La eterna juventud no existe, y todos lo sabemos. No vale estirarse la piel, someterse a todas las cirugías estéticas, vestirse como quinceañeros. Los años pasan y son irreversibles.
Sin embargo, sí existen fórmulas y hábitos que ayudan a alejar el envejecimiento. Sobre todo el envejecimiento prematuro, el que nos llega por anticipado y del que nos damos cuenta una mañana cualquiera, al pararnos frente al espejo. La cara arrugada y opaca, los ojos sin brillo, el cuerpo flácido, la barriga prominente, dolores en espalda y pies... Y etcétera. Mejor no seguir enumerando tristezas.
Más bien miremos lo que los médicos no aconsejan. Para mantenerse joven, se debe trabajar tanto la cabeza como el cuerpo. La jovialidad se conquista paso a paso, lo mismo que la longevidad.
Mantener la mente abierta al mundo es un primer paso muy importante. Alimentar e impulsar la curiosidad, complacerla, es un segundo paso. Ejercitar el cerebro como cualquier otro músculo del cuerpo es un tercer paso. Luego, a cada uno le corresponde definir sus propias pautas para que ese cerebro, órgano supremo y maestro, se mantenga activo, siempre brillante y siempre ávido de saber más. Nunca es tarde para aprender: las neuronas son sabias, crean entre ellas alianzas que las fortalece y que impiden cualquier vacío que podría derivarse de la muerte de alguna de sus congéneres.
Ahora miremos cuáles son los que llaman "súper alimentos" para combatir el envejecimiento.
El aceite de pescado
- Enriquece la memoria y las funciones cognitivas
- Reduce las enfermedades cardíacas
- Ayuda a la salud de la piel
- Reduce las inflamaciones como la artritis
Alimentos ricos en carotenos
- Es el máximo para proteger la piel contra posibles daños
- Antioxidante que fortalece el sistema inmunitario
- Protege los ojos contra la degeneración macular y las cataratas
- Beneficia y protege contra el cáncer
Cítricos y frutos rojos
- La vitamina C proporciona protección contra las inflamaciones
- Incrementa la producción de los glóbulos blancos y fortalece el sistema inmunitario
- Ayuda a nivelar las cifras del colesterol lo que redunda en beneficio del corazón
- Es protectora contra el cáncer Especialmente recomendada para fumadores
Té verde
- Fortalece la función del páncreas y reduce el riesgo de diabetes
- Rico en antioxidante ayuda a combatir los radicales libres
- Ayuda a la función inmunitaria
- Tiene propiedades anticancerígenas
Verduras de hojas verdes
- Acción comprobada contra las enfermedades cardíacas
- Ricas en vitamina C, betacarotenos y antioxidantes
- Contienen nutrientes que ayudan a la desintoxicación del organismo
- Protegen contra algunos cánceres
Ajo
- Impide la formación de trombos o coágulos en la sangre. Ayuda contra las trombosis
- Combate bacterias, hongos y microbios y protege contra ciertas enfermedades
- Incrementa el colesterol bueno HDL y reduce el malo o LDL
- También es protector contra ciertos cánceres
Soya
- Contiene sustancias que ayudan a reducir los niveles del colesterol
- Es benéfico contra ciertos cánceres
- Incrementa y protege la función hepática
- Posee fito-estrógenos que ayudan a reducir los síntomas de la menopausia y la misma osteoporosis
Uvas rojas, frutos rojos, vino rojo
- Ricos en antioxidantes que reducen el daño producido por los radicales libres
- Antiinflamatorios, ayudan contra las artritis y las enfermedades de la piel
- Ayudan a combatir la formación de trombos en las arterias y protegen contra los infartos cardíacos
- Usados es cosmetología para impedir o reducir las arrugas
Semillas y nueces
- Ricas en ácidos grasos esenciales. Ayudan a proteger la salud de la piel, el pelo y las uñas
- Las semillas de linaza ayudan a combatir el estreñimiento y protegen el colon
- Ricos en antioxidantes como la vitamina E, el zinc y el selenio
- Asociadas con la protección contra los infartos y otros problemas cardíacos
El agua
- Una adecuada hidratación protege contra la resequedad de la piel y las arrugas
- Ayuda a combatir el estreñimiento, protege el colon y contribuye a la eliminación de las toxinas
- Ayuda a los riñones en su función y contribuye a la eliminación de las toxinas de la orina
- Es excelente para la salud y puede ayudar a mantener un saludable peso
Aquí se presentan las bases para una guía "anti-envejecimiento".
