lunes, 28 de julio de 2014

Leche materna y cólicos



No se ha acabado de hablar de las bondades de la leche materna y del gesto en sí de amamantar al bebé. Tanto desde el punto de vista físico y orgánico, como del afectivo y emocional, la lactancia materna ha sido declarada como la gran beneficiaria del bebé.

Sin embargo, no todo es tan sencillo como aparenta serlo. Hay mujeres que no producen leche suficiente para alimentar al bebé, hay bebés que rechazan la leche materna, sin causa aparente, y hay circunstancias en las que tanto el uno como la otra se encuentran envueltos en estados de estrés e incomodidad que obstaculizan el acto de amamantar.

Pero hay otra razón más que entraba el gesto de la madre hacia su bebé. Y es que el recién nacido no digiere la leche materna. Que ésta la produce cólicos y que, en vez de ser una bondad, el amamantamiento se convierte en un perjuicio.

¿Qué sucede?

El primer lugar, se tiene entendido que uno de los alimentos que más producen intolerancia es la leche de vaca. Sucede a cualquier edad. Y no es que al recién nacido se le esté suministrando esa leche porque, de hecho, los pediatras no suelen recomendarla antes de los ocho o más meses de vida. Sino que algunas de las sustancias presentes en la leche de vaca que la madre consume se trasladan a la leche que ella misma produce la que, al final, le llega al bebé.

Es una cadena: el primer eslabón, la madre consume leche o cualquiera de sus derivados; el segundo eslabón, la madre los procesa y, tal como ocurre con otros alimentos, parte de esa leche consumida por ella llega a la leche que ella misma produce; el tercer eslabón, el bebé recibe la leche materna y si es alérgico o si la causa intolerancia, el resultado será la aparición de cólicos intensos y de mucho llanto.

De acuerdo con las investigaciones adelantadas, esas sustancias que son rechazadas por mal toleradas por el bebé son anticuerpos que las vacas desarrollan para protegerse contra las infecciones, bacterias y virus. Son precisamente esos anticuerpos bovinos que permanecen en la leche, aún si ésta es procesada, hervida, convertida en queso o en yogur. Son los mismos que la madre recibe y transmite a través de su leche al bebé.

¿Significa esto que todas las madres lactantes, sin excepción, deberían suspender el consumo de leche y de sus derivados mientras amamantan a su bebé? No necesariamente por cuanto no todos los bebés sufren de cólicos, ni todos los que los sufren son necesariamente sensibles a la leche. Pueden haber otras causas que el pediatra ayudará a detectar.

Pero, si es el caso que el bebé sea intolerante a los anticuerpos bovinos, sí es recomendado que la madre suspenda el consumo de lácteos el tiempo necesario mientras le da el seno a su bebé.

¿Cómo determinarlo? Mediante la observación. Los cólicos suelen presentarse en las horas de la tarde o durante la noche. Son generalmente de fuerte intensidad y provocan llantos prolongados, que no se calman con facilidad. 

Para saber que el llanto se debe a un cólico, basta con mirar al pequeño: llora sin consuelo, y ese llanto puede llegar a sumar hasta tres horas al día, tres días a la semana, por tres semanas o más.

El bebé suele gritar, retrae sus rodillas sobre el abdomen y da muestras de dolor intenso. Puede expulsar gases y a veces tiene diarrea.

En esas circunstancias, la madre suspende el consumo de lácteos y observa la reacción del bebé. Puede no ser inmediata por cuanto las sustancias nocivas no desaparecen de un momento a otro sino que requieren de varios días. Pero, al cabo de una semana, si realmente se trata de una intolerancia a la leche y sus sustancias, los cólicos comenzarán a desaparecer. 

La conclusión será obvia. Y la madre, quien debe obligatoriamente seguir recibiendo calcio, remplazará la leche por los suplementos que le formulará su médico. Se recuerda que tanto la mujer embarazada como la que amamanta se ve en la obligación de asegurarle al bebé y de asegurarse a sí misma suficientes cantidades de calcio. El feto y el bebé lo requieren en grandes cantidades para su crecimiento y desarrollo.

¿Es cierto que la madre debe abstenerse de consumir alimentos que podrían causarle daño a su bebé?

Depende de qué alimento se habla. Se le recomienda no abusar de ciertas sustancias como de las pimientas y el café, de limitar el consumo de alimentos que pueden causarle gases al pequeño. Así mismo, es imperativo que se abstenga completamente de consumir bebidas alcohólicas y de limitar -cuando no puede eliminar- el tabaquismo. En cuanto a los medicamentos, todos los que tome deberán ser formulados por su médico, a sabiendas que se encuentra en momentos de lactancia.

Hablamos de las semanas o meses durante los cuales el bebé se alimenta con el seno de su madre. Pero, ¿qué sucede cuando comienza a dársele las fórmulas lácteas ya listas para el consumo?

En general, estas fórmulas son bien aceptadas por la inmensa mayoría de los bebés. Otro problema es cuando se le comienza a dar leche de vaca. Suele suceder cuando el pediatra lo autoriza, rara vez antes del octavo mes de vida. Pero si se presentan reacciones, por supuesto es al pediatra a quien se le debe primero informar. Pueden presentarse cólicos, diarrea y gases. A veces vómito.

Puede remplazarse la leche de vaca por leche de soya. pero ésta también puede producir intolerancia. Existen entonces fórmulas que contengan hidrolizado de caseína que, ojalá, no le producirá reacciones adversas. Esto, lo determina el pediatra.

¿Cómo calmar un cólico? 

A pesar de que se ha insistido en que no es adecuado enseñarle al bebé el sabor del dulce, en este caso se recomienda un poco de agua endulzada con azúcar para calmar el llanto y el cólico.

Basta con mojar una tela limpia con agua y azúcar y dárselo a chupar al bebé. Su llanto disminuirá casi de inmediato. Esto se puede repetir varias veces a lo largo del día.

Parecería que el agua azucarada bloquea el dolor: esa pequeñísima cantidad de azúcar activa las sustancias como opioides del cerebro encargadas de reducir el dolor. Se podría decir que, al actuar como analgésico, el azúcar eleva el umbral del dolor del bebé.

Si bien esta es una solución momentánea, es aconsejable de todos modos comentarla con el pediatra. Tras un examen minucioso, se determinará si los cólicos no son producidos por algún problema físico que ha pasado inadvertido, caso en el cual la solución será distinta al cambio de la dieta tanto de la madre como del bebé.

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