lunes, 14 de octubre de 2013

Glotones: para fuera!


Gloria Moanack©



No lo tomen a mal, y por favor, quédense un rato más antes de salir de la habitación. Ojalá, más bien, me contaran el porqué de su glotonería. Suele haber ansiedad en ese afán de comer.

Ahora de lo que queremos charlar es de lo que significa una dieta completa, equilibrada, saludable.

Partamos del principio que ningún alimento es en sí mismo malo, y ninguno es en sí mismo bueno. Cada verdura, cada fruta, las carnes, las leguminosas que algunos conocen como granos, las harinas y azúcares -carbohidratos, almidones (glúcidos), todos tienen propiedades que juegan distintos papeles, ayudan a proteger y construir, a renovar, a preservar. Ninguno cura como tal pero sí algunos pueden ayudar a fortalecer las defensas para prevenir enfermedades. Y, de hecho, entre más variada sea una alimentación, más seguridad se tiene de estar recibiendo todos los elementos -nutrientes- que el cuerpo necesita

Comer bien es una ciencia, y aprender a comer es un arte arropado de aventuras. Es, además, un placer. Lo que comemos día a día se traduce en desarrollo y plenitud, en cuerpos funcionando con toda su energía. Al igual que el motor de un vehículo, todo organismo necesita recibir los elementos -nutrientes- que requiere para que su maquinaria funcione bien, con pleno rendimiento. 

Aquí, volvemos a mencionar la glotonería. Una dieta completa es comer de todo. Pero que sea suficiente de todo. Y nada de mucho! Los excesos, en cualquier sentido (por mucho o por poco) perjudican. Pensemos lo que sucede si, en el almuerzo, nos servimos -!y comemos!- 500 gramos de carne, más cinco papas más un kilo de tomates! Pocos estómagos soportan tales cantidades.

Comer bien es sinónimo de nutrirse con parquedad y equilibrio. 

Equilibrio es, ya visto, comer de todo poniendo sobre una balanza las necesidades de cada persona, su condición, las circunstancias de su vida, frente a lo que constituye su alimentación cotidiana. Un adolescente que estudia, practica deportes, sale con frecuencia a bailar y a divertirse (sin tomar alcohol, en este caso), necesita comer mucho más que el adulto sedentario, cuyo máximo ejercicio es llegar de la puerta de su casa al ascensor, y de éste a su escritorio...

Se han  de tener en cuenta factores distintos a la edad, tales como el sexo: en general, los hombres necesitan comer más que las mujeres, a menos que éstas desplieguen más esfuerzos físicos que ellos; la actividad diaria: deportistas de alto rendimiento o deportistas de práctica fuerte regular y cotidiana consumen más energía que quienes apenas practican el deporte dominical o ni siquiera éste; las condiciones de salud, y es lógico: mujeres en embarazo requieren de mayor número de energías/calorías, enfermos en reposo las requieren en menor cantidad. 

De todos modos, es un hecho: somos lo que comemos. Pero debemos comer con la cabeza mas no con los ojos o la barriga. Nuestro diálogo continúa y muy pronto comentaremos cómo la depresión, enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo, cuenta entre una de sus causas a la malnutrición.

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