lunes, 24 de agosto de 2015

Horarios: ¿Qué y cuándo comer? (2)



Hay detalles que no siempre se tienen en cuenta. Pero inciden tanto en el apetito como en el deseo de bien nutrirse.

Los olvidamos muchas veces por simple descuido, porque vivimos de prisa, porque, cuando estamos solos, les restamos importancia bajo el supuesto que quitan tiempo, no valen la pena o todo da lo mismo...

Por ejemplo. Y precisamente para quienes viven solos y, en consecuencia, comen solos. El primer recurso es, por supuesto, matar esa soledad y sentarse frente al televisor. O tener un libro o el periódico a la mano.

Pues bien, lo que dicen los médicos es que es mucho más saludable apagar el televisor y más bien concentrarse en los alimentos en sí.

No solo el sonido molesta e interrumpe las conversaciones -cuando varios comparten el alimento- sino que, además, distorsiona la percepción de los sabores e invita a comer mucho más. La pantalla acapara el espíritu y la persona ya no percibe sabores ni aromas. En consecuencia, sus papilas exigen mayores cantidades de sal, más materia grasa y más azúcar para que los mensajes del placer gustativo lleguen al cerebro. Esta alteración es poco propicia para el equilibrio emocional y se convierte en fuente de ganancia de kilos.

Así mismo, es preferible comer lentamente, masticar cada bocado en vez de tragar todo entero. Esto permite:
- Mejor digerir la comida
- Los mecanismos de saciedad de ubican en su lugar adecuado. Cuando se come demasiado rápido hay tendencia a comer mucho más.
- Se aprecian mejor los sabores y aromas.

Estos comentarios son muy propicios. Sin embargo, estamos reunidos hoy para charlar de los horarios de las comidas.

Existe una tendencia cada vez más extendida a aconsejar que los horarios de las comidas se adapten a las actividades individuales, a las ocupaciones laborales u otras, al hambre, a los inconvenientes o entrabas, a los gustos y hábitos de cada cual. No es, en consecuencia, indispensable amarrarse en la camisa de fuerza impuesta por los horarios fijos.

Ya lo decíamos: el ejercicio laboral o profesional tiene sus exigencias y éstas, con frecuencia, impiden acatar el rigor de los horarios inamovibles.

El almuerzo.-

Tenga en cuenta sus horarios, las exigencias o facilidades de su trabajo, sus obligaciones familiares, y establezca los horarios que le convienen. Un ejemplo es elocuente: madres que deben llegar al colegio a las 2 de la tarde para recoger a sus hijos. ¿A qué hora deben almorzar? ¿Antes, solas, o después, junto con sus hijos?

Usted puede almorzar temprano, hacia el mediodía -entre las 12 y las 12.30- o cuando comienza la tarde, entre las 2 y las 3. Otro detalle: no dude en variar los horarios de un día a otro si esto le conviene.

Otro ejemplo: de pronto el miércoles su jefe o su trabajo le exigen que se demore en la oficina y almuerce más tarde. ¿Es esto perjudicial para su salud? No, mientras usted haya comida a media mañana algo consistente, que impida que los jugos gástricos se alboroten y le causen dolores de estómago. Ese "algo" además le proporcionará la energía suficiente para aguantar el atraso en su horario de almuerzo.

Existe igualmente otra solución que tampoco le causará perjuicio a su salud: divida su almuerzo en dos. Por ejemplo, tan pronto tenga un minuto, quizá hacia la 1 de la tarde, coma una ensalada copiosa a la que le habrá agregado pechuga de pollo, atún, salmón ahumado o huevo duro. Más tarde, cuando haya culminado sus obligaciones, coma una fruta y el postre. Esta es una solución muy práctica para profesionales como los médicos o los odontólogos que solo disponen de cinco o diez minutos entre un paciente y otro. Lo ideal es que la repartición se haga entre las 12 del día y las 3 de la tarde.