Para reducir los infartos
- El ajo ha de ser el alimento ideal para evitar la formación de trombos y esclerosis. Ayuda así mismo a reducir el colesterol
- Remplace la carne por pescado para reducir el consumo de grasa. El pescado reduce la aterosclerosis y nivela el colesterol
- El aceite de oliva es protector del corazón. Evite tanto la mantequilla como las margarinas. Cocine con aceite de canola o de oliva. Su composición química no se altera con el calor
- Para reducir la tensión arterial, consuma verduras y frutas. Su contenido en antioxidantes ayuda además a proteger las arterias
- Para reducir el colesterol, consuma cereales integrales y leguminosas, ricas en fibras
- Reduzca el consumo de sal para evitar la hipertensión arterial
- Una copa de vino rojo es saludable
Para huesos y articulaciones
- Abunde en el consumo de alimentos que ayuden a construir y fortalecer los huesos. Busque los que contienen calcio, magnesio, zinc, manganeso, hierro y vitamina C. Entre ellos: nueces y semillas, leguminosas, verduras, cereales integrales
- Limite el consumo de alcohol y café así como las dietas abundantes en proteínas
- Los frutos rojos con su vitamina C ayudan a la formación del colágeno que protegen las articulaciones
- Si sufre de artritis, consuma alimentos que protejan contra las inflamaciones como el pescado, la linaza y la cebolla
- Suspenda el hábito de fumar
- La leche de soya, con sus fito-estrógenos puede ayudar a fortalecer los huesos y a combatir la osteoporosis
Para reducir el riesgo de diabetes
- Consuma alimentos ricos en fibras y cereales integrales
- Consuma pequeñas cantidades de proteínas distribuidas a lo largo del día. Esto hace más lenta la absorción de glucosa
- La obesidad incrementa el riesgo de sufrir de diabetes. Mantenga una dieta equilibrada acorde con las indicaciones de su médico
- El alcohol, que debe evitar, afecta el control del azúcar en la sangre
- Limite el café, el té y las gaseosas: afectan el control de la glucosa. Remplácelos por té verde
- Limite el consumo de sal
Para fortalecer el sistema de defensas
- El sistema de defensas o inmunitario se fortalece cuando consume alimentos ricos en antioxidantes: verduras y frutas rojas y anaranjadas para el betacaroteno, cítricos, frutos rojos, kiwi, guayaba y pimentones para la vitamina C, nueces, semillas y aceites vegetales para la vitamina E, granos y cereales integrales para el zinc y el selenio
- Consuma todos los días alimentos con propiedades antiinflamatorias: cebollas, ajo, linaza, pescado
- Limite el consumo de alimentos que exijan mayores esfuerzos para la desintoxicación tales como la llamada comida basura
- Remplace el café por té verde, rico en antioxidantes
Fortalezca la digestión y los intestinos
- Consuma alimentos ricos en fibras solubles e insolubles
- Limite el alcohol, café, té. sal, azúcar y carbohidratos refinados
- Limite el consumo de carnes y productos lácteos y remplácelos por alimentos ricos en inulina como los espárragos, el ajo y la cebolla, la chicoria
- Incluya semillas de linaza que agilizan el tránsito intestinal
- Tome todos los días 2 litros de agua y otros líquidos
Para fortalecer la función mental
- Consuma pescados grasos entre 3 y 4 veces a la semana. Su larga cadena de grasas poliinsaturadas benefician las funciones cognitivas
- Limite los estimulantes como el café, el alcohol y el azúcar. No solo desencadenan hiperactividad sino que pueden causar problemas comportamentales
- El té verde con sus antioxidantes limitan los daños en las neuronas
- Trate de eliminar de su dieta todos los productos relacionados con el aluminio. Evite igualmente los medicamentos que puedan contenerlo, como los que ayudan a combatir la indigestión
- Incluya en su dieta alimentos ricos en zinc como las semillas de ahuyama y las nueces, los cereales integrales y tajadas de carne magra.
Hay bacterias tenebrosas, enemigas acérrimas del hombre. Y hay bacterias que no solo son benévolas sino que ejercen un inmenso beneficio sobre el hombre. Cohabitan con él y velan por su salud.
Son éstas bacterias que habitan en los intestinos. En permanente actividad de vigilancia y defensa, devoran lo que puede perjudicar al hombre a tiempo que combaten cualquier enemigo que se atreva a transitar por sus dominios.
Esas bacterias conforman inmensas colonias, de varios miles de millones de entidades, pertenecientes a distintas familias, cada una de éstas encargada de una tarea específica, pero todas empeñadas en la protección y el equilibrio de la flora intestinal. A este propósito, surge un comentario interesante: así como cada persona tiene sus propias y únicas huellas digitales, así mismo cada uno de nosotros posee una flora intestinal con especificaciones únicas. No hay dos personas, ni siquiera si son hermanos o padre e hijo, que tienen la flora igual. Tanto en las concentraciones de los microbios como en sus características, difieren unos de otros.
Para simplificar el tema, vamos a agrupar las bacterias en una súper colonia que bautizaremos el mundo de los probióticos. Están igualmente los prebióticos pero, a diferencia de los primeros que moran y se reproducen al interior de los intestinos, los prebióticos no llegan mediante algunos alimentos como los espárragos las alcachofas, la chicoria, el ajo y la cebolla.
Probiótico significa "para la vida". Y, como lo indica su nombre, tiene que ver con las bacterias saludables, capaces de ejercer un efecto benéfico en nuestros intestinos. Estas son bacterias que, en tiempo normal y en intestinos sanos, habitan en nuestro estómago y colon. Entre sus funciones están:
- La de ejercer su influencia sobre el PH (ácido o alcalino) de los intestinos con el fin de crear un medio ambiente óptimo
- Ayudar a prevenir daños o heridas que podrían causar bacterias enemigas u hongos como la Cándida y el Clostridio
- Mantener la flora saludable la que, a su vez, contribuye a la síntesis y absorción de las vitaminas como la K y varias de la familia B
- La misma flora saludable absorberá de manera adecuada los minerales entre los cuales el calcio y el hierro
- La legión de bacterias saludables llevará a la producción de sustancias similares a los antibióticos que inhiben el desarrollo y la invasión de hongos y virus.
Entre las bacterias, las más saludables, conocidas y apreciadas son las especies de Lactobacilos y las de las Bifidobacterias.
¿Necesita probióticos?
