lunes, 14 de abril de 2014

Alimentos vs. enfermedades (y 3)



Llenaríamos libros hasta conformar una enciclopedia si nos pusiéramos a citar todos los alimentos a nuestra disposición, sus ventajas y bondades.

Acá, con esta tercera entrega, completamos los que pensamos son los de más habitual consumo. Aún así, quedan muchos omisos. Intentaremos llenar los vacíos en oportunidades futuras.


Papa. Existen numerosas variedades de papas alimento rico en almidón que, consumido junto con una proteína vegetal (leguminosa) permite elevar el valor nutricional de ésta para llegar a ser considerada como proteína casi tan completa como la carne. La papa blanca es rica en potasio por lo que ayuda a prevenir la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares. Tiene ligera actividad estrogénica. Es un alimento recomendado para personas que quieren reducir de peso por cuanto no aporta grandes cantidades de calorías y, considerada como azúcar de lenta absorción, garantiza una sensación de llenura durante varias horas. Por supuesto, se habla de la papa cocinada o asada al horno. Frita tiene cinco veces más calorías que asada. Se recomienda comerla con la cáscara que es la que aporta la mayor cantidad de vitamina C.


Perejil. Verdura de apariencia humilde pero altamente benéfica. Debido a su alto concentrado en antioxidantes puede ayudar a prevenir el cáncer. Tiene actividad diurética.


Pescado o aceite de pescado. Interviene en el proceso de la enfermedad cardíaca. Dos porciones a la semana ayudan a prevenir la muerte súbita por infarto. Se ha demostrado que una onza diaria disminuye el riesgo de accidentes cardíacos en un 50 por ciento. El aceite de pescado puede aliviar los síntomas de la artritis reumatoidea, la osteoartritis, y posiblemente la esclerosis múltiple. Ayuda igualmente a aliviar el asma, la psoriasis, la hipertensión arterial y la colitis ulcerativa. Eleva el colesterol bueno y disminuye radicalmente los triglicéridos. Algunos pescados son ricos en antioxidantes como el selenio y la coenzima Q 10. Los pescados grasos ofrecen la mayor protección para el corazón, el cerebro y en la prevención del cáncer. Quienes sufren de cálculos renales deben cuidar de las sardinas, ricas en oxalatos y por consiguiente posibles causantes de problemas renales.


Pimiento. Rico en vitamina C antioxidante. Es un excelente alimento para combatir la gripa, el asma, la bronquitis, las infecciones cataratas. Puede ayudar para prevenir las cataratas y la degeneración macular, la angina, la aterosclerosis y el cáncer. Consumido asado y sin la cáscara es más fácilmente digerido por quienes sufren de colon irritable u otros problemas digestivos.


Piña. Tanto la fruta como su principal ingrediente, una enzima antibacteriana denominada bromelaína, son antiinflamatorias. La piña ayuda a la digestión, disuelve los coágulos sanguíneos, y, debido a su alto contenido en manganeso, es buena para prevenir la osteoporosis y las fracturas óseas. También es antibacteriana y antiviral, y ligeramente estrogénica. 


Repollo. En la Roma antigua era considerado como remedio contra el cáncer. De hecho, las investigaciones han confirmado que posee un gran número de compuestos anticancerosos y antioxidantes. Acelera el metabolismo del estrógeno y se cree que podría bloquear el cáncer del seno y suprimir el crecimiento de los pólipos precursores del cáncer de colon. Estudios adelantados en grupos masculinos permitieron comprobar una reducción de un 66 por ciento en la posibilidad de contraer cáncer de colon consumiendo repollo más de una vez a la semana. Tan solo dos cucharadas diarias de repollo cocinado fueron suficientes para proteger contra el cáncer gástrico. Tiene poderes antibacteriales y antivirales. En jugo contribuye a la cicatrización de heridas. Puede producir flatulencia. Algunas de sus propiedades se eliminan con la cocción.


Sandía. Contiene 40 por ciento más de licopeno (carotinoide de color rojo) que el tomate crudo. Es igualmente rica en glutatión, ambos compuestos antioxidantes con posibles posibilidades anticancerosas. Cumple una ligera actividad anticoagulante y antibacteriana. Cabe aquí anotar que, siendo una de las frutas más jugosas, las mejores sandías o patillas crecen en los terrenos más desérticos y en climas muy caliente.


