarlo con qué?

Aquí va una opción: el chocolate se produce con los granos de cacao. Si, en el proceso de su fabricación, no se agrega azúcar, el producto sigue siendo simple cacao, amargo, muy poco apetitoso. ¿Qué se hace entonces? Se remplaza el azúcar por edulcorantes químicos mas no solos porque se agrega, a la vez, alguna materia grasa. Y bien es sabido que ésta contribuirá a ganar kilos. De hecho, en la mayoría de los casos, esa materia grasa es  manteca de cacao. A veces, se sustituye ésta por leche en polvo, rica en calorías. 

La conclusión: usted acaba "disfrutando" de su tableta de chocolate light, procesada sin azúcar o con muy poco, pero bien distante de ser baja en calorías!

No hay que engañarse: muchísimos productos deben ser procesados con algo de grasa y algo de azúcar. Y si éstos se eliminan, hay que remplazarlos por alguna otra sustancia. Si usted se detiene para leer el párrafo que especifica los ingredientes, podrá ver "jarabe de fructosa y glucosa", o algún producto natural procesado como el maíz o el trigo, o cualquier otro edulcorante químico. Ninguno es inofensivo. Es más: muchos de ellos pueden no aportar muchas calorías pero contribuirán a aumentar la masa grasosa! 

Hasta el punto de llevar a algunos especialistas -más numerosos de lo que se pensaría- a afirmar que los edulcorantes químicos favorecen la subida de la glucosa en la sangre y, por ende, incrementan los riesgos de diabetes. Además, abusar de ellos contribuyen a taponar las arterias de grasa -colesterol- y favorecen así la aparición de accidentes cerebro y cardiovasculares.

Miremos el caso del yogur. Por supuesto, es imprudente generalizar y condenar todos los productos light. Sin embargo, es conveniente tener una mirada crítica para no caer en errores o sinsabores.

Es cierto que el yogur light suele procesarse con leche a la que se le ha sacado la grasa. El problema en ese caso es que la apariencia del yogur sufrirá por cuanto no tendrá consistencia apetitosa y más bien permanecerá poco denso y hasta demasiado líquido. La solución en ese caso, para remediar la poca consistencia, puede ser la de agregar hojas de gelatina que le darán densidad. ¿Qué tan oportuna puede ser esa gelatina cuando llega a la mesa de una persona que sigue dieta vegetariana? La gelatina generalmente proviene de animales.

Sea cualquiera la sustancia agregada, frente a un producto light el cerebro se entusiasma y, sin lugar a dudas, se desata una reacción bien conocida. Que es precisamente la de comer mayores cantidades bajo el pretexto de que es permitido hacerlo ya que no engorda.

Sin embargo, ya lo veremos al detallar las etiquetas de los empaques: "no todo lo que brilla es oro".

Así que es recomendada mayor prudencia a la hora de querer adelgazar o perder unos kilos a base de productos light. Muchas veces es preferible comer pequeñas cantidades de los productos clásicos que grandes cantidades de los aligerados. 

Con la certeza de que la mejor forma de adelgazar es, por una parte, bajar el consumo de calorías y por otra, hacer ejercicio para gastar energías. En la medida en que entran menos energías mientras salen muchas más, la meta estará más cerca. 

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