Cuando se mantiene la dieta occidental, rica en carnes, productos lácteos, azúcares y carbohidratos refinados, generalmente deficiente en frutas y verduras, es casi seguro que muchos de nosotros tendría interés y la necesidad de recibir probióticos. Con esa dieta, es muy probable que la flora intestinal no sea la ideal y un suplemento de probióticos ayudaría a recrear un ambiente saludable en el interior de los intestinos y el colon. Pero, como es de esperar, ningún suplemento puede surtir su efecto si se mantiene la dieta desequilibrada, alta en proteínas y productos refinados y pobre en verduras y frutas.
Para saber su usted realmente necesita de los probióticos, vea la lista de síntomas que se anota a continuación u deduzca:
- Flatulencia
- Diarrea y/o estreñimiento
- Calambres en el intestino
- Movimiento irregular de los intestinos
- Úlceras en los labios
- Infecciones por almidones, hongos en los pies (pie atlético)
- Fatiga y mucho cansancio
- Alergias alimenticias
- Dolores de cabeza
Cuando existe una colonia abundante de bacterias amigas, se mantienen alejados los problemas intestinales como la irritación del colon, infecciones como la candidiasis, colitis ulcerativas, hemorroides, divertículos. Hasta el cáncer de colon puede evitarse cuando la población de microorganismos es ampliamente suficiente.
Junto con la dieta desequilibrada, una serie de factores y circunstancias pueden afectar la integridad de la flora intestinal. Entre ellos:
- Tratamientos con antibióticos
- Uso prolongado de pastillas anticonceptivas
- Tabaquismo
- Estrés
- Consumo frecuente de alcohol
- Falta de fibras en la dieta
Observamos cuán fácil es promover un ambiente hostil a las bacterias amigas en el interior de nuestros intestinos. La lucha entre las bacterias buenas y las malévolas llega a ser severa pero nos corresponde, a nosotros mismos, cuidar de nuestras amigas y alejar, al máximo, las malévolas.
¿Adónde encontrar los probióticos?
La fuente más recurrente es la del yogur. En los mercados son comercializados yogur adicionados de pre y probióticos. Consumirlos de manera permanente es una garantía de que se está nutriendo nuestra colonia de amigas.
Pero también los probióticos se pueden adquirir, en forma de cápsulas o pastillas, en las droguerías o farmacias.
Existen condiciones para que el yogur sea realmente efectivo en su aporte de bacterias. Entre estas condiciones, se debe buscar:
- Que contengan bacterias de las especies Lactobacteria y Bifidobacteria
- Seleccione los productos lácteos fermentados ya que en ellos las bacterias viven mejor y se mantienen
- La bacteria láctica ácida se beneficia con el aporte de probióticos
- Los prebióticos fortalecen el ambiente para que en él crezcan las bacterias saludables.
- Evite comprar los yogur o leches fermentadas a los que se les haya agregado azúcar. Se recuerda que éste es uno de los alimentos que contribuyen a la destrucción de las colonias amigas.
Los prebióticos viven fuera de los intestinos. Se les define como un tipo de fibra que se encuentra en frutas y vegetales. La fibra, denominada inulina, es uno de los más efectivos prebióticos. Ejerce su acción para proteger a las bacterias al llegar, sin degradarse, al intestino grueso y al colon. Allí contribuye a preservar el ambiente óptimo que las amigas necesitan para vivir y reproducirse.
En Colombia suelen decir que una cocinera contenta es generosa con la sal que agrega en la preparación de los platos. Así que, le dicen los médicos a la cocinera, controle su "contentura" para que no se le vaya la mano cuando utilice el salero.
Porque el sodio -o la sal- es uno de los culpables de que la tensión arterial de se eleve. Por supuesto, el efecto no será inmediato ni implacable. Para que se presente hipertensión debe haber una predisposición previa u otros factores y trastornos que conduzcan a la elevación de la tensión. Sin embargo, aún si no los existiera, el consejo es unánime: el exceso de sal no beneficia a nadie. Puede conducir al endurecimiento de venas y arterias, a la retención de líquidos, al cansancio de los riñones...
Así, controlar la sal es el primer paso para combatir la hipertensión arterial. Pero no es el único. Entre los muchos otros que hay, se encuentra las frutas y las verduras. El consejo es el de consumir mayores cantidades. ¿Qué aportan y cuál es su poder frente a la hipertensión? La respuesta no es contundente. Algunos investigadores creen que el beneficio proviene de su fibra. Sin embargo, ésta no lo es todo y, al cabo de investigaciones, se ha concluido que existe en frutas y verduras algún elemento, desconocido, no bautizado, que les otorga el poder de influir sobre la tensión.
Detengámonos un momento para hablar de lo que es en sí la hipertensión arterial. Esta se define como la elevación crónica de la presión que ejerce la sangre al transitar por las arterias. Existen cifras consideradas como normales y que varían según la edad. Pero cuando se habla de hipertensión, se trata del registro de niveles muy superiores a éstos.
El aumento puede deberse a distintos factores, entre los cuales la predisposición genética o herencia, el consumo de sal y la dieta desequilibrada con exceso de grasas saturadas, el estrés y/o la edad. También pueden influir el funcionamiento deficiente de los riñones, la obesidad y el sedentarismo, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo.
Por supuesto, al médico le corresponde fijar el tratamiento que debe seguir cada persona. En gran número de casos, y después de determinar o descartar posibles factores concomitantes, el especialista formulará medicamentos que, en general, deberán tomarse durante muchos años, si no durante toda la vida. Muchas personas que ven su tensión normalizarse cometen el error de abandonarlos sin que lo haya aprobado el médico.
