Aquí atravesamos una nueva frontera del inmenso reino de la nutrición. Y es la de ver cómo los compuestos de ciertos alimentos son capaces de retrasar el envejecimiento, de proteger contra enfermedades crónicas, y de garantizar la integridad de las células.
Estos compuestos llevan un nombre bien definido: son los antioxidantes. Porque, entre muchas otras de sus funciones, está la de combatir y aniquilar las moléculas cargadas de oxígeno cuyo único propósito malévolo es el de dañar las células.
Llamémoslos como la fuerza de policía del organismo, el ejército que tiene a su cargo llevar al hombre y la mujer hacia la longevidad. Una longevidad, como se ha insistido en otras oportunidades, plena de salud y bienestar, de una muy alta calidad de vida.
¿Qué hacen los antioxidantes? Está anotado aquí arriba: ayudan a impedir que se asienten en el organismo los vestigios del desgaste, contribuyen a alejar enfermedades crónicas como lo son los daños cardíacos y cerebrales, el cáncer, la bronquitis, las cataratas, la enfermedad de Parkinson. Y el mismo proceso de envejecimiento.
No solo los compuestos de alimentos actúan como antioxidantes. Las mismas vitaminas y los minerales cumplen la misma función. También lo hacen toda una gama de enzimas y compuestos poco corrientes que cumplen diversas funciones bioquímicas.
Hay grandes concentraciones de antioxidantes en los alimentos de origen vegetal, en los productos de mar y, a veces, en alimentos terrestres de origen animal.
Veamos, a manera de ejemplo, algunos de los alimentos ricos en antioxidantes y/o con gran actividad antioxidante:
Aguacate, ají, ajo y cebolla (excepcionalmente ricos), clavos, repollo rizado, repollo liso, repollitas de Bruselas, comino, espárragos, espinaca, hierbabuena y menta, jengibre, lechuga verde oscura, maní, mejorana, naranja, nueces del Brasil, nuez moscada, pescado, pimienta, regaliz, salvia, patilla o sandía, semillas de ajonjolí, tomates, zanahorias.
Antioxidantes primordiales.-
Betacaroteno: Es la sustancia que da el color anaranjado a varios alimentos. Está asociada con la prevención de ataques cardíacos y cerebrales, del cáncer (en especial el pulmonar). Fortalece la actividad del sistema inmunitario y elimina los radicales de oxígeno libres.
Es bien frecuente que los enfermos de cáncer presenten niveles bajos de betacaroteno. Según investigaciones adelantadas en Gran Bretaña, las probabilidades de contraer cáncer pulmonar eran tan solo de 60 por ciento entre los hombres que presentaban niveles altos de betacaroteno en la sangre.
Principales fuentes: Verduras y frutas con pulpa de color anaranjado, o de hojas verdes oscuras, batata o papa dulce, zanahoria, albaricoques secos, repollo rizado y liso, espinaca y ahuyama.
Glutatión: Este es un importante agente anticanceroso y, según investigadores de la Universidad Emory, puede desactivar a por lo menos treinta sustancias cancerígenas. Protege igualmente contra las enfermedades cardíacas, las cataratas y el asma. De otra parte, ayuda a frenar los daños hechos por los contaminantes ambientales.
Principales fuentes: Aguacate, espárragos, patilla son los tres alimentos que mayor cantidad de glutatión contienen. Otros alimentos son la toronja y la naranja, las fresas, duraznos frescos, papa blanca, calabaza, coliflor y brócoli, tomate crudo. Cantidades moderadas se encuentran en algunas carnes como el jamón cocido, las chuletas magras de cerdo y de ternera.
Indoles: Estos fueron uno de los primeros compuestos anticancerosos descubiertos en los alimentos. En animales de laboratorio, han demostrado gran eficacia para bloquear la proliferación de las células cancerosas. En los humanos, se piensa que contribuyen a prevenir los cánceres de colon y de seno porque influyen, en este último caso, sobre el metabolismo del estrógeno.
Principales fuentes: las verduras crucíferas entre las cuales se encuentran el nabo y el colinabo, el rábano, el repollo y el brócoli, las repollitas de Bruselas, el coliflor, la mostaza y los berros.
Licopeno: Su fama como agente anticanceroso crece de día en día. Algunos investigadores consideran que el licopeno tiene mayor poder que el betacaroteno como antioxidante. Se ha observado que pacientes con cáncer de páncreas, vejiga y recto presentan bajos niveles de licopeno.
Principales fuentes: La fuente más concentrada es el tomate. La patilla o sandía le sigue. Es la sustancia que les da el color rojo al uno y a la otra. Se encuentra en pequeñas cantidades en los albaricoques.
Quercetina: Es uno de los miembros de la familia de los flavonoides con mayor actividad biológica. Se encuentra en altas concentraciones en frutas y verduras. Es quizá en la quercetina que se encuentra el mayor poder curativo de la cebolla.
Este antioxidante posee un potencial amplio contra las enfermedades. No solo ayuda a prevenir el cáncer sino que tiene propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, antivirales y antimicóticas. Trabaja a través del sistema inmunitario para amortiguar las respuestas alérgicas y parece útil para evitar la fiebre del heno. Tiene un efecto similar a una droga antialérgica cuya función es la de inhibir la histamina. Contribuye igualmente a evitar la formación de coágulos en la sangre, absorbe los radicales del oxígeno libres e impide la oxidación de las grasas.
Fuentes principales: Cebolla roja y amarilla (no la blanca), chalotes, uvas rojas, brócoli, calabaza italiana (zucchini amarillo).
Ubiquinol-10 o coenzima 10: Poco conocido, este antioxidante es uno de los más potentes para eliminar los daños que causa el colesterol malo LDL. Podría además ser la explicación del porqué el pescado graso impide la aparición de enfermedades cardíacas.
Principales fuentes: Sardinas, caballa, maní, pistachos, fríjoles de soya, nueces del nogal, ajonjolí, algunas carnes.
Vitamina C: Es de amplísimo poder. Protege contra el asma, la bronquitis, las cataratas, las arritmias cardíacas, la angina de pecho, la infecundidad masculina, los cánceres de todo tipo. Hasta podría detener el virus del Sida.
Principales fuentes: Pimentones rojos y verdes, brócoli, repollitas de Bruselas, coliflor, fresas, espinaca, cítricos, repollo, kiwi, guayaba.
Vitamina E: Es ensalzada como uno de los principales protectores del corazón y las arterias. A diferencia de la vitamina C y del betacaroteno, la vitamina E es soluble en las grasas y por lo tanto contribuye a proteger las moléculas lípidas contra el daño oxidativo promotor de varias enfermedades.
Principales fuentes: Aceites vegetales, almendras, fríjoles de soya, semillas de girasol.
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