Estamos en plena primavera pero aún las narices siguen sufriendo sus embates.
De pronto será así hasta que entre el verano pero la tranquilidad no tendrá larga vida. Porque en octubre, con el otoño, las narices, los ojos, los pulmones y bronquios comenzarán de nuevo a protestar.
Este es un ciclo natural que afecta a quienes sufren de alergias. Y que se suele repetir año tras otro. Porque ellas, las alergias, se han convertido en manifestaciones inseparables de la vida moderna.
Inseparables de la polución, del aire contaminado, de los químicos que rondan tanto en el ambiente como alrededor de los platos y en su interior. Inseparables para las personas de todas las edades, sexos y condiciones sociales. Nadie escapa porque, de una forma u otra, una alergia los espera a la vuelta de la esquina. En cualquier cuchitril y aún en los ámbitos más sofisticados.
Hoy hablamos de las alergias que se presentan durante los cambios de estaciones. O sea que el tema ronda en torno a las rinitis y, de paso, al asma.
¿Sabía usted que uno de cada tres niños en el mundo puede sufrir de rinitis alérgica? Y que cerca del 5 por ciento de la población mundial puede ser víctima de asma?
Son cifras que se exacerban en los países industrializados. En donde, debido a los adelantos tecnológicos y de la industria cosmética, de higiene y desinfección, existen demasiadas medidas de asepsia. Aunque esto parezca incongruente: son esos los países en donde más contaminación se condensa en el ambiente. Y más químicos se utilizan y se entrelazan con la vida cotidiana.
Precisamente ha surgido la teoría, comprobada por científicos, que estipula que, en los ambientes de mayor asepsia es donde más proliferan las alergias. Porque el sistema inmunitario, demasiado resguardado, no aprende a combatir las infecciones, los virus y demás agresiones.
Pero estamos hablando de las alergias de primavera y otoño. Las que suelen derivarse del polen, de los ácaros y del polvo, condiciones ambientales que se combinan con la predisposición propia de cada persona a sufrir de alergias.
En general, las alergias respiratorias se manifiestan a partir de los 2 años de edad. Aunque, en los últimos años, se han ido diagnosticando a edades cada vez menores. A veces, de manera espontánea, esas alergias comienzan a desaparecer a los 7 años o hacia la adolescencia. En otras personas, en cambio, no se manifiestan durante su infancia sino cuando llegan a la edad adulta. Con frecuencia, sucede cuando cambian de país, de clima o de otras condiciones de vida cotidiana.
La rinitis alérgica se manifiesta a la base con estornudos y rasquiña tanto en las orejas como en la nariz y los ojos. Después de los primeros síntomas, puede dar lugar a accesos de tos y congestión nasal. Se diferencia del resfriado y de la gripa porque no va acompañada por fiebre pero, a la vez, es de una duración mucho mayor que la del resfriado o de la gripa viral.
Cuando no se le cuida, puede permanecer durante varias semanas. Cada vez, la rasquiña la congestión en la nariz se harán más intensas y podrían llegar a convertirse en sinusitis. De allí la necesidad de consultar con un especialista.
De igual manera, una alergia respiratoria mal tratada puede abrir las puertas al asma. La congestión en los bronquios y luego en los pulmones se llega a complicar si no recibe un tratamiento adecuado y oportuno.
¿Cómo tratar las alergias respiratorias?
La primera medida que suelen ordenar los médicos es el suministro de antiestamínicos y, a veces, según el caso, de corticoides. Pero, y siempre según el caso, el tratamiento puede diseñarse a largo plazo. Será entonces necesario iniciar la desensibilización de la persona mediante la aplicación de dosis del alergeno que ha producido la reacción. A este tratamiento se le suele comparar a una vacunación: se suministran dosis del alergeno muy pequeñas que van incrementándose a medida que avanzan las sesiones hasta el momento en que el paciente queda "inmunizado" contra el producto que ha desatado la alergia.
Pero existe igualmente un tratamiento con inmunoterapia, específicamente diseñado para tratar las alergias respiratorias. Lo interesante es que los científicos trabajan para aplicar la inmunoterapia también para combatir las alergias alimenticias.
Mientras avanzan las investigaciones, nos concentramos en las alergias respiratorias. ¿Pueden prevenirse? Depende de los casos pero la respuesta es positiva en una inmensa mayoría de las personas.
Con la ayuda del médico tratante, se hará entonces indispensable iniciar el tratamiento antes de que comiencen la primavera y el otoño. Si el sistema inmunitario logra fortalecerse, la persona estará entonces en capacidad de evitar la alergia respiratoria. Logro de suma importancia porque bien son conocidos los efectos negativos que producen estas alergias en todos los momentos de la vida cotidiana: durante el sueño y durante la vigía, en el estudio, el trabajo y los momentos de ocio.
Y en lo que se relaciona con la alimentación, es entonces de inmensa importancia "abusar" de las verduras y frutas. Todo cuanto aporte vitamina C será muy bienvenido para combatir las alergias.
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