miércoles, 7 de mayo de 2014

¡Es tan difícil adelgazar!



¿Por qué hay personas para quienes perder un kilo se hace tan difícil? ¿Por qué, en cambio, para otras, desprenderse de los kilos es casi juego de niños? ¿Qué errores cometen las primeras, qué ventajas tienen la segundas?

Una tema que el médico nutricionista Gillian McKeith analiza en su libro "Biblia de la Alimentación", Guía completa de A a Z hacia una vida saludable.


Con una amplia experiencia, el doctor McKeith analiza múltiples factores que influyen en la pérdida de peso así como falsas creencias y errores que se cometen en torno al mismo tema.


En primer lugar, menciona que sí, en efecto, a medida que se avanza en edad, el metabolismo se hace más lento y por ello se vuelve más difícil evitar ganar kilos y mantener un peso deseado. Las hormonas se hacen protagonistas del disbalance. Sin embargo, para él, hay un factor primordial para luchar contra los kilos, y es el ejercicio. 


"Usted puede vivir sin estudiar trigonometría, dice. Más, sinceramente, usted no puede vivir su vida si no moviliza su cuerpo". La edad es apenas un factor pero no el único. A su lado, el ejercicio juega un papel primordial: mejora la digestión y el metabolismo, y le ayuda a quemar combustible con más eficiencia. 


Por supuesto, en este tema no puede dejarse de lado la alimentación. Comidas desequilibradas, dietas pobres y hábitos alimenticios erróneos, echan a perder todo intento de mantenerse en su peso. Cuando se es joven, usted se puede dar el lujo de comer lo que se le antoja, aún "comida basura". Pero, a medida que pasan los años, esto no le es permitido sobre todo si lo que pretende es mantenerse en forma.


Muchas son las excusas que las personas tienen a la mano para explicar por qué no logran adelgazar. La primera es la tiroides, glándula a la que se le achacan muchos males que, en una inmensa mayoría de oportunidades, resultan productos puros de la imaginación.


Es cierto que un mal funcionamiento de la tiroides lleva a una ganancia de peso. La glándula controla el metabolismo por medio del cual se pierden energías/calorías. Sin embargo, solo mediante un examen  de laboratorio es posible confirmar el funcionamiento deficiente de la glándula y esto ocurre en menos del 10 por ciento de las personas que tienen sobrepeso o sufren de obesidad.


La segunda excusa a la que se acude con mucha frecuencia es el factor genético. Es cierto que la tendencia de la obesidad se hereda; hijos de personas obesas nacen predispuestas a ser ellos mismos obesos. Pero, más relevante que la predisposición está la adquisición de hábitos alimenticios que los padres inculcan desde la más tierna infancia de sus hijos. La herencia puede ser vencida mediante la adquisición de hábitos saludables y de programas permanentes de ejercicios y deportes.


Ahora bien, sí existe una conexión fuerte entre los pensamientos, los sentimientos y el peso. Las relaciones interpersonales, matrimonios y/o divorcios, pérdida del empleo, accidentes o enfermedades, este "bagaje" influye en el peso. Conflictos vividos en los primeros años de vida y que nunca se resolvieron pueden regresar en la edad adulta en forma de trastornos alimenticios. Las personas buscan anestesiar sus desilusiones o fracasos con alimentos de muchas calorías y poco contenido nutritivo, productos que usualmente facilitan la ganancia de peso pero que, a la larga, solo dejan kilos adicionales y mayores desilusiones y complejos.


El nutricionista fija una lista larga de eventos y hechos que impiden la pérdida de peso. Entre los cuales:


- Excesivo consumo de alimentos poco saludables

- Falta de ejercicios
- Disbalance de vitaminas y minerales
- Disbalance de la insulina (causada por abuso en el consumo de azúcares y carbohidratos)
- Intolerancias alimenticias
- Digestión deficiente de los alimentos
- Deficiente funcionamiento de la adrenalina
- Metabolismo pobre
- Problemas tiroideos
- Retención de líquidos

Veamos en detalle algunos de ellos.


1) Alimentarse de manera poco saludable altera la facultad de perder peso. La mayoría de la llamada comida basura (junky foods) contiene demasiados azúcares naturales y artificiales, aditivos, grasas. Cuando usted la consume, recibe cantidades de calorías con pocos nutrientes, y esto le deja una permanente sensación de insatisfacción que lo lleva a seguir consumiendo de los mismos alimentos.


2) La falta de ejercicios. Estos ayudan a quemar calorías e incrementan la masa muscular. Adoptar una rutina permanente contribuye a mantener el peso y a perder kilos en caso necesario.


3) Disbalance de la insulina. Cuando usted come, la glucosa que resulta de la digestión de los carbohidratos es absorbida por la sangre. En ese momento, los niveles de azúcar en la sangre se elevan y al páncreas le llega un mensaje que debe liberar más insulina. El papel de ésta es el de trasladar la glucosa de la sangre hacia las células en donde serán utilizadas para proporcionar energía o guardadas como reserva. 


En una dieta saludable, el proceso funciona a la perfección. Pero en las dietas desequilibradas, donde hay exceso de azúcares y carbohidratos, el proceso se descompone y el páncreas debe producir cada vez mayores cantidades de insulina. Esto lo puede hacer resistente a ella y, cuando esto ocurre, el glucógeno almacenado se convierte en combustible y la glucosa de transforma en grasa.

4) Digestión deficiente. Su sistema digestivo es el encargado de procesar los alimentos y convertirlos en aminoácidos, glucosa y grasas, aprovechando los nutrientes que aporta la alimentación y disponiendo de los desechos. Cuando esto no ocurre en debida forma, se presentan dos situaciones: viene el estreñimiento por una parte, y por la otra, la persona comienza a sentir la necesidad de acudir a "antojos" y, en consecuencia, come de manera desordenada.


5) Metabolismo deficiente. Si usted ha tenido en varias oportunidades anteriores pérdidas de peso y rápidas ganancias del mismo (dietas yo-yo) si mantiene dietas desequilibradas, con pocos nutrientes e insuficientes calorías, usted puede llegar a tener problemas de peso. Cuando usted no come en cantidades suficientes, su cuerpo recibe un mensaje que le indica que hay escasez de nutrientes. De manera autónoma, y para garantizar la supervivencia, ese cuerpo comienza a ahorrar las calorías que quema. Y esas se amontonan y convierten en grasa. Es, de hecho, lo que ocurre cuando elimina una de las principales comidas del día, cuando no desayuna o no cena. 


6) Retención de líquidos. Paradójicamente, si usted retiene los líquidos, le es aconsejado tomar cantidades superiores de agua. Puede que su cuerpo esté deshidratado y necesite de líquidos, o puede igualmente que usted tenga exceso de sodio en su organismo e igualmente una mayor cantidad de líquidos le ayudará a deshacerse de él. Así mismo se le aconseja consumir alimentos ricos en potasio, entre éstos vegetales que puede preparar en jugo. Si la retención de agua persiste, consulte con un médico.

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