La tensión arterial alta es un factor de riesgo muy importante para la ocurrencia de accidentes cardio y cerebro vasculares.
De todos modos, que se formulen medicamentos o no, se presenta la alimentación como un coadyuvante a cualquier tratamiento para controla la presión arterial.
Veamos los alimentos aconsejados para tal fin:
- Apio
- Ajo
- Pescado grasoso -estilo caballa, salmón, atún-
- Frutas y verduras
- Aceite de oliva
- Alimentos ricos en calcio potasio y fibra
En cambio, los siguientes son alimentos no recomendados:
- Toda preparación rica en sodio
- Enlatados
- Jamones y otros embutidos
- Alcohol
El apio
Desde dos siglos antes del nacimiento de Cristo, las culturas asiáticas ya utilizaban el apio como remedio popular para combatir la hipertensión.
Investigaciones adelantadas permitieron comprobar que no solo influía sobre la presión sino que, además, ayudaba a reducir los niveles del colesterol en la sangre. El beneficio se deriva de uno de sus componentes, denominado 3-n-butil ftalido, del que proviene su olor. Otra explicación sería que el apio reduce en la sangre las concentraciones de las hormonas que se secretan cuando hay tensión emocional, las que constriñen los vasos sanguíneos.
El ajo y la cebolla
Su efecto puede ser asombroso y se le puede consumir en cápsulas y/o crudo. Pero su efecto solo debe esperarse después de estarlo consumiendo durante varias semanas.
El mecanismo por el cual podría actuar es su facultad de relajar lo músculos lisos de los vasos sanguíneos, facilitando así la dilatación de los mismos. Otro componente, que se encuentra igualmente en la cebolla, es la adenosina, también relajante de los músculos lisos.
La cebolla además, posee pequeñas cantidades de prostaglandinas A1 y E, las que reducen la presión arterial.
Pecado graso
Se ha establecido que uno de sus principales ingredientes, los ácidos grasos omega 3, es el portador de los beneficios.
¿Qué cantidad de pescado debe consumirse? Para que surta efecto, se requiere un consumo de por lo menos tres veces a la semana. Las dosis recomendadas varían entre tres onzas y media de caballa fresca, cuatro onzas de salmón rosado enlatado o siete onzas de sardinas también enlatadas. Cuando se alcanzan estas cantidades, no es necesario agregar a la dieta mayores cantidades de aceite de pescado.
Frutas y verduras
Además de la fibra ya citada, éstas contienen buena cantidad de vitamina C poderoso remedio preventivo de la hipertensión.
Y otro factor muy importante es el de los antioxidantes que aportan tanto las frutas como las verduras. Antioxidantes que aumentan los niveles de una sustancia hormonal conocida como prostaciclina que dilata los vasos sanguíneos y reduce la presión.
El calcio
Se habla sobre todo de los casos de hipertensión leve.
Un punto bien importante: personas menores de 40 años pueden disminuir el riesgo de sufrir de hipertensión si consumen calcio en cantidades suficientes. Además de ser benéfico para prevenir la osteoporosis, el calcio puede recibirse a través de la leche o de sus derivados.
Atención: el consumo de alcohol anula el beneficio que aporta el calcio. De hecho, las bebida alcohólicas contribuyen a elevar la presión arterial. Un par de cervezas al día, dos copas de vino o un trago de licor al día no causan perjuicio. Pero: "Tres o más copas al día son la causa más común de la hipertensión reversible curable", dice N.M. Kaplan del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas. Aún los excesos ocasionales pueden causar perjuicio cuando se habla de presión arterial.
Ellas, las grasas trans no solo son las únicas que el hombre no necesita en absoluto sino que son las únicas que realmente le perjudican. Las demás grasas y aceites, incluidas las grasas saturadas y el colesterol son necesarias para el cumplimiento de una multiplicidad de funciones. Desde la transmisión de las hormonas hasta la lubricación de la piel y de los intestinos, y la fluidez de las membranas de las células.
Pero son ellas, las trans, las que acarrean serios riesgos: incentivan la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, abonan el terreno para la diabetes y las enfermedades inflamatorias crónicas. Se les encuentra en incontables productos alimenticios de origen industrial. Estas grasas son el resultado de la hidrogenación de aceites vegetales, una tecnología que les permite a los industriales solidificar estos aceites con lo cual se facilita la elaboración de galletas, caramelos y otros muchos productos.
Los ácidos grasos trans se derivan igualmente de dos procedimientos: el que se cumple para quitarles el olor a los aceites, y el que se da cuando el aceite es llevado a muy altas temperaturas. En menor cantidad, se les encuentra en productos lácteos producidos por rumiantes que los fabrican de manera natural.
Hablemos de los restantes ácidos grasos que se encuentran en la alimentación. Se les divide en tres grandes familias:
- Las grasas saturadas
- Las grasas mono insaturadas u omega 9
- Las grasas poliinsaturadas u omega 3 y omega 6.
Grasas saturadas:
Salvo casos excepcionales -como podría ser el de un vegetariano estricto- es muy difícil que una persona logre eliminarlas por completo de su alimentación. De hecho, eliminarlas puede acabar siendo perjudicial por cuanto algunas sustancias que aporta, como el ácido mirístico de los productos lácteos, son necesarios para el organismo.
