jueves, 24 de octubre de 2013

Hablando de alcancías

Daniela Violi©


¿Quién de nosotros no tuvo alcancía cuando era pequeño? ¿Y cuántos, aún mayores ya, todavía las tenemos?

La alcancía, con la figura bonachona del cerdito sonriente... Tan útil para alimentar sueños y también para guardar monedas que, a veces, solo sirven para deformar carteras y ahuecar bolsillos!

Pues bien ya que hicimos alusión al tema del ahorro, trasladémonos a nuestro cuerpo y pensemos que éste es una alcancía o ucha. A la que vamos a alimentar ya no con pesos y monedas sino con el peso de los alimentos. Como si estuviéramos simulando manejar una cuenta bancaria.

Pero no es tan sencillo por cuanto, en una y otra cuenta, los excedentes ocupan lugares inversos, y aquí va el porqué:

En la cuenta de ahorros, entre más se gasta y menos se consigna, más rápido se llega a un resultado negativo. En cambio, mientras más se consigna y se limitan los gastos, más se engruesan los ahorros.

En la alcancía/cuerpo sucede exactamente a la inversa: las economías y el saldo gordo ya no nos alegran. Porque, entre más comida/ahorros entra y menos calorías/energía salen, la cuenta se convierte en un ahorro de kilos! Sinónimo: sobrepeso, obesidad.

Limitar el consumo de alimentos a lo que es necesario, y emprender una rutina de ejercicios y la práctica de deportes es la solución ideal para evitar los excesos de kilos con la aparición de rolletes indeseados y molestos. Así se mantiene el peso adecuado (no existe peso ideal como tal) y con él el Bien-Estar.

La obesidad es un trastorno serio que los médicos definen como la acumulación excesiva de tejido graso en el cuerpo. Aún más que eso, es la puerta de entrada a muchas enfermedades y trastornos. En compañía del sedentarismo, el exceso de kilos es aún más perjudicial. Dan paso a enfermedades tan graves como los infartos de corazón y cerebro, diabetes, cáncer, artritis. Así mismo pueden presentarse trastornos de comportamiento que, a su vez, darían paso a casos de anorexia y bulimia (que veremos en otra oportunidad).

La gran mayoría de las obesidades son el resultado de malnutrición: comidas en cantidades muy superiores a las requeridas, dietas con excesos de grasas, harinas (carbohidratos), azúcares, vida sin ejercicio. Otro porcentaje de obesidades proviene de una predisposición genética; cuando ninguno de los padres es obeso, los riesgos de que el o los hijos lo sean es del 10 por ciento; con un padre obeso, el riesgo sube a 50 por ciento; y con ambos padres, es del 80 por ciento. Se establece así mismo que la ganancia excesiva de peso durante el embarazo predispone al futuro hijo a ser obeso.

¿Cómo se establece la obesidad? Con el cálculo del llamado Indice de Masa Corporal (IMC). Para calcularlo, se divide el peso corporal en kilos por la estatura en metro/centímetros llevada al cuadrado. Aquí va un ejemplo: una mujer que pesa 60 kilos y mide 1.70. Se dividen los 60 por (1.70X1.70=2.89), lo que equivale a un IMC de 20.76, peso normal de acuerdo con la tabla que se presenta a continuación:

          - Peso insuficiente: Inferior de 18.5

          - Peso normal: Entre 18.5 y 24.9
          - Sobrepeso grado I: Entre 25 y 26.9
          - Grado II o Preobesidad: De 27 y 29.9
          - Obesidad tipo I: De 30 a 34.9
          - Obesidad tipo II: De 35 a 39.9
          - Tipo III o Mórbida: De 40 a 49.9
          - Tipo IV o Extrema: Más de 50

El tratamiento de la obesidad pertenece al campo médico. En este punto, las improvisaciones o dietas extravagantes resultan perjudiciales y hasta peligrosas. ¿Que se necesita valor para adelgazar? Sin lugar a dudas! Pero vale la pena. Con una pérdida inicial de pocos kilos (entre 5 y 9) se comienza a ver el resultado:

- Una reducción de 20 por ciento en la mortalidad por cualquier causa;
- 44 por ciento menos de diabetes tipo II (llamada del adulto);
- 50 por ciento menos de riesgos de enfermar de un cáncer relacionado con la obesidad (como el de seno y colon);
- 10 por ciento menos riesgo de sufrir de un infarto del miocardio.

1 comentario:

  1. Definitivamente Gloria eres una excelente periodista... No me cansare nunca de leer tus artículos...

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