lunes, 16 de febrero de 2015

Sueño y cerebro



Las neuronas no dejarán de sorprendernos. Mucho menos los neurotransmisores. Entre otras razones, porque se inmiscuyen en todo, son curiosos, osados, no temen atropellar y, como si fuera poco, adoran controlar las funciones importantes del organismo.

No es poco decir. Porque están presentes tanto en lo físico como en lo sicológico. Sustancias tan supremamente microscópicas, que ni siquiera se pueden medir en nanómetros, que cobran tal importancia y, no pocas veces, trascendencia.

Que, en pocas palabras, manipulan el bienestar y la salud.

Es el caso que hoy se expone acá. El sueño o, por el contrario, los trastornos del sueño. 

Se calcula que, la tercera parte de la vida de la inmensa mayoría de las personas está dedicada a dormir. Pero, lejos de lo que muchos suponen, dormir no es una pérdida de tiempo: dormir es también vivir por cuanto cumple funciones fisiológicas esenciales. Lo pueden decir los que andan desvelados, que sufren de trastornos del sueño y que pasan las noches "en blanco" y el día bostezando...

Durante la noche, el cuerpo se recarga de energías lo que le permite funcionar a plenitud durante el día. El organismo se recupera tanto física como síquicamente. Ni siquiera durante las horas de sueño el cerebro descansa... Tampoco lo hacen otros órganos como el corazón, los pulmones, intestinos, el hígado, los riñones. Es cierto que el ritmo disminuye pero no por ello se detiene. La vida está ahí.

Mas resulta que cerca de la tercera parte de la población mundial sufre de trastornos de sueño. En un porcentaje alto, el estrés y la inadecuada higiene para dormir bien, los malos hábitos y problemas de salud (como la obesidad) son culpables. Pero, de igual manera, otro alto porcentaje los sufre, esos trastornos del sueño, por causas no aparentes. Estos y muchos otros tratan de disfrazar su trastorno con remedios. Tratamientos que, además de crear dependencia en número elevado de consumidores, no aseguran una buena calidad del sueño.

Los investigadores han ido más allá para detectar otras causas del insomnio. Y llegaron a los vericuetos del cerebro. Más específicamente, a las neuronas. Y aún más cerca, a los neurotransmisores. Allá nos espera una sorpresa.

Porque es, en efecto, la ausencia o el exceso de algunos neurotransmisores los culpables de los desórdenes del sueño y la vigilia. Neurotransmisores o sustancias encargadas de transmitir los impulsos nerviosos de una neurona a la otra mientras su presencia, en centros precisos del cerebro desata múltiples reacciones como las dependencias, la alegría o la angustia, la depresión y el optimismo.

Este es el comienzo: ¿Qué clase de sueño logra usted? ¿Es realmente miembro del club de los desvelados? Responda a estas preguntas:
- ¿Siente que ha descansado bastante cuando se despierta por al mañana?
- ¿Concilia el sueño pronto o da muchas vueltas en la cama antes de dormirse?
- ¿Cuando se despierta en el curso de la noche, le es difícil volverse a dormir?
- ¿Se siente somnoliento durante el día? (Bosteza, le pican los ojos, tiene los párpados pesados...)
- ¿Necesita estimulantes por la mañana para arrancar con su jornada? (Café, tabaco, té o chocolate)

Si su respuesta ha sido positiva una o más veces, puede serle útil asumir ciertos consejos en su alimentación para, así, despertar la acción de los neurotransmisores involucrados. A esta tendencia, se le suman los médicos especializados en micronutrición, o manejo de los problemas, trastornos y enfermedades a través de los micronutrientes, entre los cuales las vitaminas, minerales, aminoácidos.

Varios neurotransmisores actúan entre las células de cerebro para desatar el ciclo vigilia/sueño.

Uno de ellos, quizá principal, es la melatonina, sustancia que se sintetiza con base en la serotonina. Esta, ya lo vimos, se encarga de funciones como la de apagar la irascibilidad y las agresiones o impulsos y precipitaciones. Se ocupa así mismo de apaciguar los antojos y dependencias del azúcar o el alcohol, del tabaco y otras drogas.

Pero hay más: la melatonina tiene también que ver con un segundo neurotransmisor conocido como GABA por sus siglas que igualmente juega un papel importante en el acto de dormir.

Se sabe igualmente que una poca reserva de dopamina lleva a un sueño agitado tras del cual no se han recuperado ni fuerzas ni energías.

¿Cómo suplir las deficiencias de dopamina, noradrenalina, serotonina para que, a la vez, se produzcan cantidades suficientes de melatonina?

Estos son los consejos que dan los médicos:
- Comenzar el día con un desayuno en el que se incluyan proteínas: jamón, huevos, carne roja, pollo o pescado. Incluir así mismo verduras y frutas que facilitarán la secreción de dopamina.
- Este consejo debe aplicarse así mismo para el almuerzo. No deben faltar las proteínas y tampoco las frutas y verduras.
- Entre las comidas y a la hora de la cena, incluir alimentos ricos en magnesio y cereales completos que permitirán la asimilación del triptófano, aminoácido que impulsa la secreción de la serotonina y la melatonina.
- De todos modos, la tirosina se encuentra en abundancia en todas las proteínas por lo que se especifica que, quienes no consumen suficientes cantidades de proteínas pueden sufrir de un déficit de tirosina lo mismo que de triptófano.
- En caso de requerir de tirosina, y si el médico lo aprueba, puede tomar un complejo de vitaminas B, C y de cobre. 
- También con el consejo del médico, pueden tomarse cápsulas de melatonina. Esto es especialmente válido para quienes hacen viajes largos en los que se ven sometidos a cambios bruscos de horarios.

Otros consejos:

No sobra recordar algunas medidas de higiene y dietética que facilitan el bien dormir:

- Una cama confortable, con colchón firme y la oscuridad completa en la alcoba promueven la secreción de melatonina.
- La habitación debe encontrarse a una temperatura entre 16 y 20 grados. El cuerpo se mantiene así en un clima favorable para lograr un sueño reparador.
- Evitar excitantes antes de la hora de dormir, entre los cuales el café, el tabaco y el alcohol,
- Practicar ejercicio durante el día pero evitarlo en las dos horas previas al sueño. Sobre todo en caso de ejercicios intensos que producen cansancio, es cierto, pero que dejan excitación.
- Evitar las comidas abundantes antes de dormir. Se recomienda que la última cena, ligera, se haga por lo menos dos horas antes de ir a la cama.
- Tampoco se aconsejan computadores, televisor, juegos video antes de acostarse. Modifican la secreción de melatonina, aumentan el desvelo y atrasan el sueño.
- Algunas personas pueden beneficiarse de un baño de agua caliente antes de dormir.
- Otras quizá aprecien la ayuda de un vaso de leche tibia endulzado con una cucharada de miel.

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