lunes, 11 de abril de 2016

Amistad entre los alimentos



Amistades y enemistades. O cómo combinar los alimentos unos con otros para tener una mejor digestión.

No es una teoría nueva. Hace varios años circula y, a pesar de no tener, según algunos médicos, ninguna base científica, sigue encontrando adeptos. Adeptos, por demás, furibundos defensores de la misma y que han basado su alimentación en lo que proclama. De hecho, la teoría nació a comienzos del siglo XX.

Hace parte de la llamada naturopatía. Y se fundamenta en la creencia de que hay alimentos que se combinan muy bien entre sí, lo que da como resultado una muy buena asimilación. Mientras que otros alimentos, reunidos en un mismo plato, emprenden entre sí una batalla campal que se traduce por indigestiones, flatulencias, diarreas o estreñimientos. ¡Y hasta fatiga crónica!

Todo es cuestión de aprender a combinar los alimentos. Y para ello, los naturópatas diseñaron la clasificación de ocho tipos de alimentos y establecieron cuáles son las combinaciones felices y cuáles no.

El ejemplo que se da es el de la combinación entre colores y vestimenta. Claro está que hoy, con la moda que corre por el mundo, cualquier persona puede combinar cualquier cosa, sin que se le pueda tildar de "charra" o ridícula. Cualquier color hace buen matrimonio con cualquier o cualesquiera otros, y nadie tiene derecho a criticar. Todo es permitido.

Pero volvamos al ejemplo; usted se pone un pantalón rosado chillón, con una camiseta verde loro y zapatos mostaza y se siente muy feliz. A pesar de que los colores juntos chillan... 

No es que el pantalón en sí sea feo o lo sean los zapatos. Cada uno por separado puede ser estupendo. Pero combinados dan un resultado un poco demasiado llamativo y destemplado. Por supuesto, y valga la aclaración, en cuestión de moda, hoy todo está permitido.

Así va con los alimentos, dicen los naturópatas. A la hora de combinarlos en un mismo plato se cometen errores. Involuntarios, pero errores. Con distintos efectos y resultados. Uno de ellos, para dar una muestra: la carne roja, muy rica en hierro. Estupenda. Pero su usted la incluye en su almuerzo y termina éste con una taza de café o de té, su cuerpo no podrá asimilar el hierro. En cambio, si usted la mezcla con unas hojas de perejil, o con cualquier verdura rica en vitamina C, su organismo sí aprovechará de todo el hierro aportado por la carne. 

Otro ejemplo, dictado tanto por la sabiduría popular como por el arte de un chef: el salmón que se consume con mucha frecuencia con espinacas. Excelente! Precisamente porque los pescados grasos aportan vitamina D que hace matrimonio feliz con el calcio que aportan las espinacas y también los productos lácteos. 

Aquí van las siete familias propuestas por los naturópatas:

- Las proteínas fuertes: carnes, aves, pescados y crustáceos, huevos y quesos maduros como el gruyere, el gouda, el emental y el comté.

- Las proteínas débiles: almendras, avellanas, champiñones u hongos, algas, tofú, soya y leguminosas. Entre éstas, las habas, las lentejas y los fríjoles blancos o rojos.

- Las proteínas aportadas por los quesos frescos: yogur, ricotta, mozzarella, queso blanco, queso de cabra o de oveja. En esta categoría se incluye la mazorca fresca.

- Los carbohidratos fuertes: arroz, pasta o espagueti, trigo, centeno, cebada, maíz, pan completo.

- Almidones débiles: galletas saladas, burgol, copos de cereales, ahuyama, papas, castañas.

- Las frutas.

- Las verduras verdes, crudas o cocinadas.

A partir de esta clasificación, se formulan las pautas adecuadas no solo para una buena digestión sino también para la asimilación completa de los nutrientes. Es así como se establece que:

- Las proteínas fuertes no deben combinarse con los carbohidratos fuertes;

- Los carbohidratos fuertes con las proteínas fuertes y las frutas no deben combinarse;

- No deben combinarse las frutas con las proteínas fuertes, las proteínas débiles, los carbohidratos fuertes y los almidones débiles;

- Las verduras verdes, crudas o cocinadas hacen matrimonio muy feliz con todos los tipos de alimentos;

- Igual sucede con las proteínas de los quesos: pueden combinarse y ser muy felices con todos los demás alimentos.

Es cierto que estas son pautas bastante complejas para ser asumidas de manera permanente. Por lo cual, algunos médicos establecen una recomendaciones mucho más sencillas, y quizá tan eficaces, para mantener una buena digestión. Estas recomendaciones incluyen:

- Cuando consuma proteínas de origen animal, evite mezclarlos con carbohidratos. De hecho, es mejor separarlos completamente. Remplace más bien los carbohidratos por verduras.

- Acompañe los carbohidratos con proteínas vegetales. Si decide comer una proteína animal con ellos, seleccione una muy pequeña cantidad de proteína muy liviana tal como una tajada de jamón libre de grasa o un huevo. En cualquier caso, las verduras siempre serán muy bienvenidas en el mismo plato.

- Coma las frutas lejos de las comidas. La recomendación es especialmente válida para el melón y la patilla. Muchos sienten que el azúcar de las frutas se fermenta cuando se le combina con los alimentos.

Cualquiera que sea la tendencia que adopte, recuerde que la buena digestión se asocia con múltiples factores. Entre los cuales se incluyen el estrés, el sistema de vida, los afanes o el exceso de responsabilidades, las frustraciones y depresiones, etcétera. 

Y una última recomendación: cualquiera que sea su forma de vida, cualesquiera sus dificultades, es imprescindible que se dé un tiempo prudente para la alimentación. No abuse de las cantidades ni de la calidad. Y mastique, una y mil veces antes de tragar el bocado. Comer de afán es el mayor error que usted comete contra su digestión y su salud.

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