lunes, 2 de marzo de 2015

50 años y más (2)



Y aquí se presenta: el tan nombrado estrés. El mismo que altera nuestra salud y destruye nuestras esperanzas. El mismo que golpea tanto a chicos como a grandes, a hombres y mujeres...

El estrés del que es difícil escapar cuando se vive en el mundo occidental y no se saben asumir medidas de prevención o de protección.

Precisamente es después de los 50 años cuando golpea con más fuerza. No existe una razón única y certera para que esto así suceda. Porque debería ser al contrario: la experiencia de andar batallando, guerreando, domando debería proveer suficientes defensas para saber manejar las situaciones de alta tensión. Pero es así.

Bien es sabido que el estrés, en sus inicios, es la reacción que el cuerpo despliega para defenderse de agresiones, para evadirlas o dominarlas. Pero cuando esta reacción se hace excesiva y/o permanente, es ya mejor hablar de distrés. Una sobredosis de tensiones que se escapan de control y que, lo hemos sentido y sufrido, afecta el buen funcionamiento del cuerpo y, por supuesto, el bienestar.

Contrariamente a lo que se podría suponer, el distrés no es exclusivo de hombres de negocios, altos funcionarios llenos de responsabilidades, ni personalidades. Está igualmente en el campo de los menos favorecidos, de quienes barren las calles o son obreros de construcciones. En este terreno, no cabe la discriminación ni de razas y colores ni de estatus y fortunas.

Frente a las dificultades, peligros y retos, se abren alternativas que cada persona asume de manera única e individual. Es de lo que hablan los ingleses cuando mencionan una de estas alternativas: ante el peligro o el ataque, usted o pelea o huye (fight or flight)... Sin embargo, si a eso se reducen las opciones, de manera inconsciente la persona llega al camino menos adecuado que le impedirá asumir  los retos que le planteará la vida.

De allí se habla de que tanto estrés mal enfocado y peor aún manejado genera tantos casos de infartos y otros accidentes cardio y cerebro vasculares, tensión arterial alta, trastornos del sueño y del apetito, síndrome premenstrual, problemas durante la menopausia, desórdenes de tipo sexual, asma, migrañas, artritis y problemas dermatológicos.

Pero hablemos en estos momentos de lo que significa el estrés para la alimentación. Para los nutricionistas, este es un problema de primer orden. Porque el estrés/distrés, no solo debilita el sistema de defensas y por ende abre las puertas a enfermedades y trastornos múltiples, sino que, además, causa desórdenes serios a nivel de la nutrición y el bagaje de nutrientes que todo cuerpo necesita para mantenerse sano.

El distrés lleva a varias reacciones tales como:
- La súper producción de ácido en el estómago que puede conducir a la inflamación del tejido intestinal, ulceraciones y absorción pobre de los nutrientes aportados por los alimentos.
- Reflujo gástrico que, cuando es severo causa inflamación del esófago. A ese momento, se hace doloroso tragar los alimentos y, con frecuencia, la persona se abstiene de comer para no sentir dolor.
- Por otro lado, es frecuente que el distrés acelere el tiempo durante el cual los alimentos pasan a través del colon. Ocurre por dos razones distintas: o se presenta una motilidad excesiva de los intestinos dando lugar a diarreas, o a irritación como la colitis o síndrome del colon inflamado.
- Muchos de los nutrientes son absorbidos por el organismo cuando el alimento atraviesa la parte baja o última del colon Allí mismo son sintetizadas las vitaminas B gracias a la intervención de las bacterias amigas que habitan en el intestino. Se recuerda que las vitaminas B son las responsables de la integridad y buena marcha del sistema nervioso. Pero, cuando se acelera el paso de los alimentos por el intestino grueso o colon, no da tiempo para la síntesis de las vitaminas y el organismo se perjudica con ello.

Así vemos por qué y cómo se plasma una fuerte interrelación entre el distrés y la nutrición. Con un inconveniente adicional: mientras no se toman medidas para apaciguar el distrés, surge una situación parecida a una espiral: excesivo distrés- insuficiencia nutricional- empeora la nutrición- empeora también el distrés... 

Por supuesto, lo primordial que debe hacerse es aprender a manejar el distrés. Asumir cambios en el estilo de vida es una excelente alternativa. Otra es la de aprender a decir "no" sin sentirse culpable: no se pueden asumir responsabilidades más allá de las propias capacidades para lidiarlas. Quizá ayude igualmente iniciar un programa de ejercicios físicos o practicar un deporte, montar en bicicleta o jugar al tenis... Entrar a un grupo de yoga, aprender técnicas de relajación, aprender a mejor respirar...

Y aceptar cambios en los hábitos alimenticios tales como:

- Darse el tiempo suficiente para cada comida. Evitar "engullir" los alimentos a velocidad máxima para regresar al trabajo o a las obligaciones;
- Procurar nunca saltarse una comida;
- Dividir el total de los alimentos en cinco comidas de tal manera que se coma algo a mitad de mañana y algo más a media tarde;
- Se insiste en lo indispensable que es el desayuno. Es aconsejable conformarlo con cereales integrales, alguna fruta seca y un poco de miel si es de su agrado. Puede así mismo incluir frutas frescas o jugo recién extraído de frutas y verduras, una tajada de pan integral. Así comenzará el día con en energías y alegría:
- La base de sus comidas deben ser los carbohidratos complejos o de lenta absorción, incluyendo el arroz integral, pasta de harina integral, papas, legumbres;
- No se exceda en las cantidades de proteínas y remplace la carne por pescado, queso, huevos, pollo;
- Escoja los alimentos que ayudan a la producción de serotonina tales como los bananos, piña, nueces, higos, aguacate, tomates, dátiles, papaya, maracuya -o frutos de la pasión-, berenjenas;
- Que los alimentos que coma entre las comidas sean carbohidratos que le ayudarán a mantener el nivel de glucosa en la sangre;
- Sea generoso en el consumo de aguas aromáticas y de hierbas para condimentar sus ensaladas y otros platos. Entre éstas, la albahaca, el limoncillo, tomillo, nuez moscada, verbena. Y tome mucha agua.

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