miércoles, 9 de abril de 2014

¡Qué concubinato!



No quiero usar la palabra "antipática" porque me parece muy dura. Cómo dijera, me parece una palabra antipática! Más bien hablemos de poco simpática. Así califico la pareja integrada por el colesterol y los triglicéridos. Más que pareja parece ser un concubinato: dos grasas a cual peor la una que la otra, y ambas ilícitas. Es demasiado.

Triglicéridos: ¿Qué son?

Precisamente eso: una grasa que circula en la sangre. Primos hermanos del colesterol, no tienen mucha utilidad aunque mejor sería que ninguna utilidad. Son sustancias que afectan a las arterias, capaces de crear trombos y de taponar la pared interna de las mismas, y que pueden llevar a accidentes cardio y cerebrovasculares.

Los triglicéridos son mucho más ignorados que el colesterol. De éste, se habla mucho más no del primo al que se le conoce poco. Los mismos médicos no siempre están convencidos de que realmente juegan un papel nefasto para las arterias y el corazón, pero aún así, les tienen bastante aprehensión. Y cuando se encuentran en niveles altos, formulan medicamentos para controlarlos.

Una diferencia bastante importante entre los primos es que el colesterol sí es útil al organismo. Muchas funciones se cumplen gracias a él tales como el transporte de algunas sustancias a través de la sangre, tales como las hormonas. El colesterol es producido de manera natural por el hígado en las cantidades requeridas, y es vital para cualquier organismo. Su exceso proviene de los alimentos que se consumen en cantidades muy superiores a las necesitadas, alimentos que, como ya expresado, incluyen las grasas animales, las margarinas, mantequillas y cremas. Sin olvidar la grasa del coco y el aceite de palma. Los triglicéridos, en cambio, no son producidos por el hígado ni por ningún otro órgano. Provienen del exterior.

Si lo observamos bien, el origen de los triglicéridos es un semejante al del colesterol malo. Sin embargo, a diferencia de éste, su origen no siempre está bien definido. En ese sentido, diríamos que son taimados...

La situación es muy variable de una persona a otra. Pero se ha de recordar que existe a la base una predisposición o herencia genética. A algunos se les suben los niveles de triglicéridos como consecuencia del consumo de bebidas alcohólicas. A otros, con solo comer grasas saturadas se les trepan los niveles. En otros más, la subida proviene de los azúcares: frutas y carbohidratos, de manera especial los azúcares de rápida absorción. Entre éstos, azúcares y harinas refinados, cereales igualmente refinados.

El problema en ese momento es el de detectar el origen y causa. Función, por supuesto, del médico, con la ayuda del mismo paciente capaz de analizar, con sinceridad, sus hábitos alimenticios. De acuerdo con lo detectado, cada persona recibirá un tratamiento específico, exclusivo. 

En términos generales, los triglicéridos no se presentan solos. Es frecuente observar que una persona que los tiene altos también sufre de colesterol elevado. Es más: en esos casos, y con mucha frecuencia, se detectan niveles bajos del colesterol bueno (HDL) y altos del malo (LDL), situación poco ventajosa para el corazón.

¿Cómo saber que usted tiene los triglicéridos altos? No es difícil puesto que, en desarrollo de los controles anuales ordenados por el médico o cuando existe una causa determinada, serán ordenados exámenes rutinarios de sangre. Para analizar los niveles de varias sustancias entre las cuales el colesterol total, LDL y HDL, y triglicéridos.

Ahora bien, las cifras pueden variar notablemente de un año al otro. Por lo cual es aconsejable someterse a exámenes periódicos -por lo menos una vez al año- sin confiar que, "como me fue tan bien el año pasado, no vale la pena examinarme este año". Falsa presunción: el cuerpo se encuentra en permanente evolución y siempre aparecen novedades. Detectar las negativas de manera pronta ayuda a prevenir, combatir y controlar cualquier enfermedad.

Entre los tratamientos se tienen varias opciones, dependiendo del origen o causa del exceso de triglicéridos. Por supuesto, si provienen del alcohol o de las grasas saturadas, eliminar ambos es perentorio. Pero si se derivan de los azúcares, el consejo es limitar a un máximo de dos las frutas diarias, eliminar los azúcares de rápida absorción, optar por los que son lentos y cuidar del exceso de carbohidratos, aún siendo éstos compuestos por harinas n o refinadas.

Y tener el valor de seguir hacia adelante. Su corazón se lo pide, vale la pena escucharlo.

El examen de sangre

Tanto para medir el colesterol como para los triglicéridos, usted se debe presentar al laboratorio con por lo menos ocho horas de ayuno. La última comida ha de ser liviana, exenta de platos pesados o grasosos. Puede tomar agua pero no comer absolutamente nada. 

Se ha comprobado que quienes omiten esta recomendación obtienen resultados falseados. En lo referente a los triglicéridos, y dependiendo de qué tanta grasa se ha consumido antes, pueden encontrarse cifras más elevadas en un 20 a 30 por ciento a las reales. Esto, por supuesto, llevará a equivocaciones tanto en el diagnóstico como en la ordenanza del tratamiento.

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