Nos pueden salir arrugas. Podemos ser cada vez menos ágiles y tener menos resistencia que en años anteriores. Mas si el cerebro sigue funcionando en plenitud, podremos decir que le estamos ganando la batalla a los años.
Porque, finalmente, el cerebro es el órgano maestro de nuestro organismo. Y mientras lo podemos utilizar con sus plenas capacidades, la vida tendrá otros colores, mucho más brillantes y alegres.
A medida que van pasando los años, se hace cada vez más importante alimentar bien ese cerebro para que conserve su mocedad. Un cerebro siempre joven, a pesar de los achaques que nos van apareciendo día tras otro.
¿Qué necesita el cerebro para estar en plena forma?
Ya vimos que el cerebro es un gran goloso. Un exquisito gourmet, además. No se contenta con cualquier golosina sino que le gusta, le encanta comer bien, con alimentos de una excelente calidad. Privarlo de sus alimentos favoritos es abrir las puertas para que se enoje, haga caprichos y hasta deje de funcionar. Mejor dicho, para que entre en huelga del hambre!
Hay dos grandes capítulos para satisfacerlo: los ácidos grasos, encabezados por el omega 3, y las vitaminas de la familia B. Por supuesto, en el intervalo entre unos y otras, exigirá que se le den postres bien dulces. Porque el azúcar es otro de sus delirios. es el que le proporciona energías y le recarga las baterías. Imagínense lo importante que es para él!
Empecemos entonces con los ácidos grasos. Se les encuentra en muy buenas cantidades en el aceite de pescado y en los mismos pescados. Más abundante en los pescados grasos como el salmón, pero también presentes en los pescados de carne blanca, menos grasosos.
Las investigaciones han demostrado hasta la saciedad el beneficio que les aportan a la memoria y el desempeño mental el consumo de los productos de mar o del aceite de peces. Su déficit, en cambio, llega a producir problemas mentales como la dislexia, el autismo, trastornos en la concentración e hiperactividad. Consumos abundantes de pescados han demostrado proporcionar una inmensa protección contra la depresión, la bipolaridad y los desórdenes relacionados con las estaciones frías. Su déficit, en cambio, pude dar lugar a la ansiedad, la artritis, el eccema hasta enfermedades cardíacas.
¿Cómo y por qué se desata esa protección?
- El cerebro está conformado por una alta proporción de tejidos grasos, entre los cuales en una proporción de 65 por ciento está compuesta por dos ácidos grasos, el EPA y el DHA, ambos presentes en la grasa de los pescados.
- El DHA se encuentra en la estructura misma del cerebro mientras que el EPA le llega a través del flujo sanguíneo. Ambos ácidos grasos son indispensables tanto para la formación y el desarrollo del cerebro como para su funcionamiento.
- Entre los papeles que desempeñan está el de asegurar la flexibilidad de las membranas cerebrales así como la transmisión eléctrica entre los mensajes y las señales que atañen a las neuronas.
Los neurólogos recomiendan consumir por lo menos tres veces a la semana pescados y otros frutos de mar. Sin embargo, para quienes no gustan de los productos marinos, se les aconseja remplazarlos por otros alimentos como buenas cantidades de nueces y semillas, especialmente las semillas de ahuyama y de linaza, y las nueces del nogal. Así mismo, se recomiendan los huevos fortificados con omega 3, y las verduras de hojas verdes.
En cuanto a los aceites, se aconseja de preferencia el consumo del aceite de oliva que, a pesar de no contener omega 3, sí carece casi por completo de omega 6.
Hablemos de la familia de la vitamina B.
Vitaminas B1 y B3: La primera maximiza el desempeño de la acetilcolina, neurotransmisor involucrado con la memoria. La segunda (B3) se relaciona con los estados de ánimo y el bienestar, con la lucidez mental y la agilidad para reaccionar a las situaciones.
La deficiencia de la B1 produce irritabilidad, desánimo, fatiga, falta de confianza en sí mismo, introversión y depresión.
El déficit de la B3 o niacina, produce fatiga mental, apatía, pérdida de memoria, sicosis y demencia.
La deficiencia de vitamina B6 lleva al síndrome premenstrual, autismo y depresión.
También la depresión, sobre todo en los adultos mayores, aparece cuando falta vitamina B12 o cianobolamina. Igualmente se presentan fallas en el desempeño mental.
En cuanto a la vitamina B12 o ácido fólico, su función se relaciona con la producción de los neurotransmisores o mensajeros químicos del cerebro. Su deficiencia altera la reserva indispensable que debe mantenerse de los mismos neurotransmisores, produciendo trastornos en el desempeño mental.
Son múltiples las fuentes de las distintas vitaminas B. Entre ellas:
- Verduras
- Arvejas y habichuelas
- Cereales integrales
- Frutas
- Leguminosas
- Huevos
- Carne
- Pescado
- Productos lácteos
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