Las grasas saturadas son de origen animal -mantequilla, carne, jamones, productos lácteos- aunque también se les encuentra en el coco, el aceite de palma y el chocolate. Consumidas en exceso, pueden elevar las cifras del colesterol, incrementar los niveles de glicemia en la sangre, poner rígidas las membranas de las células, predisponer al riesgo de depresión, coágulos sanguíneos y hasta la aparición de algunos cánceres.
Pero, en pequeñas cantidades, las grasas saturadas son útiles. Se anota que si un nivel elevado de colesterol es altamente riesgoso para la aparición de enfermedades cardio y cerebrovasculares, su ausencia total o niveles demasiado bajos en la sangre pueden igualmente significar riesgos: disminuye la flexibilidad de los glóbulos rojos lo que les imposibilita el tránsito por todos los rincones del cuerpo, y hasta dar lugar a la aparición de cánceres.
Grasas mono insaturadas u omega 9:
Hasta el momento no habíamos citado al omega 9. Se encuentra en el aceite de oliva, el aguacate, el chocolate negro, las nueces, la ternera y el cordero. Se le consigue igualmente en algunos jamones y similares.
Estas grasas no son esenciales por cuanto el organismo las fabrica mediante la transformación de algunas grasas saturadas. De todos modos, son indispensables para la salud. Previenen las enfermedades cardiovasculares y podrían ser útiles para controlar las diabetes de tipo 2 así como para la prevención de algunos cánceres.
Grasas poliinsaturadas:
Hablamos básicamente de dos grandes clanes: el omega 3 y el omega 6. Nos llegan a través de la alimentación porque nuestro cuerpo no los sabe fabricar. Los omega 6 se encuentran en abundancia en los aceites de girasol, maíz, semillas de uvas, soya. Los omega 3 están en los aceites de canola, lino, nueces. Los pescados grasos aportan también grasas de la familia omega 3.
Ambos ácidos grasos son indispensables para todo organismo. Sin embargo, para garantizar una plena salud, el aporte de los dos clanes de ácidos grasos debería ser equilibrado, es decir, una porción de omega 6 por 4 de omega 3. Sin embargo, los hábitos alimenticios actuales no solo han invertido las proporciones sino que le han otorgado a los omega 6 una inmensa prelación, llegan a verse completamente roto el equilibrio. Hay dietas en las que se encuentran 20 partes de omega 6 por 5 de omega 3!
Y este excesivo desequilibrio favorece la aparición de inflamaciones, alergias y coágulos sanguíneos, trastornos que no se hacen presentes cuando prima el aporte de omega 3.
Esta desproporción parte nuevamente de los productos llevados al mercado por le industria alimenticia. La inmensa mayoría de los alimentos listos, paquetes, platos listos y hasta panes y pastelerías, son fabricados hoy con aceites vegetales ricos en omega 6. Otro punto importante que contribuye al desequilibrio es el hecho de que el maíz y la soya, ricos en omega 6 constituyen el principal alimento que se les da en el mundo a los animales de cría. Estos ya no se alimentan con el pasto u otros productos naturales... En consecuencia, la leche, la carne, los huevos ya no nos aportan omega 3!
Otros ácidos grasos:
Deben citarse los fosfolípidos como ácidos grasos importantes para nuestra salud. Juegan un papel indispensable en la preservación de las membranas de todas las células y son precursores de uno de los neurotransmisores: el acetilcolina. Este garantiza las transmisiones y comunicación de una neurona a otra. El acetilcolina es igualmente necesario para asegurar la fase reparadora del sueño (fase o sueño paradójico), y está asimismo involucrado en los procesos de aprendizaje y memorización.
Para estimular su producción, es necesario consumir cantidades suficientes de colina. Este se encuentra en la yema de los huevos, el hígado de los animales, el pescado y otros frutos de mar, las leguminosas y las nueces lo mismo que en la lecitina de soya.
Un equilibrio indispensable:
Lograr equilibrar el consumo de grasas significa:
- Frenar los procesos inflamatorios
- Protegerse de las enfermedades cardio y cerebro vasculares
- Alejar el riesgo de muerte súbita
- Reducir el riesgo de cáncer
- Lograr que el sistema inmunitario se mantenga fuerte
- Darle buena nutrición al cerebro
- Asegurar el desarrollo sicomotor de los bebés así como su crecimiento
- Favorecer la fertilidad y conservar buena salud
- Equilibrar el sistema hormonal femenino
- Evitar el síndrome premenstrual
- Hidratar la piel y mantener su elasticidad
- Favorecer la salud de los ojos
- Luchar contra la diabetes
- Proteger los huesos
- Alejar la depresión
Nunca había escuchado hablar acerca de la hipoglicemia, y sin embargo, había pasado más de veinte años escribiendo en la prensa sobre temas de salud. No había escuchado y ni siquiera sabía que pudiera existir. Cuando, en una persona cualquiera, normal, con plena salud, el azúcar en la sangre desciende a niveles demasiado bajos.
Por supuesto, sabía acerca de la hiperglicemia y la diabetes, del exceso de azúcar en la sangre. También estaba enterada de que, en ocasiones especiales y de manera particular cuando un diabético no mantiene su dieta estricta, el azúcar puede "escurrirse" hasta niveles tan bajos que les puede desencadenar un coma diabético. Altamente peligroso!
