viernes, 11 de septiembre de 2015

Grupos sanguíneos



¿Puede la obesidad ser el resultado de una dieta incompatible con el grupo sanguíneo de la persona que sufre de sobrepeso?

¿Es acaso posible que algunas enfermedades surjan porque la alimentación riñe con el grupo sanguíneo?


¿Es cierto que cada persona debería alimentarse con base en una dieta adaptada y compatible con su tipo de sangre?


Es lo que afirma el naturópata americano Peter d´Adamo. De allí surgió la dieta de los grupos sanguíneos. Una dieta que no es nueva -data de la década de los 80- pero que ha cobrado cierto auge en los últimos años. Motivo  por el cual quise consignarla acá, aún si son numerosos los nutricionistas que aseguran que no tiene ninguna base científica.


¿Qué tanta validez tiene esta dieta? ¿Es acaso otra de las propuestas milagrosas que circulan por el mundo?


Como premisa, se consignan dos características: la persona que la sigue no sufre de sensación de hambre y no plantea límites en cuanto al consumo de alimentos refinados.

Por otra parte, tiene dos desventajas mayores: la ya expresada en el sentido de que no tiene bases científicas es la primera. La segunda es que, de todos modos, se plantean serias y numerosas restricciones que dificultan su ejecución.

¿En qué consiste?

Cada grupo sanguíneo tiene sus propias características. Sobre la superficie de los glóbulos rojos se encuentran proteínas que difieren de un grupo sanguíneo al otro. Según d´Adamo, estas proteínas tienen distintas reacciones cuando se encuentran frente a las lectinas o proteínas de los alimentos. Esta interacción conduciría a la aglutinación de los glóbulos rojos y a la formación de anticuerpos que el sistema inmunitario dirigiría contra las proteínas de los alimentos.

De esta manera se explicaría como el hecho de consumir alimentos incompatibles con el grupo sanguíneo podría conducir a la aparición de enfermedades tan graves como el cáncer.

En el sentido contrario, los alimentos compatibles con cada grupo sanguíneo serían semejantes a los que se consumían cuando estos grupos sanguíneos aparecieron.

Con base en la historia de la humanidad, fueron entonces diseñados cuatro perfiles en los que se consignan los alimentos benéficos o perjudiciales para cada grupo.

Grupo O.-

Aparece como el grupo sanguíneo más antiguo y el más frecuente hoy. Fue el grupo de los antepasados cazadores y cultivadores que se alimentaban con animales como pescados e insectos, y productos vegetales como las bayas, raíces y hojas. Su alimentación era rica en proteínas a tiempo que mantenían una intensa actividad física.

Las personas de sangre tipo O deberían privilegiar en su dieta las carnes magras y evitar al máximo los cereales como el trigo y el maíz así como los productos lácteos ya que su sistema digestivo no está adaptado para digerirlos. Pueden consumir frutas, salvo las mandarinas y naranjas, y verduras, salvo la berenjena, el tomate y las papas. Les conviene evitar las leguminosas como las lentejas. Les es provechosa una actividad física intensa.

Grupo A.-

Habría aparecido en la era neolítica, junto con la agricultura. Epoca en la que el mayor consumo del hombre se compone de cereales y leguminosas. Su actividad física es menos intensa.

Con esta base, las personas del grupo A deben adoptar una alimentación con tendencia vegetariana. Las verduras así como las papas y las batatas dulces, el repollo y los tomates, así como las frutas, salvo las naranjas, deben integrar la base de su alimentación. Deben mantener una dieta con un máximo de productos naturales, crudos o cocinados al vapor, y ojalá orgánicos. Pueden consumir trigo y maíz pero en pocas cantidades. Deben evitar las carnes rojas para darle cabida a las aves. Pueden consumir con moderación los productos lácteos.

Grupo B.-

Habría aparecido en épocas de las grandes migraciones humanas y es, en consecuencia, el grupo de los nómadas. Hombres que capturaban y domesticaban animales salvajes. Su alimentación se basaba en las carnes y los productos lácteos.

La alimentación de las personas de este grupo es más variada. Es el único grupo que puede consumir sin restricciones los productos lácteos. Deben en cambio evitar el trigo, el centeno y el maíz. Ellos son los únicos capaces de consumir y digerir las frutas cítricas.

Grupo AB.-

Es el más reciente de los grupos y pudo surgir con el cruce entre las poblaciones. Entre éstas, en su mayoría de grupo A europeas) y del grupo B (de origen mongoles y del Cáucaso. Tienen una alimentación muy variada.

Es por ello que las personas AB pueden comer casi de todo. Deben darle prelación a la carne de cordero, de ternera, pavo y conejo pero evitar las aves. Todas las frutas y verduras son benéficas, especialmente las ciruelas, la uva y las frutas rojas. Es mejor que eviten las naranjas y las mandarinas.

Para concluir, según d´Adamo, todos los grupos sanguíneos deberían evitar el coco, la carne de cerdo, el salmón ahumado, el ruibarbo, los aceites de semillas y maíz, la pimienta negra y el vinagre.

Así mismo, para todas las personas, se les aconseja consumir alimentos frescos, sanos, no manipulados ni elaborados, carentes de azúcar y aditivos. Conviene a todos, además, limitar las cantidades y evitar los excesos.

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