El embarazo no es una enfermedad! Es un momento feliz para los futuros padres pero también lleno de zozobra y exigente en los cuidados que deben tenerse. En la medida en que se asuman estos cuidados, que se cuente con el seguimiento permanente del ginecólogo y se sigan las normas básicas de higiene de vida, en esa misma medida el embarazo tendrá un desarrollo feliz.
Estas normas incluyen, por supuesto, el código del Buen Comer. Lo iremos viendo en detalle. Por lo pronto, hablemos de dos puntos de suma importancia que se han de cumplir antes de la gestación. El primero es el de asegurarse que se recibieron las dosis completas de la vacunación contra la rubeola lo que significará que se tiene protección amplia y suficiente. El último refuerzo se debió haber recibido hacia los 12 años. Contraer la rubeola durante la gestación implica un riesgo muy severo de que el futuro bebé nazca con malformaciones: sordera u otra, dependiendo del mes en que se presentara la enfermedad y del momento del desarrollo del feto.
El segundo punto tiene que ver con la importancia de empezar a recibir un suplemento de vitamina B9 o ácido fólico desde el primer momento en que se sospecha del embarazo. Esta vitamina protege también contra posibles malformaciones en el bebé.
Los tres primeros meses del embarazo, que pueden ser de temores e inquietudes, pueden ir acompañados de una serie de malestares para la futura madre. Entre ellos, las bien conocidas náuseas, la dificultad para consumir alimentos y los vómitos. Por supuesto, al médico le corresponderá orientarla al respecto. Entre tanto, conviene equilibrar los alimentos, distribuirlos en cinco comidas diarias con lo que se evitará sentir hambre, y evitar los productos que le produzcan sensación de rechazo. Es muy importante evitar la deshidratación y, si le es posible, tratar de tomar poco a poco el jugo de una fruta.
Si usted es y ha sido una mujer saludable, vaya con confianza y asuma los pasos que requiere su estado. Duerma cuanto más pueda, distráigase, busque actividades placenteras y, si trabaja, trate de mantener su horario sin agotarse ni someterse a demasiado estrés. Vístase con la ropa más cómoda, que no la presione por ninguna parte!
Hablemos ahora de lo que ha de ser su alimentación, la que más adecuada sea tanto para usted como para su futuro bebé. Usted debe recibir todos los nutrientes, minerales y vitaminas indispensables, para que, a su vez, se los pueda transmitir al pequeño que está en su vientre. Tenga en cuenta que éste, para desarrollarse y crecer, requiere de cantidades enormes de minerales -de los cuales el calcio y el hierro son absolutamente indispensables. Los recibirá de usted: si tiene reservas suficientes y además las incrementa con su alimentación cotidiana, no tendrá problemas futuros. Pero si usted descuida su alimentación, o no recibe suficientes nutrientes, el pequeño se los sacará de todos modos de sus reservas. Una malnutrición materna puede dejar como consecuencia una anemia, desnutrición y/o descalcificación.
Comer bien no significa comer demasiado! "Se come por dos mas no como dos", dice el dicho. Se calcula que, en grandes términos, la alimentación de la madre debe incrementarse con 300 calorías diarias. Representadas, por supuesto, en los alimentos más saludables: proteínas, lácteos, grasas esenciales. Si usted mantiene los consejos del médico o del nutricionista, no deberá temer una ganancia exagerada de peso. El promedio normal deseado está en un incremento de entre 9 y 12.5 kilos que se distribuirán así: un incremento de 3.5 a 4 kilos durante las 20 primeras semanas de gestación, a partir de las cuales se puede esperar una subida de entre 400 y 500 gramos semanales. Si proyecta amamantar, se le aconseja ganar 12.5 kilos con lo cual mantendrá una reserva necesaria para la lactancia.
Cuando una futura madre gana mucho más del peso aconsejado, los riesgos serán grandes. Entre ellos, el peligro de sufrir de toxemia y preclampsia, aumento de riesgos de nacimientos prematuros, incremento de la morbilidad y mortalidad durante el parto, hipermadurez fetal.
Para el bebé también habrá riesgos, entre los cuales, uno de los principales, es la posibilidad de sufrir de obesidad en sus años futuros con las complicaciones inherentes a la misma.
¿Qué debe comer la mujer en gestación?
- de la más alta calidad. Estas son las constructoras de los tejidos y en el feto irán poniendo ladrillo tras ladrillo hasta su completa formación.
Durante los primeros tres meses del embarazo, podrá mantener las cantidades que consume usualmente. Pero a partir del segundo trimestre, se le aconsejará incrementar las proporciones de una media medida adicional. Si come 70 gramos normalmente, súbalos a 105. Las proteínas más completas son las de pollo y pavo, pescados, huevos, nueces y semillas, quinua y tofú, soya, leguminosas. Estas últimas combinadas con un cereal integral se convierten en proteínas completas.
- Aceites y Omega 3. Los ácidos grasos esenciales Omega 3 se encuentran, entre otros, en los aceites de canola, nueces y soya, pescados grasos, nueces y semillas, aguacates. Ayudan al crecimiento del cerebro del feto, contribuyen a regularizar la tensión arterial de la futura madre, reducen los riesgos de nacimientos prematuros.
- Lácteos. Indispensables. El calcio no debe faltar y para ello la madre debe consumir dos veces más productos lácteos que los que acostumbraba recibir.
- Carbohidratos de lenta absorción. Que incluyen cereales integrales, avena y arroz entre ellos, cereales ya listos que no contengan azúcar, pasta hecha con harina integral, tubérculos como la papa y la batata. Además de proporcionar sensación de saciedad, ayudan a mantener los niveles apropiados de la glicemia y contribuyen a evitar el estreñimiento.
- Verduras y frutas. Que cumplen también la función de evitar el estreñimiento y proporcionan vitaminas y algunos minerales.
- Hierro y vitamina C. Indispensables para asegurar la mayor producción de sangre que se produce durante el embarazo. El hierro, se recuerda, está en las lentejas y garbanzos, huevos, verduras de hojas grandes y oscuras, incluido el brócoli, aves, uvas y ciruelas.
- Entre las comidas: una amplia selección de alimentos, que no necesariamente contengan azúcar, se puede consumir. Entre ellos, las frutas deshidratadas como las uvas y ciruelas pasas, nueces y semillas, galletas hechas con avena, ponqués elaborados sin mantequilla (pueden ser de zanahoria y aceite), hamburguesas de soya, preparados a base de salsa de ajonjolí o tahini, yogur sin dulce al que se le agregan frutas, una tajada de queso con pan integral.
- Agua, mucha agua. Un promedio de ocho vasos diarios. Aunque el feto, a medida que crece, comienza a presionar la vejiga, y la urgencia de orinar es mayor, el agua es indispensable para evitar el estreñimiento. Sobre todo cuando se comen muchas fibras, entre las cuales el salvado.
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