lunes, 27 de enero de 2014

Invertir, atesorar

Gloria Moanack©

A los jóvenes les queda difícil valorar el significado del ahorro para el futuro. O sea, la contribución con un porcentaje de su sueldo para el fondo de pensiones. Quizá más sentido pueda tener la contribución si se le considera como una inversión. Sí, una inversión para ser aprovechada en el futuro. Que signifique que comienzan desde jóvenes a atesorar y que esto será una garantía para cuando ya no estén trabajando.

Esta misma imagen se aplica para alcanzar la longevidad.

Para ella también se debe invertir. Ya no a partir del momento en que se es profesional o que se comienza a ganar un sueldo, sino desde el momento mismo del nacimiento. Por supuesto, a los padres les corresponde abrir la alcancía, la misma en la que los hijos adultos seguirán atesorando.

La longevidad. ¿Qué significa? Ya no hablamos de tercera o cuarta edad. Esos términos se revocaron. Hoy hablamos de adultos mayores. Es decir aquellos que alcanzan muchos años de vida. Lo que se busca es que sea una vida de óptima calidad y pleno Bien-Estar. No es vivir por vivir sino vivir bien. Es mantenerse joven a pesar de los años. Porque fíjense: hay viejos de apenas 20 años de edad, que parecen enmohecidos, mientras que hay jóvenes de 70 años, "pimposos" y alegres. Es cuestión de saber administrar su vida.

Charlemos en torno a este propósito, el buen envejecimiento, la longevidad saludable. Se cumple a través de muchos caminos. Físicos, mentales, espirituales. Vale aclarar que éstos últimos, los espirituales, no necesariamente tienen connotaciones religiosas. Esos caminos integran un todo que rodea a la persona y la ayudan a vivir en plenitud.

Mi padre murió cuando cumplía casi los 90 años. Pero puedo decir que se mantuvo muy joven hasta muy pocos años, casi meses antes de su muerte. El y otras personas mayores me mostraron el camino. Por supuesto, existen factores genéticos, hereditarios, hay condiciones innatas que contradicen todas las previsiones y contrastan las precauciones. Sin embargo, aquello de cuidarse es siempre una buena inversión. Para todos.

Veamos algunos tópicos. La mente para comenzar. Mi padre, y excúsenme si lo vuelvo a citar, se mantuvo siempre abierto al mundo, a las novedades y descubrimientos, a los progresos. Habiendo nacido en 1902, le eran desconocidos muchísimos conceptos y avances tecnológicos y científicos que se fueron dando en la segunda mitad del siglo. Cuando tuve que cerrar su apartamento, encontré entre sus papeles uno que me conmovió de manera especial: una hoja en la que había anotado la definición de algunas disciplinas como la antropología, la sociología, la arqueología Y esto me lleva a comentar que, además de mantenerse ávido de nuevos conocimientos, curioso frente a los progresos y avances, nunca sintió vergüenza de preguntar.

Aquí van entonces dos de las cualidades que deben preservarse en beneficio de la mente: la curiosidad y la permanencia de la mente, ojos y oídos abiertos Sin temer preguntar lo que no se comprende o lo extraño. No es una vergüenza como podrían pensarlo estudiantes de colegio y casi universitarios. Es más bien prueba de inteligencia querer saber más y aprender. Es por demás un gran aliado para la longevidad!

Bien sea en el trabajo o con nuestra profesión, o más allá de ésta -ojalá sea así- cuestionar y buscar aprender algo nuevo cada día es un excelente ejercicio. El cerebro es como un músculo que debe trabajar y ejercitarse para mantenerse fuerte. Quieto, se anquilosa. Qué agradable para una persona mayor conversar con más jóvenes que él, ser capaz de emularlos y también comprenderlos, a ellos y al mundo en el que viven.

Otro excelente ejercicio para fortalecer la mente es tratar de realizar operaciones matemáticas sin la ayuda de calculadoras o de cualquier otro equipo. Podría, por ejemplo, hacerlo en sus noches de insomnio: contar y restar ovejas! Operaciones sencillas al principio, multiplicar, dividir, ir contando los escalones que se suben y multiplicarlos por el número de pisos hacer la suma de sus compras a tiempo que la cajera va pasando los productos. Esto mantiene el cerebro activo y la mente alerta.

Un punto adicional acerca de los beneficios de ejercitar la memoria, de aprender a concentrarse y a recordar. Mirar detalles y almacenarlos para volverlos a enumerar en otro momento, observar su alrededor para memorizarlo. Son pequeños trabajos mentales de gran alcance ya que son citados como una de las claves para alejar o quizá evitar el Alzheimer!

Tampoco podemos olvidar, en este mismo mundo de la mente, la importancia del ocio y la recreación, de la relajación y de la lucha para sobreponerse al estrés. Hasta no hace muchos años se pensaba que los niños "perdían su tiempo" jugando. Sin embargo, hoy se sabe que los juegos ayudan a construir las mentes, a equilibrar los ánimos, a despertar el intelecto, a complementar el desarrollo. Así mismo ayudan a botar las tensiones y a aprovechar de manera útil el tiempo de ocio. Eso mismo se aplica a los adultos. Tener pasatiempos interesantes, tener siempre un buen libro a la mano, sembrar y cultivar amistades, disfrutar de los momentos libres. Son algunos de los ladrillos que ayudan a construir una vida amable que conduzca a una adultez también amable.

