viernes, 21 de febrero de 2014

Usted y los resfriados




Hay épocas, y sin que se sepa muy bien por qué, uno parece hecho en porcelana. Tan delicado y frágil como ese noble material. Cuando cualquier bacteria o virus ataca y produce estragos desproporcionados.

Son esa épocas en que se pasa de un resfriado a otro, de un achaque al siguiente, de una infección intestinal a un dolor de garganta y hasta a una angina. Como diría una vieja matrona: mejor dicho, no levanta cabeza!

Esto suele suceder porque el sistema inmunitario está débil. No alcanza a producir las defensas suficientes para protegernos, para frenar y combatir las infecciones y otras enfermedades. En épocas de lluvias, se culpa al frío de la debilidad. En verano, es porque no circula el viento y los microbios no fluyen sino que se concentran a nuestro alrededor. Cuando hay mucho trabajo, al agotamiento le recae la culpa. Y si se está desempleado es precisamente porque la cabeza no da tregua en sus preocupaciones haciendo cuentas y rumiando tristezas y angustias.

Todo esto puede tener su pizca de culpa. Pero, aunque parezca extraño, la alimentación acaba siendo una de las grandes culpables del descalabro. Un estado de pobreza nutricional acarrea la ausencia de elementos y sustancias indispensables gracias a los cuales el organismo se fortalece, y sin los cuales el sistema inmunitario pierde muchas batallas.

De paso es válido mencionar que en los momentos de alta tensión y de mucho estrés, se bajan también las defensas. El cuerpo entonces requiere de una mejor alimentación para contrarrestar los efectos nocivos de la ansiedad y el mismo estrés. En esos momentos, cuando el sistema inmunitario se ha empobrecido, se hace urgente consumir alimentos ricos en varias vitaminas, entre las cuales, primordial, la C.

Pero hablemos de manera más general. Y mencionemos lo que es y hace el sistema inmunitario. Es lo que podríamos calificar como el ejército de nuestro organismo. En el marco de la gran sabiduría de la naturaleza, el cuerpo fue dotado de una completa organización que le permite hacer frente a las agresiones que le llegan del exterior. Dentro de ese complejo, se encuentran componentes de la sangre como son los glóbulos blancos, los neutrófilos y los linfocitos entre los cuales las células T, las células B y las llamadas células naturales asesinas. Todos ellos se conjugan para combatir no solo los virus y las bacterias sino, además, las células tumorales. Un estado de malnutrición y de debilidad de ese ejército  es propicio para la aparición de distintos cánceres. En este terreno, son de inmensa utilidad las células naturales asesinas.

La potencia y la cantidad de glóbulos blancos y de linfocitos y neutrófilos se determina mediante un examen de sangre, cuando el médico orden un perfil general.

Es cierto entonces que hay épocas en que necesitamos de mucho refuerzo. Pero, antes de acudir a multivitaminas y otros suplementos, es conveniente comenzar por revisar la dieta.

Varios son los alimentos que pueden debilitar el sistema de defensas. Se incluyen entre ellos una dieta con exceso de grasa, incluida la carne con sus gordos, y el abuso de aceites que, aunque son vegetales y poliinsaturados, son demasiado ricos en Omega 6. Se cuenta entre éstos los aceites de maíz y soya.

En cambio, otros muchos alimentos son fantásticos para elevar las defensas en el organismo. Se habla, por supuesto, de las verduras y las frutas, entre ellos los que aportan betacaroteno, el zinc, el ajo y el yogur. Hasta el vino puede ejercer una influencia benéfica.

Ya conocemos las cualidades inmensas de las verduras y las frutas. Por supuesto, todas ellas tienen puntos comunes pero, además, cada una por su lado aporta elementos específicos. De allí el consejo sabio que dan los nutricionistas de mantener una dieta variada. Son muchas las verduras que se consiguen en el mercado , en vez de comer todos los días las mismas, es preciso tratar de alternarlas. Esto dará la seguridad de estar recibiendo toda la gama posible de nutrientes.

Se insiste una vez más en as bondades del betacaroteno Se consigue en lo que es amarillo y anaranjado: zanahorias, ahuyama, papaya son algunos ejemplos. Otros incluyen los albaricoques y duraznos secos y frescos, la toronja rosada, el melón y el mango. Otras verduras, aún si son verdes, son ricas en betacaroteno: la espinaca, las repollitas de Bruselas, el repollo rizado y liso, las lechugas romana y verde, el brócoli. Incluimos la batata en la lista, aún no siendo verdura.

El ajo es un producto "fuera de concurso". Es tan poderoso que los investigadores no dudan en atribuirle el poder de un antibiótico. Incrementa la potencia de los linfocitos T que, a su vez, producen el interferón y la interleucina, ambos agentes químicos que bloquean las infecciones y el cáncer. Por supuesto, no es con un diente de ajo, consumido ocasionalmente, que se obtienen los beneficios. Es un producto que se debe incluir a diario en la dieta. Crudo o cocinado. O se puede recibir en concentrado vendido en las tiendas naturistas.

En cuanto al zinc, se insiste en que es indispensable para que el sistema inmunitario funcione bien. Actúa sobre los glóbulos blancos fortaleciéndolos. El zinc se hace aún más necesario para los adultos mayores cuando, debido a la edad, la glándula del timo , factor importante en las defensas, comienza a encogerse. El timo secreta timolina, hormona que estimula la producción de células T. En ese caso, y no siendo suficiente el zinc que se obtenga con la alimentación, el médico puede formular un suplemento que contenga el mineral con el cual se podrá contrarrestar la pérdida del timo. 

Se recuerda que, entre las principales fuentes de zinc están las ostras crudas o ahumadas, lo mismo que la carne de cangrejo, el hígado de ternera, la carne oscura del pavo y las semillas de ahuyama.

Luego viene el papel del yogur. Este es otro de los alimentos que se debería incluir a diario en la dieta. Se le reconoce el poder de matar las bacterias y, de acuerdo con las últimas investigaciones, también refuerza el sistema de defensas. El yogur estimula la producción de interferón gamma, refuerza el poder de las células asesinas naturales e incrementa la producción de anticuerpos. Este es su gran papel en la lucha contra las células tumorales.

Ahora se presenta el vino. Sobre todo el vino rojo. Que tiene el poder de incrementar la resistencia a ciertos microorganismos. Entre éstos, se encuentran las bacterias salmonela, el estafilococo y la E. Coli, todos ellos presentes en los alimentos en descomposición, como los mariscos y otros frutos de mar averiados o contaminados.

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