Dejemos a los deportistas profesionales y a los que se entregan a ejercicios extremos y dediquemos la atención a nosotros mismos.
Es decir, a los que tenemos una rutina de ejercicios y los que practicamos un deporte con una intensidad media, a veces un poco más alta, pero jamás extrema. Estos, los de alta intensidad, tienen un equipo profesional y médico que les dice qué hacer y qué no.
En cambio, nosotros no. De allí que necesitemos a veces algunos consejos que nos ayuden a mejor aprovechar el ejercicio y a evitar lesiones y magulladuras.
Aquí van los consejos. Hablamos primero de los que sí deben hacer los deportistas a la hora del ejercicio.
- Reloj a la vista.-
Mire la hora que es. Si su intención es practicar ejercicios a primera hora de la mañana, recuerde que, en el momento de despertarse, su cuerpo suele sentirse un poco perezoso. Es decir, no muy despierto. En esas condiciones, no abuse de él. Comience por "conquistarlo" con unos ejercicios de estiramiento que irán ganando en intensidad a medida que sus músculos se calienten.
Cuando sus músculos se habrán calentado, estarán listos para la acción. No antes: a ese momento no solo serán más eficientes sino que estarán protegidos contra una posible lesión. Un punto adicional: su mente también estará lista para concentrarse y darle a su cuerpo órdenes más pertinentes.
- Cuidado con sus pies.-
Necesitan de zapatos apropiados, que les permitan mantenerse frescos a pesar del sudor que suele intensificarse durante el ejercicio. Entre más adecuado sea el calzado, menores serán los riesgos de sufrir de ampollas y heridas.
Hoy, las fábricas de calzado para deportistas ofrecen una amplia gama de zapatos. Con suelas previstas para los distintos deportes y ejercicios. No dude en solicitar el consejo de los que se encargan de venderlos. Por lo general, por supuesto, si son serios y le ofrecen los mejores productos (no necesariamente los más caros...). Son muy frecuentes las fisuras o muy pequeñas fracturas en los huesos del pie. Un buen par de zapatos los protegerán.
- Respire con ritmo.-
Precisamente es el ritmo el que definirá mejor la frecuencia cardíaca. Una respiración "desordenada" atentará contra sus capacidades físicas.
Es cuestión de observación y práctica. Los primero que debe hacer es acoplar el ritmo de su respiración con sus movimientos. Se aconseja expirar en el momento de mayor intensidad del movimiento mientras inspira cuando se relaja el esfuerzo. Trate en todo momento de no quedar sin soplo. Esto lo agotará.
- Mida la frecuencia de su corazón.-
Controlarla es una medida de prevención más no es obligatorio. Le permitirá no agobiarse pero, a la vez, le garantizará que el ejercicio es adecuado a los fines que se propone. Por supuesto, la frecuencia que adoptará cuando desea quemar calorías y bajar de peso será mayor que la que mantendrá cuando quiere cumplir una rutina para su bienestar.
- Busque la variación.-
Será mucho más divertido y eficiente. Cuando se trata de fortalecer los músculos, es muy conveniente alternar los ejercicios y los entrenamientos. Trabaje el corazón y la respiración, consienta los abdominales y los dorsales, baje hasta las piernas, muslos y pantorrillas... Que cada día tenga una novedad.
Y, si así lo desea, dedíquese a trotar o entréguese a una marcha un poco rápida mas no extenuante. Otro día, entréguese a la natación. Por supuesto, si cuenta con la asesoría de un entrenador o de un médico deportista, su ejercicio será mucho más eficiente y los resultados serán pronto visibles.
- Ponga cuidado.-
Con frecuencia, el entusiasmo lleva a olvidar que su cuerpo tiene un lenguaje propio. Que sabrá expresar en el momento oportuno. Escúchelo.
Demos el ejemplo de un dolor en el pecho que se presenta de manera inesperada cuando está en plena actividad. O palpitaciones. O un dolor muscular agudo. En ese caso, interrumpa el ejercicio de inmediato y consulte con un médico.
- ¿Era sedentario convencido?
¿Y decidió abandonar el sillón?
Vaya paso a paso. Como dicen los italianos: piano, piano. Sin afanes. Permítales a sus músculos desperezarse y comenzar a acostumbrarse al movimiento. El entrenamiento debe comenzarse con una intensidad baja que irá progresando a medida que su cuerpo se lo permita. Esta prudencia le evitará muchos inconvenientes, Y, por supuesto, lesiones que le harán recordar con nostalgia sus días de sedentario convencido...
- Y, al final...
Estiramiento. Paso imprescindible para acabar de disfrutar del beneficio que le aportaron el entrenamiento y los ejercicios. Este es un paso que muchos deportistas omiten.
Los ejercicios de estiramiento ofrecen muchas ventajas: le permiten al cuerpo de restablecerse y recuperar su estado normal, contribuyen a favorecer el flujo sanguíneo hacia el corazón y otorgan agilidad al cuerpo.
Estos ejercicios no deben de ninguna manera causar dolor. Por el contrario, transmitirán bienestar y ayudarán a bajar la tensión que sufrieron los músculos.
- Recuerde: el agua.-
Sobre todo si ha sudado mucho, es importante rehidratarse. Lo ideal sería que tomara agua o una bebida prevista para deportistas que le aporte las sales perdidas en el sudor.
Trate de no comer de inmediato, una vez terminado el ejercicio. Una hora después, comience con un buen plato de frutas. Los bananos, las manzanas y peras, por ejemplo, le darán de nuevo mucha energía. Luego sí permítase un buen plato de carne, pescado o lo que se le antoje. Es de más aconsejarle que evite los alimentos fritos y demasiado difíciles de digerir. ¿Acaso no sudó lo suficiente para quemar grasas?
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