lunes, 23 de marzo de 2015

¡Llegó la primavera!



Es evidente que a cada estación del año le corresponde una propia dieta. Y es evidente porque surgen nuevas cosechas con sus productos renovados, la misma temperatura invita a hacer cambios, lo mismo que el estado de ánimo.

El cuerpo se adapta y por sí mismo reclama esos cambios. Aunque sea tonto decirlo, pero el invierno con sus fríos invita a preparar sopas calientes y platos ricos en condimentos e ingredientes -es obvio- mientras que el verano es el momento de despojar la dieta de todos los platos calientes y complicados y de buscar alimentos fáciles, refrescantes y livianos.

¿Y qué pasa durante la primavera?

Así como la naturaleza se renueva, así mismo el cuerpo busca renovarse. Comienzan a aparecer en las mesas las ensaladas y verduras crudas,los condimentos frescos a base de hierbas aromáticas, las frutas distintas a las invernales que se limitaban a las naranjas y mandarinas más las manzanas sacadas de las neveras industriales...

Pero la primavera también obliga a asumir algunas precauciones. Porque es un momento en el que comienzan a aparecer alergias, más casos de asma y bronquitis, y lo que los médicos denominan como la astenia primaveral, un cansancio que no tiene razón de ser pero que frena todo el entusiasmo que despertaron los árboles en flor y los campos llenos de amapolas y margaritas.

¿Puede la alimentación ayudar a prevenir estos trastornos? 

La respuesta es positiva. Sí. Existen alimentos que fortalecen las defensas y ayudan al organismo a crear sus propias barreras para evitar el decaimiento.

Veamos cómo.

La bronquitis.- El objetivo es lograr que disminuyan y cesen las mucosidades que taponan los bronquios. 

Para vencerla, se recomiendan cambios en la alimentación. Estos son consejos que dan los doctores Jordi Forés Colomer y María Pérez Benítez, en su libro "El médico en tu cocina", Plataforma Editorial. Puede que estos cambios no sean únicamente propios a la época primaveral pero sí son recomendados para los meses que le siguen al invierno. Estos cambios incluyen:
- Disminuir la ingesta de alimentos horneados, sobre todo cuando son confeccionados con harina refinada, y de los fritos;
- Evitar la leche de origen animal y sus derivados. Se puede remplazar por leche de almendra, arroz, avena, soya u otras similares;
- Limitar los alimentos muy salados y las grasas saturadas como los embutidos;
- Limitar los huevos;
- Evitar el azúcar, la miel, el chocolate, los refrescos y, en el caso de los adultos, el alcohol.

La bronquitis puede ser asmática, cada vez más frecuente. Las recomendaciones en estos casos son similares a las ya enunciadas más otros sencillos consejos. Entre los cuales, beber suficiente agua con bajo contenido en minerales y procurar comer alimentos que no produzcan flatulencia ya que ésta presiona el diafragma y empeora la enfermedad.

Las alergias.- Se habla de manera principal de la rinitis y también la bronquitis asmática. 

De acuerdo con los doctores Forés y Pérez, es fundamental que las personas alérgicas eliminen de sus dietas y durante un tiempo los alimentos ricos en histamina tales como la carne de cerdo y sus derivados, el chocolate, la leche y sus derivados, los huevos y los enlatados. Para los adultos, se agrega la ingesta de bebidas alcohólicas, entre las cuales, el vino.

La astenia primaveral.- "Se caracteriza por un gran cansancio físico y/o intelectual, un decaimiento emocional, y hace que nuestra actividad habitual sea ardua de realizar". Los síntomas habituales son tristeza de difícil explicación, inhibición sexual, disminución de la presión arterial, de la memoria y el apetito, e incluso a veces irritabilidad.

Lo que recomiendan los médicos, en primera instancia, es asumir cambios alimenticios para prevenir la astenia. En este sentido, y a medida que se va calentando el ambiente, se recomienda una alimentación más ligera y refrescante sin llegar a optar por la alimentación propia del verano. Con esos cambios, tanto el hígado como la vesícula biliar ven sus funciones facilitadas.

Así mismo se recomienda la jalea real y un complejo vitamínico que se adapte a las necesidades de cada persona. Incluir, además, en la dieta, alimentos ricos en antioxidantes (vitamina C, coenzima Q10, selenio, betacarotenos y vitamina E). No solo reforzarán el sistema inmunitario sino que ayudarán a combatir los radicales libres.  

Alimentos para la primavera

Debe imperar el color verde para simbolizar el renovar de la naturaleza y el fortalecimiento del organismo. En términos generales, se recomiendan:

- Verduras y plantas verdes. De toda clase. Las verduras ligeramente amargas y picantes son excelentes para depurar, desintoxicar y limpiar el organismo.

En verduras: "El médico en su cocina" recomienda: Acelga, acedera, alcachofa, ajo, berros, brócoli, canónigos, cardo, cebolla tierna, cebollín, repollo, coliflor, espinacas, espárragos, habichuelas, lechuga, pepino o cocombro, perejil, nabos, remolacha, rúcula.

En hierbas aromáticas: Albahaca, estragón, clavo, melisa, romero, salvia, tomillo, artemisa, bardana, ajedrea.

Cereales: Arroz de grabo medio y largo, bulgur, cebada, pastas integrales, quinoa, trigo y centeno en el pan.

Proteínas: Se recomienda remplazar la proteína de origen animal por la vegetal. Entre la cual: soya verde y blanca, guisantes, habas, lentejas. Se recomienda reducir el consumo de pescado y, en caso de comerlo, preferir el de carne blanca.

Muchas algas son recomendadas. Especialmente; wakame, dulse, nori, kombu, arame y lechuga de mar.

Frutas: Que se pueden preparar en compota o al vapor. Es preferible para la primavera escoger las frutas ácidas y blancas como en kiwi, la lima, uva verde, manzana verde así como frutos rojos, cerezas, nísperos y albaricoques. No será difícil seguir el consejo ya que estas frutas son las que irán apareciendo a medida que transcurrirá la primavera.

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