¿A quién se le ha de creer: a las investigaciones de los científicos o a la sabiduría popular?
Si usted tiene mente de matemático o si tiene profesión relacionada con las ciencias, dirá por supuesto que los científicos tienen mayor credibilidad que las abuelas.
Pero si usted cree en la tradición y la sabiduría de los pueblos, si ha probado los remedios de la abuela, y le han surtido efecto, dirá que ésta también tiene razón. Es una sabiduría secular que no puede despreciarse.
Quisiéramos que ambas corrientes se compaginaran para crear un bagaje sustancioso de remedios y conocimientos. Porque, finalmente, en tantas oportunidades lo que sale de los laboratorios acaba confirmando lo que dijeron nuestros viejos.
Sin embargo, no siempre hay acuerdo entre ambos bandos. Por una parte, las conexiones entre alimentación y enfermedades, trastornos y hábitos relacionados con la salud son materia de estudio de los científicos, y los resultados nadie los puede negar. Pero también esas mismas conexiones pudieron deducirse de la observación que mantuvieron los adultos mayores a lo largo de sus años de vida. Y ellos, los mayores, tienen palabras válidas.
Contradicciones pero también creencias unánimes. Se encuentran ambas en los temas que vamos a ver.
Lactancia materna y ajo. Siempre se escuchó decir que una madre que estuviera alimentando a su bebé debía abstenerse de consumir alimentos de sabor fuerte como el ajo, u otros alimentos que produjeran gases como garbanzos y pimentones.
Las investigaciones lo desmienten: a los recién nacidos parece gustarles los sabores fuertes. Y por ello aconsejan a las madres comer ajo, cebolla y otros productos que tengan sabor muy pronunciado. Por este lado, ciencia y sabiduría popular no se entienden muy bien.
Pero existe un segundo aspecto: se pensaba que la mujer lactante podía tomar una pequeña cantidad de alcohol porque le aumentaría su producción de leche. Los científicos lo desmienten rotundamente: cualquier bebida alcohólica, aún en pequeña dosis, lleva a la disminución de la leche materna.
En lo que sí están de acuerdo unos y otros es que la mejor alimentación para el recién nacido es la leche de su madre. Le transmite inmunidad y cuanto necesita para ingresar a la vida con buenos augurios. Físicos y emocionales.
¿Cómo abandonar el cigarrillo? Cuando nuestros abuelos eran jóvenes, el cigarrillo no era el malvado que hoy conocemos. Por ello, salvo en circunstancias especiales, no se hablaba de abandonar el vicio. Ni siquiera entonces se hablaba del tabaco como droga!
Los estudios hoy nos dicen que existen alimentos que ayudan a dejar de fumar mientras que otros incentivan el deseo y la necesidad de nicotina.
Uno de los que ayudan a olvidarse del tabaco es la avena. Tomemos el ejemplo de lo que ha sucedido en la India: de tiempos remotos atrás, en la medicina ayurvédica, se ha utilizado la avena hervida para curar la adicción al opio y también al tabaco.
Es cierto que no es un tratamiento con resultados inmediatos. El consumir todos los días, durante tres o cuatro semanas seguidas, lleva a la disminución paulatina de la necesidad de la nicotina. El efecto no es similar en todas las personas: algunas abandonan el hábito mientras que otras disminuyen de manera significativa el número de cigarrillos que consumen.
Otro consejo que se les da a quienes buscan abandonar del hábito es el de tener a la mano un vaso de agua al que se le ha mezclado una cantidad importante de sal. Para tomar sorbos de esa agua cada vez que se les despierte el deseo de fumar. Aquí tampoco el efecto es similar en todos los fumadores y mientras algunos toman el agua con un cigarrillo prendido en la mano, otros lo van abandonando poco a poco.
Los alimentos que ayudan a alejarse de la nicotina tienen una característica común: incrementan la alcalinidad del cuerpo. Entre ellos se citan:
- Espinaca
- Hoja de remolacha
- Uvas pasas
- Higos (brevas)
- Habas secas
- Hojas de diente de león
- Almendras
En cambio, los que incentivan la necesidad de nicotina están alimentos que aumentan la acidez del cuerpo. Entre ellos: el alcohol, carnes rojas, hígado y vísceras, pollo y huevos, germen de trigo, lentejas, quesos, maní, avellanas, ciruelas frescas y pasas, arándanos rojos y café.
Y si usted ha optado por utilizar el chicle con nicotina como auxiliar para dejar de fumar, tenga en cuenta estos consejos:
- No consuma alimentos o bebidas ácidos por lo menos quince minutos antes de masticar un chicle. Los alimentos ácidos anulan la eficacia del chicle;
- El mismo consejo se aplica cuando se trata de gaseosas, jugos de frutas, café y cerveza.
Salud de las encías. El bajo consumo de vitamina C produce sangrado en las encías y otros signos de gingivitis. Junto con el sangrado, aparece la inflamación de los tejidos y, de no tratarse, se degenera el colágeno y se aflojan los dientes.
Por supuesto, el primer consejo que se ha de dar para quien desea mantener sus encías sanas es el de proceder a una minuciosa higiene de la boca, por lo menos tres veces al día, utilizando el cepillo apropiado, con su dentífrico, hilo dental y enjuague bucal.
Pero, a la par, una dieta rica en vitamina C es otro factor que no debe despreciarse. Así, se recomienda: muchas frutas y muchas verduras. Y recuerde que la vitamina C es muy delicada y se pierde con la cocción o con una exposición a la luz prolongada.
Ahuyama y próstata. Esto, por supuesto, no es consejo que busque anular la intervención del urólogo. Ni que tampoco pretenda menguar la importancia de una atención médica cuando ésta se requiera.
Sin embargo, investigaciones adelantadas en los estados Unidos permiten entrever la posibilidad de encontrar en las semillas de ahuyama una ayuda cuando se registra el agrandamiento de la próstata.
Países como Bulgaria, Ucrania (tan maltratada hoy) y Turquía mantienen la creencia popular de consumir un puñado diario de semillas. La explicación científica es que estas semillas son ricas en tres aminoácidos: alanina, glicina y ácido glutámico, sustancias que ayudarían a combatir el agrandamiento de la próstata.
Otros remedios que podrían surtir efecto similar son:
- Las semillas de cocombro o pepino
- Las semillas de patillas o sandías
- El ajonjolí
- Fríjoles de soya
- Linaza
- Almendras, nueces de nogal y nueces de Brasil, maní
- Nuez del palmito.
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