martes, 8 de septiembre de 2015

Alimente su cerebro



En el mercado se encuentra un sinnúmero de productos que se comercializan como nutrientes inigualables del cerebro.

Sin lugar a duda, una buena parte de ellos han sido deducidos tras investigaciones serias. Son combinaciones de vitaminas y minerales, con sustancias específicas y tienen propiedades poderosas. Sin embargo y por lo general, las sustancias naturales y los alimentos siguen siendo la mejor opción -la más inocua- forma de mantener el cerebro bien nutrido y de complementar la dieta cotidiana.

Estos productos naturales no solo tienen una función específica a nivel del cerebro sino que cumplen otras funciones más sencillas y con la ventaja de ser portadores de mayores placeres en la alimentación. Cuando se les agrega a las recetas, aportan sabor, color, mejoran la textura y la consistencia de los platos. Tienen otra ventaja, no menos despreciable, de ser accesibles y poco costosos.

Hablemos de tres de esos alimentos. Por supuesto, no son los únicos. Pero su fama les da un lugar de prevalencia. 

Espirulina.-

Alga que se reconoce por su color intenso azul verdoso. Crece en algunos lagos de zonas tropicales y subtropicales de aguas alcalinas y alto contenido en sal. Durante mucho tiempo fue alimento venerado por los aztecas que las recolectaban en redes muy delgadas, las secaban al sol y las preparaban en forma de tortas. Actualmente es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los súper alimentos del futuro.

También, y debido a su alta concentración en nutrientes, la Agencia Espacial Americana (Nasa) la escogió como suplemento para enriquecer la dieta de los astronautas en misiones espaciales.

Son muchas las cualidades que destacan la espirulina como alimento excepcional para proteger las facultades mentales y, además, promover el bienestar. 

Entre ellas se encuentra el hecho de que está constituida en un 65 por ciento de proteínas de una calidad biológica extraordinaria. Contrariamente a lo que sucede con las proteínas vegetales que deben ser complementadas con cereales para ser completas, la espirulina aporta por sí sola la totalidad de los aminoácidos esenciales. En este sentido, puede equipararse a la soya, la carne y otras proteínas animales.

Así mismo, el alga es muy rica en clorofila y esto la convierte en un excelente nutriente neurológico pues contribuye a la buena oxigenación del cerebro y a la eliminación de metales pesados que le son tóxicos al sistema nervioso. 

Otra de sus cualidades es su alto contenido en hierro, fácilmente asimilable para el organismo gracias a que va combinado con altas dosis de vitamina C. Es igualmente fuente de pigmentos de acción antioxidante y antiinflamatoria.

La espirulina no siempre se encuentra en los mercados. Pero se le puede conseguir en forma de comprimidos y en forma de polvo. Si se quiere agregar a una preparación culinaria, es preciso ser prudente en las cantidades utilizadas pues tiene un sabor bastante marcado. Con una cuchara pequeña agregada a una salsa es suficiente para obtener beneficios.

Polen de abejas.-

Alimento -o suplemento- utilizado desde los tiempos milenarios. Se le conoce por su altísimo nivel de antioxidantes y algunos investigadores confirman que contiene la mayor concentración de vitaminas encontrada en un producto natural. Es además un alimento proteico, contiene todos los minerales y oligoelementos fundamentales para la salud. Entre ellos, contiene hierro, boro, sodio, potasio, magnesio, zinc, sílice, manganeso y fósforo. Aporta además flavonoides.

Algunos de estos minerales tienen una función directa sobre el rendimiento mental mientras que los flavonoides no solo ayudan a combatir las infecciones sino que, además, mejoran la circulación del cerebro y fortalecen sus capilares sanguíneos.

Lecitina de soya.-

Si tenemos en cuenta que el recubrimiento protector del cerebro se compone de lecitina, y que ésta forma parte de la estructura grasa de las neuronas, es fácil comprender la importancia que tiene este complemento alimenticio, derivado de la soya, sea tan importante.

Un conjunto de ácidos grasos y fosfolípidos componen la lecitina. Ambos son esenciales para la adecuada transmisión de los impulsos nerviosos y la actividad intelectual. Así mismo, mejoran la circulación sanguínea del cerebro, ayudan a reducir los niveles del colesterol en las paredes vasculares y protegen el hígado contra los daños que producen sustancias tóxicas como el alcohol.

Para las personas mayores, la lecitina es especialmente recomendada por cuanto aporta uno de los neurotransmisores incluidos en los fosfolípidos y que combate la pérdida de la memoria.

En realidad, es un alimento recomendado para todas las edades. Por ejemplo, la lecitina es crucial para el desarrollo cerebral del feto y del bebé en sus primeros años de vida. En este sentido, es recomendada a las mujeres en gestación y a quienes alimentan a sus hijos al pecho. Para una mayor absorción, se recomienda combinarla con alimentos ricos en vitamina C y en ácido pantoténico (vitamina B5)  tales como el brócoli y el tomate. Siendo las vitaminas delicadas y frágiles durante la cocción, es preferible comerlos crudos o apenas pasados por agua caliente.

Los alimentos más ricos en lecitina son la yema de huevo, las semillas de ajonjolí y de lino, la soya, las nueces del Brasil y los cereales integrales. La lecitina se encuentra en el mercado en forma de gránulos. 

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