Por ello, cuando el médico mencionó hipoglicemia tuve que pedirle explicaciones. Y lo que me dijo fue exactamente eso: la glicemia en la sangre se desequilibra y cae por debajo de los niveles considerados como normales. Esto crea una situación de alto riesgo que puede derivarse en dos vertientes: la persona cae en un coma diabético y/o comienza a fraguarse una diabetes tipo 2, mal llamada del adulto.
Desde entonces trato de hablar de este tema en toda oportunidad que se me presenta. Porque es un trastorno muy poco conocido, de consecuencias delicadas que podrían y pueden y deben evitarse. Por sus síntomas, se le confunde con otros muchos trastornos. Se le interpreta como una baja de tensión arterial, como un desequilibrio entre el sodio y el potasio, como la consecuencia de un choque emocional, como un exceso de cansancio, falta de sueño o demasiada intensidad en el trabajo o el deporte.
Como se ve, nada específico que pueda realmente hablar de que allí sucede algo distinto.
Veamos cuáles son los principales síntomas:
- Sensación inicial de ansiedad
- Miedo
- Temblor
- Las ideas se nublan, no hay claridad mental
- Sensación de un inminente desmayo
- Abundante sudoración
- El corazón se acelera
- Enorme cansancio
- Necesidad urgente de recostarse
- Necesidad también urgente de orinar.
Cuando se manifiesta la hipoglicemia, comienza la persona a sentir una enorme necesidad de comer alimentos dulces o carbohidratos refinados. Se entrega entonces a "devorar" todo lo que le cae bajo la mano sin saciarse ni empalagarse nunca. Entre más dulce, mejor. Y esto ocasiona un altibajo en los niveles de la glicemia: sube para inmediatamente después bajar. Sin que la persona se de cuenta porque aún pueden no haberse manifestado los síntomas, el antojo de azúcar se incrementa.
En esas condiciones, el páncreas comienza a secretar cada vez mayores cantidades de insulina lo que desestabiliza el mismo páncreas. Es entonces cuando puede desencadenarse la diabetes tipo 2.
El organismo sí necesita de azúcar. El cerebro, recordémoslo es un tremendo goloso y lo que le encanta es precisamente el azúcar. Sin embargo, las necesidades son medidas: con el equivalente de dos cucharas pequeñas de azúcar circulando en la sangre es más que suficiente para satisfacer al goloso y llenar las necesidades del organismo. Más allá de esa cantidad o el abuso en el consumo abren las puertas para el desequilibrio.
¿Cuáles son las posibles causas para que una persona sufra de hipoglicemia?
- Disbalance de la glucosa
- Dieta alimenticia pobre o exceso en el consumo de carbohidratos refinados
- Mala absorción de los alimentos
- Estrés
- Embarazo y parto
- Lactancia
- Consumo de alcohol
- Infección por cándidas
- Sensibilidad o alergia a los alimentos
¿Qué hacer?
El primer paso es aprender a mantener el balance en los niveles de la glicemia en la sangre. Lo logrará a través de la dieta, de una rutina de ejercicios o deporte, por el estilo de vida y hábitos saludables.
¿Qué comer y tomar?
- Al igual que lo aconsejado para la angustia y los ataques de pánico, escoja siempre cereales integrales como el arroz y la quinoa
- Busque los carbohidratos de lenta absorción que irán proporcionando poco a poco azúcar a la sangre lo que permitirá estabilizar los niveles adecuados
- Alimentos como leguminosas, lentejas, garbanzos y otros, son aconsejados
- Nueces y semillas Entre ellos las almendras, nueces del Brasil, semillas de ajonjolí
- Verduras y frutas. Se citan en espacial el repollo, el brócoli, las alcachofas lo mismo que los retoños de cereales y granos
- Pescado y carne no grasa
Evite:
- Azúcares, dulces, tortas, bizcochos, helados, galletas...
- Pan blanco elaborado con harina refinada
- Gaseosas
- Té, café, chocolate
Otros consejos:
- Acuéstese temprano para permitirles al hígado ya la vesícula biliar descansar
- Desayúnese. Salir de casa con el estómago vacío es propiciar el descenso en los niveles de azúcar en la sangre
- Distribuya en cinco o seis comidas los alimentos del día. Que sean en horarios fijos.
- Mientras se estabiliza, combine en una misma comida la proteína con el carbohidrato lento y las verduras.
- Si es vegetariano, asegúrese de incluir en su alimentación diaria suficientes cantidades de tofú, nueces y semillas, legumbres y, si puede, huevos.
La persona se siente morir. O cree estar rozando la locura. Comienza a sudar, tiembla, no logra concentrarse, tiene la mente confusa y se le borran las ideas, el corazón se acelera. Ella entonces tiene ganas de encerrarse en un cuarto porque el entra mucho miedo de salir ya que algo puede pasarle en cualquier momento.
Son algunos de los síntomas que caracterizan la angustia. Reacciones que se presentan a cualquier edad, cualquiera que sea el nivel de educación y estudios, cuando se es o no profesional, con cargos directivos o no, cuando se tienen suficientes medios económicos o no.
La angustia: junto con la depresión es hoy uno de los más frecuentes desórdenes. Altera la vida de quien la sufre y la lleva a comenzar un deambular de consultorio a otro sin que siempre se le den explicaciones claras. Y sin que se le diga que esa angustia puede muy bien derivarse de una falta de vitaminas de la familia B y de minerales como el magnesio, o ser con secuencia de una dieta pobre en nutrientes pero rica en azúcares y productos refinados.
