viernes, 11 de abril de 2014

Hemorroides: necias y dolorosas



Son intrusas y vergonzantes, además de necias y dolorosas. Se presentan cuando uno menos las espera y, aún más grave, son capaces de alterar la vida cotidiana de cualquiera que las sufre. Para colmo, no son fáciles de curar y más de una vez conducen a la sala de cirugía. 

Qué son y cómo aparecen. Para explicarlo de manera simple, las hemorroides son las venas ubicadas en el recto que se inflaman y se hacen bultos. Hagamos de cuenta que son semejantes a las várices. Aparecen como consecuencia de esfuerzos repetidos bien sea para defecar o para cargar bultos y objetos pesados, esfuerzos que inciden en las venas rectales. Son bastante frecuentes en mujeres embarazadas, suelen aparecen durante los últimos meses de la gestación y se acentúan durante el acto del alumbramiento. Un esfuerzo que, como sabemos, es bastante arduo.

Quizá acompañan el embarazo porque es una época durante la cual las mujeres sufren de estreñimiento. Este es la primera causa de la formación de hemorroides. La dificultad para evacuar y el esfuerzo que se debe hacer así como la poca fluidez del bolo fecal.

Con frecuencia se asegura que las hemorroides pueden corregirse y hasta desvanecerse No es fácil lograrlo pero quizá con un cambio radical en la dieta y mucha suerte una persona puede llegar a liberarse de tan intolerables intrusas. Intolerables porque el nivel muy alto de dolor que provocan en los momentos en que se presentan los ataques. Dolores que se calman mediante la aplicación de ungüentos y cremas especiales sin por lo tanto aplacarse de manera definitiva. Con la casi certeza de que volverán a manifestarse.

Varias son las causas más frecuentes para la aparición de las hemorroides. Entre éstas se citan:

- Levantar con frecuencia cargas pesadas
- El embarazo
- Estar demasiado tiempo de pie o sentado
- Escasa ingestión de líquidos
- Dietas pobres en fibras
- Uso indiscriminado y frecuente de laxantes y/o edemas.

Talvez el poco contenido de fibras en la dieta cotidiana es el principal culpable de las hemorroides. Una falla que lleva al estreñimiento y que obliga a desplegar esfuerzos para evacuar. El aumento de la presión que acompaña esos esfuerzos hace que las venas de la zona anal se inflamen, se dilatan y se conviertan en hemorroides.

Los síntomas iniciales pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, a medida que pasan los días, comienza a presentarse la sensación de bulto en el recto, con frecuencia la persona siente que no ha evacuado completamente y tiene la falsa e incómoda impresión de que aún no ha terminado. Luego se presenta el dolor muy localizado, un dolor que se acrecienta cuando se toman laxantes o se excede en el consumo de fibras lo que produce diarrea. Cuando el mal se agrava, puede verse sangre roja y fresca junto con las deposiciones. Habría sido conveniente consultar con anterioridad pero, si no se ha hecho, es perentorio presentarse al consultorio de un médico. Generalmente puede ir adonde un gastroenterólogo quien lo remitirá adonde el especialista de las hemorroides.

La solución suele ser la cirugía. Los progresos en las técnicas quirúrgicas permiten practicar hoy cirugías mucho menos dolorosas e incapacitantes que las que se hacían. Son cirugías ambulatorias que no llevan a ablaciones ni heridas y con una recuperación rápida en la que no se presentan los dolores atroces que significa evacuar cuando hay una herida.

Antes de hablar de prevención, es conveniente hacer un paréntesis. Tener una hemorragia o encontrar sangre en la deposición es siempre traumático y causa mucho temor. Cuando es sangre fresca, significa que proviene de la zona anal, y se le puede atribuir una razón más evidente. Cuando se trata de sangre proveniente de los intestinos, la materia fecal es oscura y no se puede distinguir al ojo la sangre. Se detectará mediante un examen de laboratorio de la materia fecal.

De como prevenir las hemorroides es un tema importante. El primer paso es cambiar los hábitos alimenticios. El segundo, tener igualmente un cambio en los hábitos de vida. Cuando la mujer está en gestación, estas medidas de prevención son aún más importantes pero, en caso serio, es bueno pedirle consejo al ginecólogo antes de tomar cualquier medicamento tratando de atenuar o corregir la situación.

En relación con los hábitos alimenticios, es conveniente:

- Eliminar o limitar al máximo la ingesta de alimentos refinados para remplazarlos por integrales. Pan integral, arroz integral, pasta hecha con harina entera, cualquier cereal sin refinar.
- Limitar o eliminar si es posible, los azúcares refinados. El exceso de azúcar (golosinas, dulces y demás) es también causa de estreñimiento.
- Incluir productos como frutos secos que ayudan ala evacuación: albaricoques, ciruelas pasas, dátiles...
- Incrementar la cantidad de alimentos diarios. Mas que no sea un incremento indiscriminado: es preciso comer mayores cantidades de verduras y frutas, cereales y leguminosas.
- Cuidar de que en la dieta haya alimentos que aporten fibras solubles y fibras insolubles. Entre éstas -que son las que incrementan el volumen del bolo fecal- se incluyen las leguminosas como los garbanzos y verduras como la cebolla, el brócoli, el coliflor y el repollo.
- Tomar bastantes líquidos. Se aconseja un promedio diario de dos litros (ocho vasos) de agua, aromáticas, jugos frescos. Evitar las gaseosas que no ayudan al tránsito del bolo fecal y sí producen gases.
- Distribuir los alimentos en varias comidas diarias. No limitarse a las tres comidas tradicionales sino reservar una parte de la comida para consumirla en las horas intermedias. Las frutas, por ejemplo, entre el desayuno y el almuerzo, el yogur, queso o cereales entre el almuerzo y la cena.

Entre los hábitos de vida se incluyen:

- La práctica de ejercicios o deportes. Mantenerse una rutina diaria. Caminar es un excelente ejercicio para combatir el estreñimiento.
- Si tiene un trabajo que le exige mantenerse sentado(a) durante mucho rato, o si lleva una vida sedentaria, haga pautas, levántese, camine un rato así sea en la oficina, o realice unos ejercicios de estiramiento.
- No tome laxantes: crean hábito, vuelven más perezosos los intestinos, y los irritan.
- Combata el estrés que lleva a irritar el sistema digestivo.
- Dedique un tiempo suficiente para evacuar y evite al máximo "aguantarse". La rutina ayuda a establecer un horario más o menos fijo que se debe respetar. Que sea por la mañana o por la noche, pero hágalo cuando disponga de tranquilidad y tiempo.
- Tampoco es conveniente trasladar su oficina al baño y "eternizarse"en su evacuación. Limite con prudencia el tiempo.

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