Este es otro de los balances al que poca atención le damos. Sobre todo porque, en la mayoría de las personas, hablar de alcalinidad y de acidez en la sangre no significa mucho. Son conceptos que desconocemos por lo cual no sabemos como aplicarlos a nuestra dieta.
Primero es conveniente pensar en que debemos mantener un equilibrio entre las proteínas animales y vegetales que consumimos, carbohidratos animales y vegetales, grasas igualmente animales o vegetales. En segundo lugar, conviene acercarnos a los conceptos de la alcalinidad y la acidez que producen los alimentos para luego tratar de equilibrar en nuestro organismo -y nuestra sangre- ambos conceptos.
Como primera recomendación, los nutricionistas aconsejan mirar hacia las preparaciones y alimentos que se incluyen a diario en las dietas del Lejano Oriente. Dicen, además, que uno de los grandes problemas de las dietas del mundo occidental es que contienen demasiadas proteínas especialmente de las animales.
Las proteínas, lo sabemos, ayudan a reparar las células y tejidos que se han dañado o desgastado. Proporcionan moléculas que actúan como mensajeras tales como los factores de crecimiento, y los neurotransmisores. Los primeros son los que controlan el crecimiento, desarrollo y la reparación mientras que los segundos dan a las neuronas la posibilidad de comunicarse unas con otras.
Así que, es cierto, el papel de las proteínas en la dieta es fundamental. Sin embargo, o se debe abusar de ellas y la recomendación es que solo ocupen el 11 por ciento del total de los alimentos consumidos. Es la proporción que acostumbran tener los chinos, y de la cual apenas el 1 por ciento es dada por proteínas animales. Mientras que un porcentaje de personas del mundo occidental reciben el 16 por ciento de sus calorías en proveniencia de las proteínas, llegando a veces a sobrepasar el 20 por ciento.
Esto implica que los carbohidratos, que deberían proporcionarnos entre el 70 y el 75 por ciento de nuestras calorías, se encuentra en desmedro.
Además, se presenta la necesidad de consumir grasas -que deben significar el 15 por ciento de las calorías-. Grasas indispensables para alimentar y mantener la estructura y el funcionamiento del cerebro en óptimas condiciones. Las grasas generan además energía y se encargan del papel de termostato de nuestros cuerpos. Por supuesto, se habla de las grasas insaturadas, benéficas ya que las que son saturadas forman aterosclerosis, taponan las arterias y llevan al mal funcionamiento del sistema nervioso.
El balance ácido-alcalino en nuestro organismo es fundamental para la salud física y mental. Este balance que se logra seleccionando los alimentos que producen alcalinidad y acidez nos protege contra la aparición de múltiples enfermedades crónicas, entre las cuales los daños en la estructura ósea y la osteoporosis, cálculos en los riñones, ansiedad y depresión. Un exceso bien sea de acidez o de alcalinidad también genera enfermedades.
Pero acerca de este balance, la medicina no ha desarrollado profundas investigaciones. Por ello, rara vez se le menciona y por ello también se han cometido errores. En los últimos años, sin embargo, se han obtenido informaciones científicas dadas tras las investigaciones desarrolladas en Alemania por el Instituto de Nutrición Clínica de Dortmund.
De estas investigaciones, podemos concluir que:
- Muchos de los alimentos lácteos, que eran considerados como alcalinos, son vistos hoy como generadores de acides. En especial, se citan los quesos duros, con un poder de producir acidez en la sangre tres veces superior a la carne roja.
- Otros productos, generadores altos de acidez en la sangre son las carnes rojas y sus derivados, el pescado, los huevos (especialmente la yema), y otras proteínas que pueden incluir algunos cereales y productos de la soya.
- El pan blanco, el arroz blanco y algunas leguminosas como los fríjoles y las lentejas son generadores moderados de acidez. Sin embargo, el trigo integral es menos generador de acides que lo que se había pensad.
- La mayoría de las grasas y aceites son neutrales.
- La mayoría de las frutas y verduras, aún los tomates y los cítricos, generan alcalinidad en la sangre cuando son metabolizados por el organismo. Lo son igualmente las frutas secas, entre las cuales las uvas pasas.
- Las especies, entre las que se incluyen el jengibre y el ajo, el cilantro y el perejil, son grandes generadores de alcalinidad.
- Son igualmente generadores de alcalinidad los vinos rojo y blanco, las aromáticas -como la de hierbabuena-, las aguas minerales y la leche de soya. En cambio, las bebidas gaseosas -dulces o no- son altas generadoras de acidez.
Para recordar:
- El balance ideal entre alcalinidad y acidez debe mantenerse en 60-40. Estudios hechos en Estados Unidos mencionan que los norteamericanos llegan a un desequilibrado porcentaje de 15-85, con prelación por los alimentos generadores de acidez. Esto lleva a congestiones linfáticas y sangre espesa y viscosa, y, a largo plazo, daños en los tejidos y huesos.
- Muchas de las hierbas y especies ayudan a neutralizar la acidez generada por las carnes, el pescado y cereales como el arroz blanco.
- Es indispensable incluir en la dieta unos alimentos que generen acidez, como las proteínas, para evitar escasez de proteínas en la dieta.
- Es, una vez más, aconsejable consumir proteínas vegetales en cantidades superiores a las animales Comer la carne y el pescado junto con verduras es benéfico, así como tener siempre una ensalada de verduras crudas y cocinadas con el almuerzo y la cena.
Muy alcalinos:
Perejil, albahaca, jengibre, polvo de curry, pimienta negra, espinacas.
Alcalinos:
Frutos rojos, bananos, apio, harina de soya.
Moderadamente alcalinos:
Albaricoques, kiwi, jugo de tomate y/o naranja, cerezas, peras, naranjas, piña o ananás, duraznos, manzanas enteras o en jugo, manzanas, melón. Zanahorias, zucchini, coliflor, rábanos, berenjena, tomates, arvejas, lechugas, chicoria, cebollas, hongos, pimentones, brócoli, pepinos. Entre las bebidas: vino rojo, agua mineral, café, vino blanco. Fríjoles de soya, avellanas.
Acidos moderados:
Cerveza, chocolate, tofú, salsa de soya, arroz blanco, pan blanco, clara de huevo, mantequilla, helado, leche entera, crema de leche fresca, yogur con fruta y/o con leche entera, queso salado.
Acidos fuertes:
Nueces del nogal y maní, noodles preparados con huevo, espaguetis de harina blanca, harina de trigo. Salchichas de cerdo y res, carne roja y de cerdo, pollo, ternera, arenque, huevos enteros y yema de huevo. Se incluyen además los quesos maduros como el camembert, el Gouda y los quesos duros, el cheddar, el parmesano y los quesos procesados.
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