lunes, 10 de marzo de 2014

Codos, rodillas, caderas...




En éstos y en todas las articulaciones del cuerpo puede aparecer la tan temida artritis. Enfermedad que, de acuerdo con las estadísticas mundiales, podría afectar, en algún momento de sus vidas, a la mitad de la población del mundo occidental.

Pero hablar simplemente de artritis es cometer un error por cuanto éste podría casi ser el nombre genérico de más de cien enfermedades, todas ligadas con la pérdida del cartílago esa textura que juega el papel de colchoneta entre los huesos, y la deformación o destrucción de las articulaciones. Sí existe la artritis como tal pero es apenas una. Entre las restantes, las más frecuentes suelen ser la osteoartritis, la artritis reumatoide, la artritis juvenil, el lupus eritematoso, la gota. El reumatismo, que suele confundirse con la artritis, es una enfermedad distinta que no atenta contra las articulaciones sino que se limita a los tejidos blandos como los músculos, ligamentos, tendones.

Las causas de cada una de estas enfermedades no son siempre muy claras y menos evidentes. Muchas de ellas provienen de una predisposición genética, otras se derivan de la influencia de bacterias, otras más son consecuencia del desgaste consecuente de una larga vida de esfuerzos hechos sobre algunas articulaciones. Muchas otras más son de origen desconocido. Algunas atribuidas a estados prolongados de estrés agudo.

Vale mencionar que no son solo de adultos mayores. También se diagnostican  en niños y jóvenes. En este caso, la enfermedad no se agrava con la edad.

Queda establecido que ninguna de las artritis es curable. Sí se pueden tratar y aliviar los síntomas, el dolor, las inflamaciones, pero son tratamientos que requieren de una vida de cuidados. En algunos poco casos se mencionan limitaciones en la alimentación aunque cabe resaltar que la medicina tradicional no se inclina por los tratamientos asados en dietas específicas. Sí acepta algunos criterios, como la eliminación de la carne roja y el vino para quienes sufren de gota. O la pérdida de kilos cuando la persona está en sobrepeso o es obesa para eliminar la tensión que se produce sobre las articulaciones.

En términos generales, son las medicinas alternativas las que proclaman los beneficios que significa el asumir nuevos hábitos alimenticios como parte importante y benéfica del tratamiento. Estas medicinas tampoco hablan de curación pero sí mencionan dos aspectos. El primero, productos específicos para reducir la inflamación. El segundo, productos o sustancias para impedir que se agrave y para tratar de frenar el daño en los cartílagos.

Hablemos entonces del primer aspecto: los productos que pueden ayudar a desinflamar las articulaciones.

 - Las grasas. Algunas pueden influir de manera negativa, otras positiva. Se mencionan las prostaglandinas, sustancias químicas que juegan un papel fundamental. Están las que provienen de las grasas animales y los aceites sometidos a altas temperaturas cuya estructura química de altera. Estas son las prostaglandinas 2, perversas culpables de la inflamación. Se les enfrentan las prostaglandinas 1 y 3. Las primeras se encuentran en aceites de poco frecuente uso tales como el de borraja, de grosella negra y linaza. Estos aceites tienen el gran inconveniente de ser de sabor fuerte y poco agradable. En cuanto a las prostaglandinas 3, mucho más fáciles de conseguir, se les encuentra en las verduras de hojas verdes grandes, en el aceite del germen de trigo y los aceites de los pescados.

- Está el Acido Linoléico Gamma (GLA por sus siglas en inglés), que ayuda a desinflamar. Lo proporcionan las semillas de ahuyama, girasol y ajonjolí. Se incluyen entre ellas las semillas de la linaza. Todas estas semillas se pueden consumir en el almuerzo y/o la cena, como ingrediente adicional a muchas preparaciones o como aderezo de las ensaladas. O simplemente se les puede comer entre las comidas crudas o tostadas, masticándolas muy bien para que se les desprenda el aceite. Molerlas es otra manera de consumirlas con el aceite liberado.

- Un tercer elemento interviene igualmente en el proceso para la desinflamación de las articulaciones. Es el Acido Linoléico Alfa (ALA por sus siglas en inglés). Su papel fundamental es el de reforzar la acción de las prostaglandinas 3 y las GLA. Se encuentra en el aceite del trigo y los aceites grasos de pescado.

- Se menciona además el jengibre. Utilizado durante siglos por la medicina hindú, el jengibre debe ser consumido a diario durante por lo menos 3 ó 4 meses para que realmente comience a actuar. Se citan varias maneras de consumirlo: molido con una especie, 1 ó 2 gramos diarios; la raíz cruda, 25 gramos, pelada y rallada, hervida como tisana. Se encuentran trozos de jengibre cristalizados, o se utiliza como condimento en helados, galletas o ponqués.

Aquí viene la segunda propuesta de los médicos no tradicionales: los alimentos que ayudan a frenar el proceso de destrucción o, por lo menos, que influyen en el bienestar de los enfermos. Mencionan como una cantidad suficiente de vitaminas y minerales impiden una mayor degeneración de las articulaciones Hacen énfasis en el papel de los antioxidantes y de minerales como el zinc, el cobre, el hierro, selenio y manganeso. El llevar una pulsera (o brazalete) en cobre puede aportar un beneficio por cuanto pequeñas cantidades del mineral acaban siendo absorbidas a través de la piel.

Entre las vitaminas, el énfasis se da a los betacarotenos, y las vitaminas A, C y E. Se recuerda que los antioxidantes se encuentran en las frutas y verduras. Sin embargo, si por distintas razones, la persona no está en capacidad de consumir cantidades suficientes de productos frescos, se le aconseja solicitar a un médico que le formule unos suplementos de vitaminas y minerales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario