Pero mucho más allá de los chistes y las mofas, los ronquidos pueden significar un problema delicado de salud. Un trastorno descubierto hace apenas tres décadas y que, por ello, no está inscrito en la memoria de las personas. En ese sentido, los ronquidos no son tomados como asunto que requiere de tratamiento y atención sino que siguen siendo motivo de conflictos conyugales y de peleas entre compañeros que comparten una habitación.
Por ese desconocimiento y por ser un problema también relacionado con el Buen Comer y el Bienestar, quise traerlo como tema de la charla de hoy Porque, además, es un asunto que toca a cualquier puerta, que atañe a adultos jóvenes y mayores, y que se puede corregir antes de que tenga consecuencias serias.
Se trata del Síndrome de Apnea del Sueño. Afecta al 4 por ciento de la población mundial. Entre los adultos jóvenes, es más frecuente en hombres que en mujeres, pero en adultos mayores se presenta en igual proporción. Con un punto adicional no despreciable: lo pueden sufrir también menores de edad.
Es tan importante este síndrome que los especialistas lo han calificado como la principal y más importante causa de los trastornos del sueño. Y aunque su origen tiene muchas ramificaciones, una de éstas es de primordial relevancia: la obesidad. Por otro lado, el síndrome afecta igualmente al bienestar ya que ocasiona noches de muy mal dormir con las consecuentes alteraciones a que da lugar durante el día.
La Apnea, llamada Hipopnea cuando es leve, se describe como los repetidos episodios de obstrucción de las vías respiratorias superiores que se presentan mientras la persona duerme. Durante lapsos de más de 10 segundos a veces durante un minuto y más, la respiración queda interrumpida lo que da lugar a un colapso por reducción o suspensión del flujo de aire a los pulmones. Imaginemos la situación: mientras la persona duerme, queda obstruida la vía respiratoria, la persona deja de respirar porque el aire no llega a los pulmones. La obstrucción cede al cabo de segundos, regresa el aire a los pulmones y la persona reacciona con un ronquido.
Estos episodios ocurren durante la primera y la segunda etapa del sueño, conocidas como las de sueño ligero. De allí en adelante, el sueño queda alterado, y esto repercute en las tres etapas siguientes del sueño: la tercera y la cuarta que son la de descanso, y la quinta, cuando se producen normalmente los sueños. De hecho, es durante esta última etapa, cuando los músculos están totalmente relajados, que se registran las apneas más largas.
Como anotado, las apneas son de distinta duración e intensidad variada. En cuanto a duración, pueden ser de apenas unos segundos a más de un minuto. Y en intensidad, se definen como apneas leves cuando se registran entre 10 y 20 episodios por hora, moderadas cuando son entre 20 y 30 los episodios, y severas si son más de 30 episodios. En todo momento el conveniente consultar con un médico, pero es sobre todo en el caso de las apneas severas cuando es imprescindible hacerlo, antes de que aparezcan problemas más serios entre los cuales trastornos pulmonares y cardíacos.
Es cierto que casi todos (si no todos) roncamos. Por supuesto, nosotros mismos no nos damos cuenta de ello, y se necesita que el cónyuge, el compañero (a) o un familiar se den cuenta y nos lo adviertan. Pero esos ronquidos ocasionales no llevan a consecuencias. Pueden ocurrir bien sea porque tenemos la nariz congestionada, que estamos con gripa o que tenemos el sueño pesado después de una cena opípara. Sin embargo, cuando los ronquidos se presentan noche tras noche, y varias veces en una misma noche, sabemos que son signo de que algo anda mal. Y es cuando comenzamos a consultar bien sea con un neurólogo o con un neumólogo. Por supuesto, el más adecuado es el especialista en sueño -el somnólogo.
Entre las causas se incluyen algunas de tipo físico como el tener la mandíbula inferior más corta que la superior, y la campanilla muy grande. Hay otras de distinta índole como la obstrucción nasal (posible por adenoides que se deben operar), y las amígdalas inflamadas que obstruyen las vías respiratorias. También puede influir el hecho de dormir boca arriba. Pero la que se considera como la causa más frecuente es la obesidad y, de confirmarse, implica que la persona deberá iniciar una dieta para perder los kilos necesarios hasta alcanzar un alivio. Muchas veces, habiendo perdido los primeros cinco o seis kilos, comienzan a verse resultados alentadores.
¿Cuáles son los síntomas?
- Somnolencia excesiva durante el día. la persona no se da cuenta de que su sueño fue alterado en múltiples oportunidades y por ello tampoco comprende el porqué de su somnolencia diurna.
- De todos modos, sabe que sus noches no le ofrecen un sueño reparador y tampoco siente que recarga energías mientras duerme.
- Capacidad intelectual y rendimiento afectados.
- Sufre de accidentes frecuentes tanto en el ambiente laboral como en las carreteras.
En cuanto a las consecuencias inmediatas, se incluyen:
- Dificultad para concentrarse
- Facultades intelectuales en baja
- Depresión nerviosa
- Cambios en el estado de ánimo
- Ansiedad, irritabilidad
- Dolor de cabeza
- Disminución de la libido
- Fatiga crónica
A largo plazo:
- Trastornos respiratorios y enfermedad pulmonar
- Trastornos cardiovasculares
- Hipertensión arterial
- Angina de pecho
- Infarto del miocardio o en el cerebro.
Por supuesto, los tratamientos son muy variados y dependen, a la base, de la causa que dio origen a la Apnea. En algunos casos, como el de las adenoides y la campanilla grande, puede proponerse una cirugía. En el caso de la obesidad, como anotado, se aconseja un tratamiento para adelgazar.
Existen además equipos especiales que se conectan a la persona durante la noche y que le garantizan una adecuada y permanente oxigenación. Claro está que este y otro tratamiento serán determinados por el especialista.
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