¿Es saludable comer una fruta después del almuerzo o de la cena? ¿Esta fruta, encima de una comida consistente irrita el estómago porque se fermenta y dificulta la digestión?
Las opiniones son dispares. Hay quienes rechazan en forma rotunda el incluir las frutas como parte del menú al almuerzo o la cena. Mientras que otros las aconsejan y, lo que es más, las recomiendan porque, dicen, son altamente digestivas.
Hay culturas que no permiten omitir la fruta después de una comida. Como lo es la cultura mediterránea. Una fruta, o varias, no puede faltar para completar del menú. Muchas veces la ofrecen aún si han dispuesto de un postre como un ponqué de chocolate, un helado o una tarta con frutas.
En otras culturas, la fruta se presenta para iniciar la comida. Por lo general, viene preparada en jugo -con o sin azúcar- y luego se presentan los platos restantes, sopa, carnes, etcétera. Al final, con frecuencia, sigue un postre. Muchas veces es una fruta en almíbar.
Y si miramos las nuevas tendencias culinarias observamos que muchos platos, que se presentan como de última tendencia, combinan frutas con verduras y otros alimentos salados, sean éstos carnes o mariscos, para dar dos ejemplos.
Tomemos el concepto del Profesor Jacques Fricker, francés, médico nutricionista, investigador en las agencias francesas para la seguridad sanitaria de los alimentos y para los productos de salud.
Pues bien, el doctor Fricker es partidario absolutamente convencido de los beneficios que se derivan de las frutas cuando éstas con consumidas con las comidas, al final de éstas.
"Una nota dulce para finalizar una comida ofrece un gran placer", dice. "No hay ninguna razón para privarse de ella".
Lo que es más: considera que una fruta es un postre excelente. Por supuesto, dice, las frutas de cosecha deben estar en primer lugar de selección porque son frescas, recién cosechadas y se deben aprovechar sobre todo cuando son frutas de temporada muy breve.
Estas son las cantidades que él recomienda como porción para un adulto:
- Una manzana, una pera, una naranja, un durazno o una nectarina
- Uno o dos kiwis o una o dos mandarinas
- Un bol de fresas, frambuesas, grosellas o moras
- Tres o cuatro albaricoques, tres o cuatro ciruelas
- Un puñado generoso de cerezas
- Medio melón cantaloup o una tajada de patilla
- Una o media toronja o medio mango
- Dos tajadas de piña
- Cuatro o cinco litchis
- Un racimo de uvas.
Como los coma o los combine es asunto de usted. De sus gustos y antojos. Bien puede
Comer las frutas al natural es la manera más saludable y sencilla de hacerlo. Sin embargo, mientras usted no tenga problemas de peso ni de diabetes, bien puede agregarles azúcar de vez en cuando (especialmente a las frutas rojas), prepararse una compota con bananos, o combinar varias frutas en una ensalada.
Pero usted bien puede ampliar la gama de sus antojos. Un día le apetecerá preparar una compota de ciruelas. Otro día podrá cocinar manzanas al horno, con un poco de canela y unas uvas pasas, o escalfar cualquier otra fruta tal como pera, manzana, piña, cerezas o albaricoque.
Entonces el doctor Fricker ha desmentido un probable perjuicio que producirían las frutas comidas al terminar una comida. Así mismo desmiente la creencia de que una fruta comida aparte de las comidas no engorda mientras que sí engordaría si se comiera junto con las comidas. Una idea sin fundamentos, dice.
Con lácteos.-
Existen muchas alternativas para combinar una fruta y lograr, así, un postre más variado. Por ejemplo, muchas frutas se combinan muy bien con quesos. Un ejemplo: una tajada de patilla con queso blanco, unas uvas con gruyere, pera con queso de cabra. La fructosa de las frutas suaviza el sabor a veces fuerte y agrio de los lácteos.
¿Y por qué no combinar la fruta, el queso con una mermelada? O una fruta con yogur sin dulce pero con una cuchara pequeña de miel agregada? Otra opción -más azucarada y con menos calcio- sería la de combinar un helado con una ensalada de frutas.
Existen muchos ejemplos para lograr un postre exquisito y nutritivo. A usted le corresponde agudizar su imaginación para crear mezclas deliciosas, llenas de sabor, de colores y de nutrientes.
¿Un ponqué de chocolate?
Para completar un almuerzo. ¿Por qué no?
Por supuesto, evite hacerlo todos los días. Sobre todo si teme ganar kilos, si tiene altos niveles de colesterol o de glucosa en la sangre. Si acostumbra hacer almuerzos y cenas copiosos. De todos modos, los postres elaborados con mantequilla, chocolate, harina y azúcar refinadas, huevos, son muy nutritivos pero no siempre saludables para todos.
Que se coman de vez en cuando, no pasa nada. Para calmar un antojo, para coronar una cena especial, para celebrar un cumpleaños. Ocasiones que bien ameritan esa dosis suplementaria de calorías y grasas.
De todos modos, si usted es de los que gustan de esos postres, le hacen falta, siente que no estuvo completa la comida si no la termina con un postre, trate de escoger los más "saludables". Por ejemplo, las tartas de frutas, de frutas secas combinadas con nueces. Aún puede escoger un trozo de chocolate negro que combinará bien sea con dátiles o con fresas.
Coma su ponqué de chocolate sin remordimientos. Disfrútelo. Pero recuerde incluir frutas frescas entre sus comidas o para terminar la cena o el desayuno.
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