No acabamos de hablar de los minerales. Aquellas sustancias microscópicas que significan el bienestar y la salud y, no pocas veces, la misma vida.
Sustancias frágiles que, a pesar de su minucia, pueden determinar múltiples funciones del cuerpo humano. O también asegurar la buena marcha de los órganos. O la integridad de la salud tanto mental como física.
Son muchos los minerales que actúan en el organismo. Sin embargo, acá solo seleccionamos los nueve principales.
Veamos cuáles son, qué papel juegan, adónde los encontramos.
Calcio.-
A pesar de ser quizá el más importante, no es, ni mucho menos, el que más abunda en el cuerpo humano. Con un agravante: su cantidad va disminuyendo a medida que pasan los años lo que significa la aparición de secuelas tan serias como la osteoporosis.
El calcio es el principal componente tanto de los huesos como de los dientes. Juega igualmente un papel importante en la coagulación de la sangre, la estabilidad de la tensión arterial y la contracción de los músculos. Un detalle importante: el corazón es un músculo lo que significa que el calcio juega también un papel fundamental en las contracciones cardíacas.
Fuentes: Quesos, leche de vaca o de cabra, sardinas, salmón, yogur. Si las sardinas traen sus espinas son aún más ricas en calcio. Tofú hecho con sulfato de calcio y todas las bebidas a base de soya. Papa cocinada con su piel al microondas.
Cobre.-
Es indispensable para la formación de los glóbulos rojos y de varias hormonas. Contribuye también a la lucha contra los radicales libres que son dañinos para el organismo entre otras razones porque aceleran el deterioro y dan margen a la aparición de cánceres.
Fuentes: Crustáceos y otros frutos de mar como los mejillones, carnes y aves, algunas verduras como la alcachofa y el champiñón, nueces y semillas, leguminosas (garbanzos, lentejas y otras), chocolate negro.
Hierro.-
Cada célula del cuerpo contiene hierro. Y este mineral es esencial para el transporte del oxígeno y la formación de los glóbulos rojos en la sangre. Juega así mismo un papel importante en la fabricación de nuevas células, de hormonas y neurotransmisores. Estos, como se sabe, son los mensajeros del flujo nervioso en el cerebro.
Se recuerda que las reservas pobres de hierro dan lugar a las anemias, algunas de ellas muy serias.
Fuentes: Mejillones, hígado y otras menudencias, crustáceos, leguminosas como las lentejas. Algunas verduras como las alcachofas y las espinacas contienen hierro pero, gran parte de éste se pierde con la cocción. De allí que, en caso de necesitarse el mineral, los médicos suelen ordenarlo en forma de comprimidos.
Iodo.-
Actúa en la formación de las hormonas tiroideas indispensables para el crecimiento y el desarrollo y el metabolismo de base.
Fuentes: Pescados de mar como las anchoas, las sardinas, las doradas, algas, leche, moluscos y crustáceos, sal yodada y huevos.
Magnesio.-
Es fundamental su participación en la salud de dientes y huesos así como en el funcionamiento del sistema inmunitario y en la contracción de los músculos. Juega también un papel en la producción de energía y en la transmisión de los flujos nerviosos.
Fuentes: Fríjoles negros, blancos, de soya y otros, cereales (salvado), atún rojo, chocolate negro, nueces del Brasil, marañones, piñones y almendras, espinacas y alcachofas.
Fósforo.-
Es el mineral que más abunda en el organismo. Juega un papel esencial en la formación y la protección de los huesos y dientes. Contribuye al crecimiento y regeneración de los tejidos y ayuda a mantener la estabilidad del PH de la sangre. El fósforo es igualmente uno de las sustancias que conforman las membranas celulares.
Fuentes: Semillas de girasol y ahuyama, yogur y leche, hígado de res y menudencias de aves, pescados como el salmón y frutos de mar.
Potasio.-
Equilibra el PH de la sangre y estimula la producción del ácido clorhídrico por parte del estómago lo que favorece la digestión. Facilita la contracción de los músculos -corazón incluido- y participa en la transmisión de las señales nerviosas.
Fuentes: Fríjoles blancos y otras leguminosas, tomates en conserva, bananos, papas al horno, espinacas, ahuyama y alcachofas, pescados y frutos de mar (entre ellos el atún y el salmón).
Selenio.-
Tiene una maravillosa capacidad para luchar contra la oxidación del cuerpo. Es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario y de la tiroides.
Fuentes: Nueces del Brasil, Pescado fresco como el atún, distintas carnes entre las cuales el pavo (muslos principalmente), costillas de cerdo, res, arenque de mar, mejillones en conserva, menudencias de aves.
Zinc.-
Interviene de manera muy importante en el crecimiento y el desarrollo del organismo, en el sistema inmunitario (especialmente para la cicatrización), así como en las funciones neurológicas y de reproducción.
Fuentes: Germen de trigo, moluscos y crustáceos (ostras, cangrejos, bogavante), hígado de ternera, carne de res molida, cordero, leguminosas.
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