Es cierto que existen causas de índole sicológica y siquiátrica. Pero, con enorme frecuencia la angustia está relacionada con causas orgánicas: una falla en los elementos químicos del cerebro, un desequilibrio en sustancias que circulan en el organismo, como el ácido láctico.
Aguda o crónica, la angustia puede dar lugar a ataques intermitentes de pánico. Estos son de distinta duración: unos minutos o hasta media hora. Sus síntomas son semejantes a los de la misma angustia pero a éstos se le han de agregar otros como la dificultad para respirar, dolor en el pecho, boca seca, sensación de peligro inminente y miedo, temblores, taquicardia, mareos y náuseas. En esos momentos, la tensión arterial puede elevarse de manera considerable o, por el contrario, alcanzar niveles muy bajos. En este último caso, queda un inmenso cansancio y mucho desgano y falta de energías.
Algunas de las causas de la angustia incluyen:
- Estrés crónico
- Adrenalina no balanceada
- Alergias alimenticias
- Mala absorción de alimentos
- Niveles de glicemia en la sangre no controlados. Hipoglicemia o baja de azúcar en la sangre
- Uso de estimulantes como el café, el té, la nicotina y otras drogas
- Deficiencias nutricionales
- Hipertiroidismo
- Depresión
Entre éstos, hablamos del disbalance nutricional. Más concretamente, se relaciona con un exceso de lactato en el cuerpo. Esta es una derivación del ácido láctico, producto normal del metabolismo, que se incrementa durante el ejercicio y el trabajo muscular. Cuando se registran niveles altos de lactato en la sangre, surgen los ataques de angustia y/o pánico, y la persona se siente permanentemente angustiada.
Normalmente, el lactato se convierte en dióxido de carbono y agua y es expulsado del organismo. Sin embargo, en algunas personas, este proceso no se cumple a cabalidad y por ello se presentas los niveles altos de la sustancia en la sangre.
Otro elemento que influye en la angustia y el pánico es la glucosa. Los almidones, azúcares carbohidratos refinados, el sorbitol de la miel o la fructosa (de las frutas) se convierten en glucosa que no es otra que el azúcar de la sangre. La conversión de hace en varias etapas químicas, una de las cuales conduce a la formación de lactato. Esto puede suceder cuando el hígado no funciona bien o cuando hay deficiencia de una de las vitaminas B, o de un mineral como el zinc y el magnesio.
Pero aquí se presenta un aspecto interesante: y es el enlace que se da entre el calcio que circula en el cuerpo y el lactato. A ese momento, éste queda imposibilitado para ocasionar angustia y pánico. De allí que uno de los recursos para tratar estos desórdenes sea la administración de suplementos de calcio. Queda claro que el mineral no se utiliza para curar la angustia, la agorafobia o el pánico sino para prevenir e impedir los ataques.
¿Qué hacer?
Llene su dieta de productos que le ayudan a combatir el estrés, y trate de hacer varias comidas al día -entre cinco y seis- para evitar las fluctuaciones de azúcar en la sangre.
Los alimentos recomendados son:
- Granos integrales como arroz, avena y quinoa. Proporcionan vitaminas B y magnesio, ambos útiles contra el estrés. De manera particular, el magnesio ayuda a que los músculos y los nervios se relajen
- Cantidades de verduras verdes: col rizada, chicoria, brócoli, repollo
- Alimentos ricos en calcio y magnesio: retoños de trigo, soya, lentejas, nueces, verduras de hojas grandes verdes, apio, lechuga, semillas de ajonjolí, almendras
- Alimentos que fortalecen los nervios: arroz enriquecido con vitamina B, puré de batatas dulces, yogur natural, cebada y verduras cocinadas al vapor
- Alimentos ricos en vitamina C.
Evitar:
- Cafeína, alcohol, nicotina y otras drogas
- Azúcares, especialmente carbohidratos refinados
- Evitar el trigo si se le comprueba intolerancia al mismo.
Además:
- Haga todo cuando sea necesario para tener noches de sueño tranquilo. Si es necesario, dése tiempo para una pequeña siesta después del almuerzo
- Mantenga una rutina de ejercicios suaves. Dedíquele por lo menos 20 minutos diarios. Bailar, caminar, nadar son algunas de las actividades que le pueden beneficiar.
- Aprende técnica de relajación: yoga, meditación, tai chi, ejercicios de respiración, música relajante
- Utilice aceite con esencia de lavanda. Es un excelente relajante.
- Coma pequeñas colaciones, en horarios frecuentes a horas fijas y evite el exceso de azúcares y alimentos refinados.
Esa es una campaña que se debería llevar a cabo. Que las personas sonrían. Una sonrisa abre puertas y, como dirían las novelas rosa, conquista corazones. Pero a nosotros se nos ha olvidado sonreír.
Para comprobarlo, haga el siguiente ejercicio: usted se dirige en su carro o en cualquier otro medio de transporte, público o privado. Mire a su alrededor, detalle los rostros de las personas que se encuentran a su lado, adelante o atrás. Lo más probable es que verá caras serias, de personas ensimismadas, estresadas y muy tensas. Que van rumiando sus preocupaciones. Y si de casualidad alguien suelta una carcajada, ésta será bien disonante en semejante ambiente, y se voltearán a ver quién fue el osado que se rió. Y si alguien sonríe, más de uno pensará que se trata de una persona loquita o, mejor aún, que busca coqueteos!
Como es obvio, hablar de sonrisa nos lleva a hablar de dientes. Pensamos en la salud de la boca, dientes y encías. Y, por supuesto, llegamos al tema de la alimentación.
