No le voy a explicar lo que es el NEAT antes de hacerle dos o tres preguntas.
¿Es usted de las personas que ganan 500 gramos de peso con tan solo pasar al frente de una pastelería? ¿O detenerse frente a una heladería?
¿Es usted de los que se ponen verdes (de la envidia) cuando están con una persona que devora cantidades de todo y se mantiene sílfide, sin ganar un gramo de peso? ¿O se atora cuando escucha a un amigo que se desespera porque es delgado como un espárrago y, por más que coma ponqués, helados, galleta, fritos etcétera, no logra subir de peso, ni siquiera de unos gramos?
Entonces a usted sí le va a interesar lo que es el NEAT. Porque le va a calmar la ansiedad de ser presa fácil de los kilos. Entenderlo no lo va a ayudar a comer más haciendo caso omiso del peso pero, por lo menos y aún sabiendo que es una "injusticia", verá que usted no es culpable.
Pues bien. El NEAT son las iniciales de la expresión inglesa Non Exercise Activity Thermogenesis. Lo que significa, en palabras no sabias, la energía que se pierde mediante la actividad física no voluntaria.
Significa esto que es la energía que usted gasta con los gestos cotidianos, mecánicos, involuntarios. Tales como las diversas gesticulaciones que hace en todo momento, las contracciones musculares espontáneas, el esfuerzo (no buscado) para mantenerse de pie, o sentado, o recostado, para no jorobarse ni torcer la espalda, para peinarse o cepillarse los dientes, bañarse, calzar los zapatos y anudarlos si tienen lazo... Para servirse el café o pelar una naranja... En fin, todos los movimientos que se hacen a lo largo del día -y mientras se duerme- sin que signifiquen una rutina de ejercicios en el sentido estricto de la expresión.
Precisamente es el NEAT el que explica por qué personas que son consideradas como grandes comedores nunca engordan. Ni necesitan hacer dietas ni privarse de la más mínima porción de comida, así sea la más calórica que se pueda tener entre manos.
Ellos son los que se podrían denominar como los grandes comedores delgados. Que pertenecen tanto al género masculino como al femenino.
Investigadores americanos desarrollaron un estudio con 16 voluntarios no obesos. Eran 12 hombres y 4 mujeres a los que sometieron, durante ocho semanas, a una dieta de "sobre alimentación". A todos ellos se les ofrecían preparaciones y alimentos que les aportaban 1.000 calorías suplementarias a lo que sus cuerpos necesitaban, Se recuerda que los promedios diarios de ingesta de calorías es de 1.800 a 2.000 para las mujeres y de 2.100 a 2.500 para los hombres, ninguno de ellos sedentarios sino, más bien, todos ellos con actividades normales.
Con la sobre alimentación, todos ellos mantuvieron un mismo programa de actividades físicas y se sometieron a una serie de test y exámenes que permitieron evaluar tanto sus gastos energéticos como la ganancia de masa de grasa.
¿Resultado? La grasa acumulada y dejada en reserva varió de 1 a 10 según las personas. Algunos ganaron 360 gramos de peso mientras que, para otros, la ganancia alcanzó los 4.3 kilos!
¿Cómo podría explicarse semejantes diferencias?
Para lograrlo, se estableció el NEAT. Con el que se pudo confirmar que cada persona quema las energías de una manera personal, distinta, aún si no se lo propone voluntariamente mediante un programa de ejercicios y actividades.
Este NEAT, ya se ve, varía de una persona a otra. Fue así, en el curso de la investigación, que se confirmó que algunas personas, de manera involuntaria e inconsciente, pierden gran des cantidades de energías -o calorías- lo que les vale el denominador de grandes comedores delgados.
Por ejemplo, uno de los participantes en el estudio, con el mayor índice NEAT del grupo, quemaba cada hora energías tan altas que hubieran equivalido al desgaste registrado si se hubiera dedicado a una marcha de un cuarto de hora a velocidad alta y paso sostenido.
Valga una aclaración: en términos generales, las mujeres presentan un índice de NEAT inferior al de los hombres. Lo que significa que, de manera involuntaria, ellas queman menos calorías que los hombres.
¿Existe alguna manera de cambiar el NEAT?
Desafortunadamente para quienes sufren frente a las vitrinas de las pastelerías, no es posible modificarlo. ¡Cada uno de nosotros tiene su índice particular para quemar las energías por el simple hecho de vivir!
Entonces cabe acá lo que hemos mencionado en múltiples oportunidades anteriores. Para los que somos víctimas y presas fáciles de los kilos -¡presas apetitosas!- solo nos queda alejarnos del sofá, aniquilar y ahuyentar de nuestras vidas el sedentarismo y acostumbrarnos a una rutina de actividades físicas.
Y tener siempre presente una realidad básica: entre más gastamos energías menos grasa amontonamos. Mientras que, entre más calorías consumimos, más grasitas se adhieren a nuestras caderas, estómagos, nalgas, muslos, etcétera.
Ya terminamos nuestra charla así que, ahora mismo, vayamos a caminar. No solo perderemos calorías si mantenemos un paso rápido sino que, además, ayudará a despejarnos la mente de tanta cucaracha intrusa y malvenida!
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