martes, 30 de diciembre de 2014

Guayabo, resaca, ratón...



Se escuchan muy a menudo estas tres frases: comí mucho, bebí mucho, dormí muy poco...

Y el resultado de este "desorden"? Guayabo, resaca o, como le llaman los venezolanos, ratón.

Sí, porque esa sensación de malestar, de andar "fuera del tiesto" no es solo producto del alcohol. Sino de todo al mismo tiempo, o de cada cosa por separado. Estar, por ejemplo, en una discoteca en donde todos fuman, todos menos uno mismo, también produce resaca. Trasnochar demasiado es otra de las razones de andar con malestar. Y así mismo cuando se come demasiado -muchas cantidades- o mal -con alimentos a los que no se está acostumbrado y que son pesados, grasosos y llenos de cremas-. O, por supuesto, cuando se excede en el consumo de bebidas alcohólicas.

En sí, el guayabo, como le dicen en Colombia, o la resaca, es a la vez una especie de intoxicación y deshidratación. El alcohol es una droga, socialmente aceptada pero droga que satura el organismo a la vez que lo deshidrata. En cuanto a los alimentos, igualmente saturan el sistema digestivo porque son demasiado elaborados, con exceso de ingredientes y de grasas saturadas, con demasiados azúcares... Y muy poca fruta y muy poca verdura!

De todos modos, analicemos cada una de las causas de ese guayabo.

Comí demasiado...

Basta con un vistazo a las mesas organizadas para las fiestas. Por supuesto, cada país tiene sus hábitos -en Colombia, por ejemplo, sirven la lechona o cerdo y los tamales-. Pero, en general, se presentan platos muy elaborados y muy ricos. Sabrosos, claro está, pero ricos en el sentido del exceso de ingredientes que desbordan los límites de una mediana tolerancia.

Que sean el pernil de cerdo, o el pavo, la paella, camarones en hojaldra. Estos y muchos otros platos, elaborados con tanto esmero y alegría, golpean el organismo y, por supuesto, disparan todas las cifras (glucosa, colesterol, ácido úrico, etcétera...). Y si a ellos les sumamos los postres, ponqués, helados, tortas, más los quesos que, de seguro no son bajos en grasa... 

Diríamos que no importan los abusos porque éstos se dan en la nochebuena y en la cena del año nuevo. Pero, ¿es esto cierto? Una vez que comienzan las fiestas, es asunto de todos los días, de almuerzos y cenas y si acaso, para terminar la parranda, de desayunos copiosos...

Bebí demasiado...

Por supuesto, todo va irrigado con tragos. Muchos tragos y licores, todos mezclados, lo que hace más potente su efecto.

El alcohol, ya lo sabemos, intoxica. Porque, en este caso, no se trata de la copita de vino rojo que nos ayudará a nivelar las cifras del colesterol... Tampoco es la copa de coñac para animar la fiesta, ni el trago de whisky después del trabajo para que bajen los niveles de estrés...

Es tomar por muchas razones. Primero, para ir al encuentro de la alegría, luego, para deshinibir, para mejor compartir con los demás, porque es imposible pensar en fiesta sin trago, porque no tomar es como aislarse...

Muchas excusas, es decir, cuanta excusa cada uno se invente. Todas ellas válidas para quien las ha formulado.

Pero, además de intoxicar, el alcohol deshidrata. En un primero momento, sí produce sensación de liviandad, alegría y deshinibición. Pero más allá de esos primeros tragos, acaba deprimiendo el sistema nervioso y deshidratando el organismo.

De allí se deduce la sensación de guayabo. El organismo está saturado maltrecho y, como si fuera poco, ha perdido líquidos. 

Trasnoché mucho...

O dormí poco y mal. El estar con el estómago lleno, con la cabeza embotada, y llegar a la cama de madrugada cuando casi sería hora de despertar, todo ello deja a cualquiera como desencajado, destemplado.

Aún si se duerme durante toda la mañana y hasta el mediodía o las primeras horas de la tarde, no se logra recuperar la falta de sueño. Las mejores horas para dormir se perdieron bailando o comiendo o coqueteando o contando chistes. Dormir en las horas de la mañana no ofrece la misma calidad de sueño que cuando se duerme en la noche.

¿Qué hacer?

Claro, la solución ideal sería comer poco, tomar poco, dormir mucho sin trasnochar.

Pero es absurdo contemplar cualquiera de estas posibilidades cuando se está involucrado en los festejos. Poquísimas personas saben y logran limitarse tanto en los alimentos como en las bebidas. Muy pocas también prefieren ir as la cama antes de celebrar la llegada del año nuevo.

Así que, más bien, pensamos en otras alternativas. Tales como:

- Comer con moderación, tratando de seleccionar los que más le gusta , sin por lo tanto querer comer de todo y, más encima, repetir... 

- No omitir incluir en el plato verduras. En todas las cenas se presentan bandejas de ensaladas y verduras cocinadas. 

- Limitar los postres y, en la medida de lo posible, evitar los quesos que, naturalmente, irían acompañados con pan.

- No llegar a una fiesta o cena sin antes haber comida algo muy liviano en casa. Sea una tajada de queso con poca grasa, un vaso de leche, unas galletas saladas integrales. Empezar a tomar alcohol con el estómago vacío es poco recomendado. Como se dice, el trago "pegará" más duro.

- Medir los tragos e ir con precaución para no abusar y llegar al estado de embotamiento. 

- Alternar bebidas alcohólicas con alimentos.

- Tratar de no mezclar varios alcoholes. Sobre todo cuando se ofrecen los llamados cocteles o preparaciones a base de alcohol con distintos ingredientes adicionales, entre los cuales jugos de fruta.

- Parar tanto la comida como la bebida una o dos horas antes de regresar a casa. 

- Cuando se llega a casa, tomar varios vasos de agua pura.

Al día siguiente:

- Comer con moderación y platos livianos. Muchas verduras y muchas frutas.

- Tomar mucha agua y bebidas hidratantes, jugos de frutas y verduras, aguas aromáticas.

- Evitar el exceso de café o de té pues ambas bebidas son diuréticas y por lo tanto contribuyen a deshidratar el cuerpo.

- El ejercicio no ayuda a "desenguayabar". Al contrario, lleva a una mayor deshidratación.

- El consejo entonces es no practicar ejercicios fuertes ni participar en competencias deportivas. El estado de deshidratación del organismo pone en peligro a la persona de sufrir de un accidente cardíaco o cerebral.

- Si acaso necesita hacer algún ejercicio, salga a caminar y espere al día siguiente para ir a una piscina, montar en bicicleta o jugar al balón.

- Descanse cuanto más pueda y aproveche las horas de ocio para disfrutar en familia, leer, entregarse a uno de sus pasatiempos favoritos o asistir al cine. 

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