Desde el nacimiento se comienza a labrar la salud dental. Cuidando las encías del bebé, procurando limpiar los restos de leche, se comienza a labrar el terreno para una futura dentadura sana. Luego, por supuesto, comienzan los cuidados cuando van naciendo los primeros dientes. Cuidados que serán para toda la vida.
A la par con la higiene, se encuentra la alimentación. Hay productos que protegen los dientes y otros que los dañan. Entre éstos, por supuesto, se menciona al principal culpable: el azúcar. Pero se ha de distinguir: un caramelo que usted chupa sin masticar, que se derrite solo en la boca, no le hará el daño que pueden producir otros dulces como las llamadas melcochas, los caramelos blandos y las galletas y tortas. Todos ellos dejan residuos en la superficie de sus dientes, en los intersticios entre un diente y otro, y son estos residuos los que van a atacar, dañar y producir caries. A los productos hechos a base de azúcar se han de agregar los carbohidratos que también, una vez masticados, dejan residuos adheridos a los dientes.
Claro está que, el principal consejo, el más elemental para evitar los daños es el cepillado. De allí que no sean únicamente los azúcares los culpables sino otros muchos factores. Ponemos en primera fila la mala higiene dental, el uso deficiente de los productos destinados a esa higiene (hilo dental y enjuagues entre otros). Debemos incluir además la falta de calcio y la alimentación deficiente.
En el reverso de la medalla se encuentran los alimentos capaces de proteger los dientes contra la caries. Se incluyen entre ellos los quesos, carnes, frutos secos, zanahorias y frutas frescas. Con una advertencia: se han de comer los frutos secos con prudencia en el sentido de que pueden dejar adherencias que hagan daño. Claro está que es bien distinto comer uvas pasas que uvas frescas.
Entre ellos, han recibido especial atención los quesos y las manzanas. Mientras éstas ayudan a limpiar los dientes de los restos de comida, los quesos contribuyen a neutralizar el daño causado por los ácidos presentes en la boca y productores de caries. No se necesitan grandes cantidades de quesos para que surtan su efecto: con una tajada de apenas 15 ó 20 gramos es suficiente protección.
Las encías
No caben dudas de que las enfermedades periodontales, o de encías, pertenecen más a la edad adulta que a la infancia. Las caries, en cambio, son mucho más frecuentes en niños, adolescentes y adultos jóvenes que en los mayores.
Esto se explica por la presencia de un proceso conocido como mineralización. A medida que se avanza en edad, el cuerpo deposita cada vez mayores cantidades de minerales en los dientes y esto los capacita para defenderse mejor de los ácidos que originan las caries.
Problema bien distintos es el de las encías. Gingivitis, periodontitis y piorrea son tres de las enfermedades más frecuentes. Dos de sus síntomas iniciales que requieren inmediata atención, son la inflamación y el sangrado de las encías. El daño se agrava cuando se presenta la pérdida del hueso de la mandíbula lo que puede conducir a la pérdida de los dientes.
En este punto, la alimentación entra igualmente a jugar un papel primordial. Y lo hace de distintas maneras entre las cuales está la de proporcionar un aporte suficiente de vitaminas y minerales.
Dos elementos deben destacarse para detener las enfermedades periodontales: la vitamina C y el calcio. Por una parte, la C es considerada como vital para la salud de las encías. Por otra parte, la pérdida del hueso obliga a adoptar el tratamiento recomendado para la osteoporosis: suplementos de calcio junto con vitamina D. Se recuerda que la osteoporosis es la descalcificación de los huesos. Éstos, que se vuelven frágiles y quebradizos, conducen a fracturas diversas.
En ese proceso de incluir calcio y vitamina D, se recomienda igualmente consumir productos ricos en fósforo. Un ejemplo de alimento que combina ambos minerales es el requesón. Las alcachofas igualmente son ricas en fósforo.
El esmalte
No menos importante es el cuidado del esmalte de los dientes. Se habla de erosión dental y si bien no suele llevar a la aparición de caries, sí se convierte en un problema serio tanto para la estética como para el bolsillo. Todo tratamiento acaba siendo oneroso y complicado.
Aquí, la alimentación también interviene pero lo hace, sobre todo, porque varios productos alimenticios ocasionan el desgaste de la superficie dentaria. Pero, a la par, se han de mencionar otros factores culpables: medicamentos y trabajos pueden igualmente dañar el esmalte.
Los alimentos ácidos y bebidas como los jugos de cítricos, las gaseosas y algunos refrescos aparecen como muy unidos a la erosión de los dientes. Otro elemento que puede perjudicar también es la vitamina C en su presentación como masticable. Si bien la misma vitamina ayuda -como dicho- a la salud de la boca, cuando se le mastica puede, a la larga, perjudicar el esmalte.
Para evitar estos daños, conviene conocer el grado de acidez de los alimentos. Para su ilustración, a continuación se incluyen las tres categorías establecidas por las nutricionistas Patricia Hausman y Judith Ben Hurley, en su libro "Los alimentos que curan", editorial Urano:
- Muy ácidos: colas dietéticas o no, refrescos de naranja, gaseosas como el 7-Up, jugos de arándanos ácidos, manzana, naranjas, piña, pomelo y uva
- Moderados: Café de filtro, néctar de albaricoque, melocotón y pera, soda, jugos de ciruelas y tomates
- Poco ácidos: Cacao instantáneo, leche descremada y entera, té instantáneo.