Los chinos declararon que el mes de abril es el mes del hígado. Porque se acaban los tiempos de frío durante los cuales la comida es más pesada, más rica y con mayor cantidad de grasa. Y porque comienza la primavera y, con ella, se habla de renovación.
Sí, digamos que es el mes del hígado y es un momento óptimo para desintoxicarlo y ayudarle a que él también se recupere y renueve sus energías.
Pero, al lado del hígado -laboratorio maestro del cuerpo- se encuentra la vesícula biliar. Ella también necesita una revisión. Porque ella es igualmente objeto de ataques y agresiones. Que se traducen, no pocas veces, en la aparición de cálculos.
Para desintoxicar el hígado nada mejor que una dieta exenta de excesos: no grasas, o muy pocas, no azúcares, o muy pocos, no sustancias y aditivos químicos. Por supuesto, nada de fritos y, ojalá, nada de alimentos refinados. Adiós al alcohol y a sustancias excitantes que alborotan el sistema digestivo y el hígado también, como la cafeína.
Por supuesto, puede acudirse a remedios homeopáticos. Aceites de apio, zanahoria, extractos de limón, distintas hierbas, boldo, ajo... Son apenas unas pocas de las que un médico homeópata puede recomendar.
Por el momento, concentrémonos en la vesícula biliar y en los consejos para evitar la formación de cálculos biliares.
Hablemos primero de los alimentos que sirven como prevención: muchas hortalizas, fríjoles de soya, aceite de oliva y una muy pequeña cantidad de alcohol.
Veamos así mismo los alimentos que pueden incidir en la formación de los cálculos biliares: el café, el azúcar. Pero también influye el exceso de peso y, aunque parezca contradictorio, la ausencia total de grasa.
Aquí van los detalles.
¿Cómo se forman los cálculos?
La vesícula biliar es una bolsa pequeña situada debajo del hígado y conectada con el mismo. Está llena de la bilis que se fue formando en el hígado y que ella, la pequeña bolsa en forma de pera, expulsa hacia los intestinos para ayudar a la digestión.
En el mundo occidental, el 90 por ciento de los cálculos biliares se forman cuando la bilis se satura de colesterol y se cristaliza. En un alto porcentaje, estos cristales -que pueden ser del tamaño de un grano de arena o tener un diámetro de dos centímetros y medio- pasan desapercibidos. Pero ocurre que uno de esos cristales se desvíe del camino y acabe obstruyendo el orificio que conecta la vesícula con el hígado y el intestino delgado. En ese momento se produce el dolor.
El cálculo puede retomar su rumbo normal o mantenerse como elemento de obstrucción. La vesícula se inflama y se hace necesaria la intervención quirúrgica para retirarlo.
Quienes sufren más de cálculos biliares son las mujeres, especialmente cuando son obesas. Se considera así mismo que la formación de cálculos suele ser un mal de familia.
¿Cómo evitarlos?
Sin lugar a dudas, los alimentos y la dieta en general son factor predominante en la formación de los cálculos y la saturación de la vesícula por exceso de colesterol. Se ha observado que algunos alimentos actúan como "detergentes" para disolver de manera continua el colesterol mientras que otros juegan el papel de detonadores.
Entre los del primer grupo, los detergentes, se sitúan las hortalizas. Varios estudios lo comprueban. Uno de los cuales se realizó en Harvard con cerca de 88.000 mujeres de edad madura y peso normal. Los resultados revelaron que la probabilidad de presentar cálculos era solo de entre el 60 y el 70 por ciento entre las mujeres que consumían mayor cantidad de verduras. Las mujeres que comían mayor cantidad de nueces, fríjoles, lentejas, arvejas, habas y naranjas presentaban una mayor resistencia a los ataques biliares.
Los investigadores consideran que la fibra de las verduras podría ser un elemento primordial para la prevención. Aunque tienden más bien a hablar de la proteína vegetal como principal protector.
¿Qué factores los incentivan?
Las observaciones son contundentes: el exceso de azúcar y la ausencia de fibra son dos de los principales elementos que incentivan la formación de cálculos biliares. Se insiste, de manera especial, en el daño que pueden causar los alimentos refinados, entre los cuales no solo el azúcar sino la harina y el arroz.
Está claro: la fibra protege la vesícula biliar y la ayuda a evitar la saturación. Los productos refinados son carentes de fibra, contrariamente a las verduras, cereales integrales y frutas.
Pero también los investigadores advierten contra el daño que puede ocasionar el exceso de café. Café con o sin azúcar, con crema o sin ella, descafeinado o no. No importa: de todas formas estimula las contracciones de la vesícula y puede provocar los ataques.
Y otra advertencia: pasar muchas horas sin comer o saltarse el desayuno contribuye a la formación de cálculos biliares. Un estudio adelantado a lo largo de 10 años, con 4.730 mujeres, concluyó que existían mayores riesgos de cálculos en aquellas mujeres que pasaban catorce hora o más sin comer. Este riesgo, en cambio, disminuía en las que pasaban menos de ocho horas en ayuno. La explicación es que, sin el estímulo de la comida, la vesícula biliar no produce suficientes ácidos para mantener disuelto el colesterol.
Dos conclusiones adicionales se dieron a conocer. Por una parte, el peligro del exceso de peso, y por la otra el peligro de adelgazar demasiado rápido.
La ganancia de kilos, así sea mínima, es especialmente dañina para las mujeres en edad madura. Estudios hechos en Harvard mostraron que las mujeres obesas tenían seis veces más de probabilidades de sufrir de cálculos renales que las de peso normal. Con solo cinco kilos de sobrepeso, el riesgo se duplicaba. El riesgo es aún mayor cuando los niveles de triglicéridos son altos y los del colesterol bueno HDL son bajos.
¿Qué sucede entonces cuando se pierde peso?
Por supuesto, la solución ideal para las personas obesas es reducir su peso corporal. Pero aquí se presenta una paradoja: dietas que llevan a una pérdida muy rápida de kilos -menos de 600 calorías diarias y menos de 3 gramos de grasa- pueden dar lugar a cálculos biliares en el 50 por ciento de las personas que siguen esas dietas. Cuanto mayor es el peso que debe perderse y mayor la rapidez con la que se reducen los kilos, mayor es el riesgo.
El riesgo puede minimizarse aumentando la cantidad de grasa e incluyendo por lo menos entre 5 y 10 gramos cada día. Esto significaría agregar dos cucharadas de aceite de oliva en una de las comidas diarias.
La grasa es necesaria para estimular la vesícula y ayudarla a que expulse toda la bilis por lo menos una vez al día.
Y, en general, aún si no se trata de prevenir los cálculos biliares, para mantener una buena salud y todas las energías, los médicos aconsejan adelgazar en promedio medio kilo por semana. En caso de cualquier duda, es conveniente consultar con un nutricionista.
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