miércoles, 15 de enero de 2014

El cuerpo habla

 Gloria Moanack©

Hay personas, entre las cuales incluyo a uno de mis hijos, que prefieren comer menos en las comidas para luego tener la capacidad de comer un algo más, distinto a lo cocinado. Escuchar el llamado de esos antojos es para ellas imperativo y complacerlo es una manera de llegar a la saciedad.

Conociendo a mi hijo, siempre hubo en casa un rincón bautizado "el armario de las golosinas". El que, por supuesto, siempre traté de llenar con los alimentos más saludables que llenaran los requisitos de complacer los antojos.

Y hablando de antojos, andaban diciendo por ahí que la mujer que no satisfacía sus antojos durante el embarazo daría a luz a un bebé con una mancha en cualquier parte del cuerpo, de preferencia en la nalga. La imaginación llegaba al punto de asegurar que la mancha sería del mismo color que el alimento deseado. Roja si buscaba un tomate, blanca si era un helado de vainilla, marrón si era un chocolate.

Por supuesto, ninguna base científica podría validar semejante leyenda. Leyenda que podría haber sido inventada por una mujer a la que el marido no complacía...

Los antojos no son sinónimo de hambre. Todos lo sabemos, son simplemente unas ganas inmensas (casi irreprimibles) de comer o tomar algo específico. A veces ni siquiera se tiene una idea precisa de lo que se anda buscando, y esto sí se vuelve peligroso porque muchas calorías se almacenan en esa búsqueda del algo.

El hambre es otra cosa. Tanto ésta como el apetito tienen su punto de partida en el cerebro Allí, en el hipotálamo, se ubica la sede del apetito y desde allí se coordinan la necesidad de recibir energías y el apetito. El apetito, que es un sabio o un mago, sabe cuándo ordenarle al cuerpo de comer y también sabe hasta dónde debe comer, si las cantidades han sido suficientes o no. Esta mecánica suele funcionar con puntualidad pero existen cinco circunstancias en las que se desajusta, y éstas son:

- Cuando la necesidad de recibir energías se ve satisfecha con alimentos no sólidos sino con bebidas: gaseosas, jugos de fruta o cualquier bebida dulce;
- Cuando demasiadas calorías han sido juntadas en una misma comida. De allí la recomendación de evitar el abuso con los alimentos demasiado grasos (fritos, galletas, tortas), y se recuerda incluir verduras en esa comida ya que son las que menos calorías aportan;
- Cuando se consumen carbohidratos de rápida absorción o azúcares rápidos. Estos incluyen los cereales y azúcares refinados que proporcionan energías que se gastan de una vez. En estos casos, se recomienda remplazar estos productos por aquellos que no han sido refinados y agregar verduras que hacen más lento el procesamiento de las comidas;
- El mecanismo también se altera cuando la persona es sedentaria;
- Y cuando se come como respuesta a las emociones, al estrés y al aburrimiento. 

Existen muchos alimentos que pueden satisfacer los antojos. Se citan a sabiendas que cada persona tiene sus gustos, hábitos y preferencias. Son simples referencias e incluyen:

- Un yogur con o sin frutas
- Unas tajadas de queso (blanco o descremado si teme engordar)
- Aceitunas. Las verdes tienen menos calorías que las negras sobre todo cuando son conservadas en agua. Atención con el exceso de sal
- Encurtidos: pepinos y otras verduras. Su sabor acre y fuerte ayuda a calmar la ansiedad de comer
- Cualquier verdura: pepinos o cocombros, zanahorias, rábanos, tajadas de pimentón, hojas de lechuga y hasta calabacines cortados en tajadas finas, tomates pequeños o cherry. Todo crudo y complementado con sal
- Nueces y semillas. Ya las hemos mencionado varias veces: almendras, avellanas, nueces, maní, pistachos. Semillas de ahuyama o girasol. Granos de soya. Todo tostado al natural sin agregarles aceite
- Galletas y palitos de sal
- Una tajada de pan untada con queso fundido
- Una tajada de jamón. Existe el jamón libre de grasas en un 98 por ciento. Igualmente recomendados los jamones de pollo y pavo
- Una tableta de chocolate negro
- Frutos secos: dátiles, albaricoques, ciruelas y uvas pasas. Se encuentran otras opciones: frutas deshidratas entre las cuales piña, manzana, mango y banano.

Si los antojos acompañan los estados de bajas energías, problemas emocionales, estrés o aburrimiento, se citan algunas opciones bastante eficientes para distraer el antojo:
 - Una agua aromática preparada con hojas de hierbabuena, verbena o manzanilla
- Aguas aromatizadas frías con sabor a limón, manzana, naranja o menta
- Jugo de tomate adobado con unas gotas de limón y/o pimienta
- Café, té, una taza de chocolate caliente. Esta puede prepararse con leche semi descremada o completamente descremada para reducir las calorías.

Un algo más importante: cualesquiera que sean la bebida y el alimento que selecciones, tome su tiempo para saborearlos. Escoja un sillón cómodo, ponga música, cúbrase bien si tiene frío o ventile la habitación en caso contrario. Relájese. Que sea en un ambiente agradable lo que contribuirá a calmar su ansiedad.

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