También dependerán de usted el escoger el lugar en donde comerá sus alimentos. Hay comidas rápidas tan sencillas y fáciles que usted las podrá comer si dispone una esquina de su escritorio, sentado sobre el sofá, en un parque si se encuentra haciendo diligencias. No se deje encarcelar por la imagen de la comida tradicional, sentado "a manteles". Por supuesto, este hábito es ideal pero no siempre se adapta a la vida moderna.

La cena.-

Si algún día usted regresa temprano a casa y desea cenar a las 7 de la noche, no dude en hacerlo. Aproveche para organizar su comida, poner la mesa con sus cubiertos, y disfrutar de los alimentos. Tendrá luego el resto de la velada para leer, mirar la televisión, pasearse o visitar a algún amigo. 

Por el contrario, si se demora en regresar a su hogar, no se preocupe. Cene bien, así sean las 10 de la noche. Ojalá pueda pasar un buen rato antes de ir a la cama porque esto le ayudará a mejor digerir. Si no es posible, que se le hace demasiado tarde, procure que la cena no sea grasosa sino que, por el contrario, sea nutritiva pero liviana.

Almuerzos rápidos.-

Cada vez más personas se ven obligadas a almorzar en el menor tiempo posible. Muchas veces, pueden hacerlo en el restaurante de la empresa en donde trabaja. Otras veces, en cambio, debe llevar sus alimentos preparados en casa, o llegar a un restaurante cercano para comprarlos.

Cualquiera que sea la opción, cuide de la conformación de sus almuerzos o cenas, si es el caso. Estos son algunos consejos:
- Comience por un plato de verduras, ojalá crudas, que complementará con carne o pescado con verduras cocinadas o un carbohidratos (papa, arroz, trigo, couscous, quinoa...).
- Evite escoger platos demasiado grasosos. Si su carne, el pescado o el pollo nadan en salsas pesadas hechas con mantequilla, procure no agregarle vinagreta a su ensalada.
- Si usted está realmente hambriento, coma una tajada de pan, un lácteo o una fruta. Si no tiene tanta hambre, guárdelos más bien para mitad de tarde. Así se levantará más liviano de la mesa y mejor dispuesto para continuar con sus actividades.

Hay muchas opciones para conformar un almuerzo rápido y saludable. Por ejemplo:
- Un sandwich que usted podrá preparar en casa. Para que le sea realmente benéfico, combine el pan integral o hecho con cereales con una proteína (jamón, queso, carne fría, salmón ahumado, pollo asado o cocinado, atún, huevo duro, etcétera). Le podrá agregar unas hojas de lechuga, tajadas de tomate y pepinos, pimentones. Puede untar el pan con mantequilla, yogur griego o queso blanco.

- Una ensalada variada, llena de sabores y colores. Con todas las verduras que se le antojen, algunas crudas otras cocinadas, que usted podrá preparar en casa y llevar en una caja hermética. O, también, prepararse una ensalada de frutas a la que le agregará unos trozos de queso y/o yogur.

- La ensalada puede tener como ingrediente de base pasta cocinada (caracoles por ejemplo), arroz, couscous o quinoa. A los que les agregará todo cuanto se le ocurra. Cuide sin embargo de no cortar desde temprano tomate o aguacate pues no aguantan bien varias horas de espera antes de ser consumidos. Llévelos aparte y agréguelos en el momento de la comida.

- También puede preparar una ensalada de papa a la que le agregará atún, huevos duros, aceitunas, encurtidos. Para adobarla, si le gusta, utilice mayonesa (puede comprarla light), más aceite de oliva y jugo de limón o vinagre de uvas (rojo).

Entre las comidas.-

Algunas sugerencias para ser apreciadas entre el desayuno y el almuerzo o entre éste y la cena:
- Trozos de queso (bajo en grasa si usted no quiere engordar)
- Yogur con una fruta
- Aceitunas negras o verdes
- Frutos secos: nueces, avellanas, pistachos, maní, almendras
- Semillas de girasol, ahuyama
- Galletas saladas
- Pequeñas salchichas y quesos en presentaciones individuales
- Preparaciones a base de aguacate.

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