viernes, 21 de noviembre de 2014

Hablemos de los "fitos"



Entre los nutrientes son los menos populares o, por decirlo mejor, los más desconocidos. Son los fitoquímicos y los fitoestrógenos. Sustancias poderosas para la prevención de varias enfermedades y para la protección e todos nosotros.

Veamos lo que son los fitoquímicos. ¿Sabía usted, por ejemplo, que comer brócoli con tomates protege contra el cáncer de próstata? Esto ocurre gracias a los fitoquímicos que ambas verduras contienen. Con una advertencia: combinadas una con la otra, ambas verduras se hacen más potentes en su tarea protectora. Mucho más que cuando se comen de manera separada.

Esta es una de las observaciones que se derivan de estudios adelantados por varias entidades internacionales. Comenzaron observando que algunas poblaciones son mucho más saludables que otras. Quisieron entonces saber por qué. Vieron que, frente a los americanos o los británicos, tanto los franceses como los griegos y japoneses gozaban de mucha mejor salud.

Y no se debía esto ni a alimentación más completa ni a la toma habitual de suplementos de vitaminas y minerales. La respuesta entonces se encontró en los antioxidantes. Mas no vistos éstos de manera individual, verdura por verdura o fruta por fruta. Sino en un conjunto. Los antioxidantes contenidos en la totalidad de la dieta. No se trataba entonces de un consumo ocasional de algún alimento rico en antioxidantes. Sino de una dieta absolutamente completa: consumir la totalidad de los más ricos en antioxidantes alimentos conducía a garantizar longevidad, vida saludable y ajena a numerosas enfermedades.

Los fitoquímicos se explican así: los antioxidantes constituyen un grupo de sustancias químicas naturales, presentes en todas los alimentos vegetales. Junto con una serie de otras sustancias, estas plantas químicas son conocidas como los fitoquímicos. 

En su estado natural, las plantas contienen más de 4.000 antioxidantes químicos naturales que protegen contra numerosas enfermedades que se presentan en el curso de la vida. Entre ellas, enfermedades cardíacas, daños en las arterias, algunos cánceres. Como suplemento, protegen la piel contra los estragos del envejecimiento.

¿Adónde se encuentran? Para nuestra sorpresa, se encuentran  en las frutas y verduras que consumimos en nuestro cotidiano. El color del alimento es una acertada guía para orientarnos acerca del contenido de antioxidantes: entre más intenso es el color, más vivo y fuerte, mayores antioxidantes se encuentran en el producto. Verde oscuro, rojo intenso, morado, azul, amarillo, anaranjado luminoso, estos son los colores que nos deben atraer. El verde oscuro y el anaranjado, por ejemplo, son índice de la presencia de betacarotenos.

Como suele suceder en la naturaleza, la interacción entre los químicos de las plantas es la que produce maravillosos resultados en favor de nuestra salud. Pero usted debe consumir los alimentos y no buscar los beneficios mediante píldoras o suplementos. El beneficio no es similar. 

Principales fuentes:
- Ciruelas pasas
- Moras y otros frutos rojos
- Fresas
- Espinaca
- Repollitas de Bruselas
- Ciruelas frescas
- Fríjoles
- Ajo.

Los fitoestrógenos, por su parte, actúan en un campo bien distinto. Comenzando por el hecho de que son hormonas. Sí son sustancias químicas naturales, pero no tienen que ver con los antioxidantes.

Su influencia fue resaltada en el momento en que los científicos norteamericanos alertaron acerca de los daños que estaba causando la Terapia Hormonal de Suplencia. En sus investigaciones, detectaron que un número importante de pacientes sometidas a la suplencia hormonal desarrollaban enfermedades serias como el cáncer de seno y enfermedades cardíacas e infartos. 

Como ha de suponerse, la advertencia causó gran alarma entre las mujeres mayores de edad, preocupadas porque debían suspender sus tratamientos hormonales con lo cual, suponían y temían, iban a sufrir de osteoporosis y otras consecuencias de la menopausia.

Fue entonces cuando cobró relevancia la acción benéfica de los fitoestrógenos. Estas sustancias químicas, encontradas en las plantas -verduras y frutas entre otras- funcionan como reguladoras de hormonas a pesar de que su acción es bastante menos intensa que la que ejercen las hormonas sintéticas.

Las investigaciones han demostrado que, cuando los alimentos que contienen fitoestrógenos hacen parte de la dieta cotidiana de las mujeres, éstas sufrirán menos de los síntomas de la menopausia, mucho menos de osteoporosis, y una menor incidencia de cáncer de seno. Tienen, además, menores riesgos de sufrir de infartos.

Los beneficios de los fitoestrógenos son acumulativos y, en cuanto más temprano se adoptan dietas ricas en hormonas naturales, mayores y más certeros serán los beneficios en la edad mayor.

Sin embargo, nunca es tarde: aún si usted sufre de osteoporosis, si adopta una dieta cotidiana rica en fitoestrógenos, sus huesos se beneficiarán y usted sufrirá menos de olas de calor.

¿Adónde se consiguen? Los hay en pequeñas cantidades en casi todas las frutas y verduras. Pero el contenido es muy superior en la linaza, las algas, arvejas, lentejas, garbanzos, cereales integrales, nueces y semillas. Pero, de lejos, la mayor y más rica fuente de fitoestrógenos es la soya. No solo como soya en sí, sino en todos los productos hechos con base en la misma: leche, yogur, queso y tofú.

Atención: la salsa de soya y proteínas industriales vegetales que se asemejan a la soya no son fuentes dignas de confianza. 

En cambio, existen fuentes insospechadas como el apio, el ruibarbo, el hinojo, los espárragos y el ajo.

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