Té. Debido principalmente a sus catequinas, el té posee propiedades anticoagulantes, antibióticas, antiulcerativas y antidiarréicas. Por su contenido en cafeína, es diurético y analgésico, aunque puede, por demás, acelerar la ansiedad y el insomnio así como los síntomas del síndrome premenstrual. Sin cafeína, es sedativo. También protege las arterias y previene la formación de caries. En los últimos años ha cobrado resonancia el té verde como protector de las arterias, versión sin embargo que no se ha comprobado científicamente.


Tomate. Fuente importante de licopeno es un antioxidante y agente anticanceroso que interfiere en la reacción en cadena de los radicales libres. Está asociado en la prevención de varios cánceres entre los cuales el del páncreas, cuello uterino y próstata. No pierde sus cualidades cuando se consume crudo o cocinado. Puede igualmente consumirse en concentrado sin que se alteren sus beneficios.


Toronja. La pulpa contiene pectina que reduce el colesterol en la sangre y revierte la obstrucción de las arterias por ateratomas. Brinda protección importante contra los cánceres gástrico y pancreático. El jugo es antiviral. Al igual que los demás cítricos, es muy rica en vitamina C. 


Trigo. El trigo integral es rico en fibra mientras que el salvado de trigo es altamente recomendado en la lucha contra el estreñimiento. Ésta es igualmente un potente anticanceroso y puede suprimir los pólipos precursores del cáncer de colon. Al reducir los depósitos de estrógenos, podría ayudar a prevenir el cáncer de seno en las mujeres. Uno de sus inconvenientes es que puede producir numerosas alergias e intolerancias así como artritis reumatoidea, síndrome del colon irritable y enfermedades neurológicas. El trigo debe ser eliminado en casos de intolerancia al gluten y enfermedad celiaca.


Uvas. Son abundantes en antioxidantes. Las uvas rojas son ricas en quercetina, son antibacterianas y antivirales. El aceite de las semillas de las uvas eleva los niveles del colesterol bueno (HDL).


Vino. Una o dos copas al día benefician el sistema cardiovascular. Tanto el vino rojo (tinto) como el blanco elevan el colesterol bueno. En particular el rojo previene la enfermedad cardíaca, la formación de coágulos y los accidentes cerebrovasculares. El hollejo de las uvas que se utiliza en la fabricación del vino rojo, no del blanco, contiene agentes que adelgazan la sangre. El vino eleva los niveles de estrógeno y frena la formación de cálculos biliares. En algunas persona causa migraña y/o irritación del colon.


Yogur. Con excelentes propiedades antibacteriales y anticancerosas, el yogur es conocido desde la antigüedad. Una o dos tazas al día refuerzan la función inmunitaria y estimulan la producción del interferón gamma. También fortalece la acción de las células asesinas naturales que atacan los virus y tumores. Ayuda a prevenir y curar la diarrea y es recomendado en caso de tratamientos con antibióticos ya que ayuda a proteger el revestimiento interno de los intestinos. En las mujeres, una taza diaria de yogur con lactobacilina previene la vaginitis o infección por levaduras. Ayuda a combatir enfermedades de los huesos como la osteoporosis. El yogur con cultivos vivos no produce intolerancias.


Zanahoria. Fuente maravillosa de betacaroteno poderoso antioxidante, con amplia gama de facultades para combatir el cáncer, proteger las arterias, fortalecer el sistema inmunitario y combatir las infecciones. Un estudio adelantado en mujeres comprobó que una zanahoria diaria ayudó a reducir en un 68 por ciento la incidencia de accidentes cerebrovasculares. En dosis altas como las contenidas en las zanahorias, el betacaroteno reduce sustancialmente el riesgo de contraer enfermedades degenerativas en los ojos como cataratas y degeneración macular. El alto contenido de fibra soluble disminuye el colesterol en la sangre o lo regulariza. La cocción no destruye el betacaroteno. Una ligera cocción ayuda, por el contrario, a una mejor asimilación de las zanahorias.

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