martes, 15 de octubre de 2013

Cuando malcomer enferma

Gloria Moanack©


Es cierto: en sí, los alimentos ni enferman ni curan. Cumplen su papel como buenos soldaditos, juiciosos, mientras no se les tergiversa la marcha. Por eso, si hay excesos, se molestan y causan daños, cuando no enfermedades. Y si hay escasez, entran en rebelión y manifiestan su inconformidad. A veces, ésta se traduce también en enfermedades.

Precisamente es el caso que citamos hoy: la depresión. Sí, aunque no todos lo piensen así, la depresión es una enfermedad. Y es más: es una de las enfermedades que afecta a millones de personas en el mundo. Adultos y niños, mujeres y hombres.

Múltiples factores intervienen en la aparición de la depresión. Entre los cuales, circunstancias externas, predisposición genética y deficiencias nutricionales. Acerca de éstas, la explicación más sencilla se relaciona con el mismo cerebro y los neurotransmisores que circulan en él. Para la producción y secreción de estas sustancias químicas -encargadas de transportar los mensajes de una neurona a otra- se utilizan distintos elementos. Entre los cuales, los nutrientes. Hay que decir que el cerebro es un gran comelón: a él solo acapara un alto porcentaje de las energías que recibe el cuerpo a través de la alimentación.

Miremos algunas de las causas correlacionadas con la dieta como origen de la depresión:

- Mal funcionamiento del hígado
- Alergias alimenticias
- Deficiencia de vitaminas, en especial de la familia B
- Deficiencia de minerales
- Dieta desequilibrada y pobre
- Bajos niveles de triptófano y serotonina
- Bajos niveles de glicemia en la sangre

Qué proponen los científicos para contrarrestar los efectos adversos?

1) Beber muchos líquidos, de preferencia agua pura o aromatizada con hierbas. Un vaso de agua tibia tomado en ayunas al que se le agregan unas gotas de limón ayuda a descongestionar el hígado. Se recomiendan los jugos de frutas y verduras.
2) Algunas frutas estimulan el funcionamiento del hígado. Entre éstas: uvas rojas, moras, fresas, frambuesas.
3) Así mismo algunas verduras ayudan a generar y preservar las enzimas hepáticas: brócoli, repollitas de Bruselas, repollo, coliflor. Son igualmente excelentes las nueces y las semillas (entre éstas, las de ahuyama).
4) Los carbohidratos complejos de lenta absorción contienen serotonina, responsable de cambios en los estados de ánimo. Aquí van algunos: bananos, tomates, nueces (del nogal), dátiles, arroz integral, papas con lentejas.
5) Pescado, aguacate y de nuevo semillas y nueces. Aportan grasas esenciales no saturadas cuya ausencia en el organismo produce depresión.
6) El mando y las llamadas nueces del Brasil son excelentes para combatir la depresión. Estas nueces son fuente de selenio, mineral modulador de los estados de ánimo.
7) Las verduras de hojas verdes y grandes (acelga, espinaca), son fuentes invaluables de magnesio, mineral muy importante para evitar la depresión y el cambio de los estados de ánimo. Así mismo actúan algunas leguminosas como las habas, arvejas, fríjoles, y cereales entre los cuales la soya y la quinua. No olvidar el chocolate negro.
8) Se aconseja incluir en la dieta cotidiana carnes blancas (pavo y pollo), pescados, bananos y brotes de trigo. Contienen aminoácidos -tirosina y fenilalanina- encargados de infundir una sensación de bienestar.

Estos consejos deben mantenerse a largo plazo. Se tiene en cuenta que los primeros beneficios de la dieta así variada o complementada se empiezan a sentir a partir de los ocho o diez días de adoptados los cambios. Más beneficios se logran además con la práctica de ejercicios y/o un deporte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario