Para quienes no digieren la leche: ¿les queda prohibido tomarla? ¿La leche, los quesos, el yogur y tantos otros alimentos hechos con derivados lácteos?
No necesariamente, dicen los médicos. Sí es cierto que existe un número alto de personas que sufren de intolerancia a la lactosa. Es cierto igualmente que un porcentaje de ellas debe evitar la leche. Sin embargo, la ciencia ha avanzado y ofrece hoy alternativas que permiten al organismo secretar las enzimas necesarias para digerir la lactosa. Es decir, que abren las puertas al consumo de leche por parte de quienes no lo toleraban.
A la base, existen dos observaciones interesantes. Cuando la intolerancia no es excesiva, las personas pueden consumir hasta 10 ó 12 gramos de lactosa diarios -el equivalente de un vaso de leche- sin que tengan efectos negativos. Por supuesto, no es cosa sencilla saber cuánta lactosa contiene cada pedazo de queso. Empezando por el hecho de que las tablas nutricionales nunca lo indican...
Pero existen varios quesos -la lista queda incluida al final- que contienen menos lactosa que otros. Lo que significa que puedan ser disfrutados, en cantidades moderadas, por los intolerantes a la leche.
La segunda observación tiene que ver con la creencia de que la leche de cabra y la de oveja son mucho más fáciles de digerir que la de vaca. ¿Es esto cierto? Quizá no haya comprobación científica que ratifique esta creencia. Pero vale la pena ensayar. Cada persona reacciona de manera diferente y quizá usted, que no tolera la leche de vaca, sí digiera bien la de cabra.
La intolerancia a la lactosa se ha venido extendiendo en el mundo. Según las estadísticas de organismos de salud, el 75 por ciento de la población mundial la puede estar sufriendo. Es más frecuente en los países de población negra, entre los orientales y los mediterráneos. Quienes habitan en el noroeste europeo la padecen menos.
La intolerancia a la lactosa tiene una explicación sencilla: para poder digerir la lactosa, o azúcar de la leche, el cuerpo necesita dividirla en dos azúcares. El proceso de realiza mediante una enzima, la lactasa, producida por el cuerpo. Si su cuerpo no produce cantidades suficientes de lactosa, la leche no será digerida y aparecerán los síntomas de la intolerancia. Entre ellos, la hinchazón abdominal, los gases y calambres, malestares y diarreas.
La intolerancia puede aparecer de un momento a otro o puede igualmente tener origen genético. En este último caso, es una predisposición heredada de uno de los familiares cercanos -generalmente padre o madre-. Se manifiesta desde edad temprana.
Pero no siempre sucede así. Usted puede haber digerido muy bien la leche durante varios años y de pronto comenzar a sufrir de malestares propios de la intolerancia. Es frecuente: a medida que la edad avanza, el cuerpo comienza a producir menos cantidades de lactosa. De allí su aparición abrupta y sorpresiva.
De todos modos, la intolerancia puede tener muchas otras causas, distintas a las de la edad. Entre ellas:
- Infecciones e inflamaciones del tracto digestivo ocasionadas por bacterias o virus;
- Intervenciones quirúrgicas en el estómago o el intestino. La intolerancia puede ser temporal o permanente;
- Enfermedad celíaca o colon irritable;
- Alcoholismo;
- Medicamentos tales como algunos antibióticos o antirreumáticos;
- Radiación: tratamiento aplicado en la zona del estómago y la pelvis;
- Nacimientos prematuros para quienes la intolerancia a la lactosa suele ser temporal.
¿Por qué hablamos de esperanzas para aprender a manejar y/o evitar la intolerancia?
Porque la ciencia ha avanzado así como las investigaciones que han dado nuevas luces. Una de éstas se relaciona con la alimentación en sí. Se ha confirmado que comer alimentos con lactosa junto con otros productos ayuda a mejor tolerar la leche. Se dan como ejemplos de estos otros productos los huevos duros, los plátanos y los copos de maíz.
Otro progreso tiene que ver con la presentación de la misma leche y de algunos de sus derivados. Es bastante frecuente hoy de encontrar en los mercados etiquetas en donde se informa que el producto es bajo en lactosa. Es así posible comprar leche o yogur deslactosados. Las técnicas de producción permiten agregar al producto una cantidad definida de lactasa la que hace posible su digestión.
¿Y por qué no optar por remplazar la leche por el yogur? Las investigaciones han demostrado que el 80 por ciento de las personas que fueron analizadas presentaron síntomas de intolerancia después de tomar leche mientras que, en el otro grupo al que se le dio yogur, solo el 20 por ciento demostró intolerancia a pesar de que en el yogur se encontraba la misma cantidad de lactasa que en el leche. Esto permitió determinar que el yogur ofrece enzimas distintas que ayudan a digerir la lactasa.
Como es posible comprobar, existen distintas alternativas que pueden ensayarse antes de pensar en eliminar la leche y sus derivados de la dieta. Un nutricionista le será indispensable para analizar su caso. No dude en consultarlo.
Quesos pobres en lactasa:
- Azul
- Bola
- Camembert
- Cheddar
- Emental
- Fontina
- Gouda
- Gruyere
- Manchego
- Mozzarella
- Parmesano
- Pirineos
- Port du Salut
- Provolone
- Roncal
- Roquefort
Gramos de lactosa:
- Mantequilla: 2 cucharaditas, 0.1 gr de lactosa
- Camembert: 30 gramos, 0.1
- Queso azul: 30 grs., 0.7
- Manchego tierno: 30 grs., 0.7
- Queso crema: 30 grs., 0.8
- Requesón: 1 taza, 5 ó 6
- Requesón descremado: 1 taza, 7 a 8
- Helado de vainilla: 1 taza, 9
- Leche semidescremada: 1 taza, 9 a 13
- Leche entera: 1 taza, 11
- Leche descremada: 1 taza, 12 a 14
- Leche chocolatada: 1 taza, 10 a 12.
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