No son cuentos: los alimentos también ayudan a levantar el ánimo, a luchar contra los estados depresivos y la irritabilidad, la fatiga y la ansiedad. Hasta pueden mejor el mal humor!
¿Cómo lo hacen? No siempre se conocen los mecanismos exactos pero muchos de ellos actúan sobre los neurotransmisores, conocidos como los mensajeros de las células del cerebro. Algunas veces porque inducen sensación de placer y bienestar. Otras veces porque simplemente tonifican tanto el cerebro como el cuerpo. Algunos alimentos además aportan nutrientes conocidos como antidepresivos.
Con una ventaja inmensa: los alimentos no producen adicción ni suelen tener efectos secundarios indeseados. Son mucho más inocuos que algunas sustancias farmacológicas pero tampoco son milagrosos e ilimitados en su benevolencia. Jamás podrían actuar en casos de depresiones severas ni de esquizofrenia.
Hablamos de alimentos y bebidas como el café, el ajo y el ají, las espinacas y los azúcares o carbohidratos.
Comencemos con el café y su influencia en el estado de ánimo. Más de uno querrá interrumpir para decir que el café, a él o ella, le produce insomnio y lo tensiona, le da dolor de estómago y hasta náuseas. Es totalmente válida la observación pero esto no le ocurre a todo el mundo. Hay personas que toman un café antes de dormir como si fuera una tisana...
En general, es fácil comprobar como una taza de buen café tomado al despertar actúa como un muy agradable "fuetazo" que dinamiza, despierta las ganas de actuar y moverse y hasta produce alegría. En realidad, a la cafeína es a la que debe endilgarse los elogios y hasta podría trasladarse el efecto al té y al chocolate.
Sin embargo, los estudios científicos mencionan el café como tal. Se ha observado como las personas que sienten tristeza o depresión, o viven la llamada tristeza estacional o de invierno acuden con frecuencia a una taza de café. Aunque puede no conocerse en detalles la forma como actúa sobre el cerebro, las conclusiones son contundentes: es un antidepresivo, entendiéndose de que se habla de depresiones leves y no de cuando se han convertido en una enfermedad que exige tratamiento.
El café produce adicción, es cierto. Se comprueba cuando la bebedora consuetudinaria lo suspende sin previo aviso. Durante los días siguientes tiene los mismos síntomas de la abstinencia con dolores de cabeza, irritabilidad, mal humor y pereza mental. Pero es una adicción que no deja secuelas. El café no exige, como sí lo hacen otras sustancias adictivas, un incremento cada vez mayor de consumo o la búsqueda de sustancias más intensas o poderosas. En general, los "cafeinómanos" se contentan con las dosis acostumbradas y rara vez las sobrepasan.
De todos modos, la buena noticia es que, con una sola taza de café al día es suficiente para disfrutar del efecto antidepresivo.
Otras sustancias sí tienen efecto y muy alto sobre algunos neurotransmisores. Hablamos del azúcar y la serotonina. Puede tener grandes inconvenientes el azúcar, y ser prohibido para personas como los diabéticos, pero no caben dudas de que es uno de los grandes y más efectivos antidepresivos naturales al alcance del hombre. Aún sin necesidad de escudriñar en las investigaciones, lo notamos por nosotros mismos: ¿cuántas veces, cuando estamos tristes o nerviosos o deprimidos buscamos un dulce o cualquier alimento azucarado para reconfortarnos? Sin saber siquiera que en ese caramelo puede estar el alivio a nuestras tensiones. Es como si el cuerpo adivinara sus necesidades, y de manera espontánea fuera a buscar el remedio.
Para evitar confusiones, no hablemos del azúcar sino de los azúcares o carbohidratos más almidones. Todos ellos incentivan la producción de la serotonina. Se ha comprobado que niveles bajos de este neurotransmisor abre la puerta a distintos problemas siquiátricos, a la depresión y la tristeza, la ansiedad y hasta la violencia. Pero aquí viene un detalle interesante: comer mucho dulce suele causar aletargamiento, somnolencia y falta de energías. Pero en quienes sufren de depresión o tristeza o quienes andan con los ánimos bajos, los azúcares son de una gran ayuda. Pueden incluirse alguna que otra golosina, un caramelo o una tajada de ponqué. Sin embargo, se habla, de manera primordial, de los carbohidratos: cereales integrales y los productos elaborados con ellos como la pasta, de leguminosas y hasta de verduras y frutas.
Precisamente es en el mundo vegetal en donde encontramos otra sustancia magnífica para levantar el ánimo y bajar la ansiedad. Se trata de la vitamina B9 o ácido fólico que hemos mencionado en varias oportunidades anteriores. Se ha comprobado que su deficiencia da como resultado la aparición de distintos problemas siquiátricos, entre ellos la depresión. Compensar el faltante de vitamina B9 no es complicado: las cantidades requeridas son mínimas -se miden en microgramos- y muchas verduras la contienen. Entre ellas, las espinacas y otras de hojas verdes grandes, las arvejas, las repollitas de Bruselas, habichuelas, arroz integral, garbanzo, banano. Media taza de espinaca es suficiente para suplir las necesidades diarias.
Tampoco podemos dejar de lado la necesidad de un mineral: el selenio. Para ello, busquemos la comida de mar en donde se encuentra selenio en buenas cantidades: ostras, almejas, pescado, atún enlatado! Igualmente el mineral se encuentra en las semillas de girasol, en los cereales integrales y en los hígados de pollo.
Y atención a esta obervación: una sola nuez del Brasil, una diaria, suple toda la necesidad en ácido fólico que cualquier persona requiere. Es tan impactante su poder que se calcula que tiene 10.000 veces más selenio que cualquiera de las restantes nueces!
Como las demás vitaminas de la familia B, el ácido fólico actúa para proteger y asegurar el funcionamiento adecuado del sistema nervioso. Si se le toma junto con la vitamina E, su efecto se potencializa. Podría ser, según los científicos, que su beneficio se deriva del hecho de ser un antioxidante poderoso.
Y nos quedan dos otros productos para levantar el ánimo: el ajo y el ají. La influencia del ajo en los estados de ánimo fue descubierta casi por casualidad: investigadores que estudiaban el poder del ajo sobre el colesterol y la sangre observaron que los pacientes que consumían suficiente ajo estaban siempre con buen ánimo y experimentaban sensación de bienestar. Efecto inesperado y bienvenido que dio lugar a la producción de distintos medicamentos homeopáticos con el ajo como principal ingrediente.
En cuanto al ají se ha establecido que su consumo podría producir en el cerebro un incremento de endorfinas, sustancias que producen una sensación de excitación en el cerebro. Su principal componente, la capsicina, sería el protagonista del beneficio. Esto ha llevado a concluir que el ají, entre más picante, más atrae a los consumidores que manifiestan su inmenso bienestar al consumirlo.
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