En el campo espiritual, cada cual tiene sus ideas establecidas y se le respetan. Creer, meditar, reflexionar, acciones que ayudan a la superación mientras ésta contribuye a mantener a la persona en niveles altos, cualquiera que sea el camino que siga.

Por supuesto viene el campo físico, orgánico. La estructura que ha de consolidarse para alcanzar la longevidad. Ya hemos hablado con ahínco de la importancia del ejercicio, de cómo reduce de manera significativa los riesgos de enfermedades, y del bien dormir, benéficos ambos para la mente y el cuerpo. Recapitulemos entonces los aspectos quizá más importantes para la longevidad en lo que tiene que ver con el Buen Comer para el Bien-Estar. Pensemos que cada día el cuerpo se reconstruye, se regenera, se desarrolla, se modifica. Necesita de todos los elementos que nos aportan los alimentos para hacerlo a cabalidad.

Entre estos elementos se encuentran:

- La leche y los productos lácteos. Como fuentes de calcio. La osteoporosis es quizá la única enfermedad de la adultez que se puede prevenir desde el nacimiento. La leche y sus derivados deben estar presentes a lo largo de la vida como garantía de buena salud ósea y dental. Los primeros años, la adolescencia y la adultez hasta los 30 años para la formación, crecimiento, desarrollo y estructuración de los huesos. Los años siguientes para consolidar el calcio y, a partir de los 50 ó 60 años para evitar la cristalización de los huesos y su fractura.

- Las proteínas. Encargadas de la regeneración de los tejidos. Toda persona debe consumirlas a diario. Son tan importantes que se podría decir que no deben estar ausentes de ninguna de las comidas, en las cantidades adecuadas para cada persona. Sean de origen animal o vegetal. Ayudan a mantener los músculos fuertes y son responsables del mantenimiento y renovación de todas las células del cuerpo. Por supuesto, hay proteínas más recomendadas que otras, sobre todo para las personas mayores o para quienes sufren de alguna enfermedad. Pero se puede decir, en términos generales, que es aconsejable evitar el exceso de las carnes rojas. Como sugerencia, se indica que se pueden distribuir las diversas proteínas a lo largo de la semana. Por ejemplo, una vez carnes rojas, dos veces pollo, dos o tres veces pescado, leguminosas combinadas con un cereal dos o tres veces a la semana, quesos, yogur y huevos. 

- Los aceites y grasas. Este es un punto muy importante pues se habla de proteger las arterias y de alejar los riesgos de varios cánceres y de accidentes cardio y cerebrovasculares. Como visto, las grasas saturadas, de proveniencia animal, contribuyen a taponar las paredes internas de las arterias impidiendo el paso de la sangre y la adecuada irrigación de los órganos. Esto conduce a los infartos. Por otra parte, el exceso en el consumo de esas mismas grasas abren las puertas a varios cánceres, entre los cuales senos, colon y próstata. Igual debe decirse de las mantequillas, margarinas, cremas y mayonesas, de los alimentos fritos y los aceites hidrogenados. Estos se transforman en trans, más nocivos aún que las grasas saturadas. Se recuerdan los beneficios de los aceites vegetales, entre los cuales se recalca el de olivas.

- La sal. No es culpable en sí de la hipertensión arterial. Sin embargo, para quienes están predispuestos a sufrirla, y aún antes de que se manifieste, el exceso de sal precipita las alzas tensionales. La hipertensión arterial no es una enfermedad pero es el primer paso que conduce a infartos y otros trastornos en las venas y arterias. Es un enemigo taimado, silencioso, que no suele manifestarse sino muy tarde, cuando ha causado el daño.

- Los azúcares. Consumidos en exceso se convierten en grandes enemigos de la salud y la longevidad. La parquedad debe ser la norma cuando se habla de ellos. Además de incentivar la obesidad con todos los estragos que acarrea, los azúcares pueden llevar a los niños a la hiperactividad mientras que, a los adultos mayores, les desestabiliza el funcionamiento del sistema digestivo sin aportarles beneficios nutricionales. Hablamos de los azúcares refinados, de consumo rápido, entre los cuales se incluye el azúcar blanco y el moreno, de caña o de remolacha, la miel, los dulces y otras golosinas, así como todas las harinas y productos refinados. Benéficos son los azúcares lentos que provienen de los carbohidratos o harinas no refinados, de las frutas y algunos vegetales.

- Los cereales. Los nutricionistas los han colocado como el punto fundamental, el más importante de la pirámide alimenticia. Los que se deben con sumir en mayores cantidades, más que los demás productos de esa misma pirámide. Los cereales aportan minerales y son indispensables para el buen funcionamiento integral del cuerpo. Deberían incluirse en las tres principales comidas. Para los mayores, son de fácil digestión mientras les garantizan el aporte de energías.

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