No es la más pequeña de las glándulas del organismo pero sí es una de las importantes. Es la tiroides: poco conocida por nosotros a pesar de que es la encargada de regularizar nuestro metabolismo. Nos enteramos de su existencia cuando funciona mal: poco o demasiado. Pero, entre tanto, pasa inadvertida: ni duele ni molesta y tampoco se manifiesta.
La tiroides está ubicada a nivel de la garganta. Es la glándula que los médicos internistas, o los endocrinólogos palpan en el momento de realizar un examen general. Está, digamos, a la altura de la manzana de Adán
Produce una hormona conocida como la tiroidea. Cuando la producción es excesiva, hablamos de hipertiroidismo. Y cuando es escasa, decimos que hay hipotiroidismo. Entre paréntesis, un número grande de obesos dicen sufrir de hipotiroidismo con lo cual pretenden dar una explicación a su sobrepeso. Aunque, a decir verdad, ni siquiera el 10 por ciento de los obesos pueden achacarle a la tiroides el origen de sus kilos. Pero es una explicación cómoda.
Porque sí, es una realidad: cuando la tiroides funciona mal, cuando no produce suficientes hormonas, la persona tiene tendencia a ganar peso. Pero esta no es la única manifestación. Si se tiene en cuenta que la glándula es la encargada de manejar y ordenar el metabolismo, en otros términos, si ella es la que maneja la velocidad con la que se queman las calorías para convertirlas en energía, muchas otras manifestaciones se presentan cuando no cumple su función a cabalidad.
Entre los síntomas, además de la ganancia de peso, se encuentran:
- Fatiga o cansancio
- Trastorno del apetito
- Sensación de frío y dificultad para calentarse
- Latidos lentos del corazón
- Debilidad
- Estreñimiento
- Depresión
También pueden presentarse otros síntomas como la piel seca y de color amarillo, la pérdida del pelo, falta de concentración y desarrollo anormal de la misma glándula.
No siempre se establecen las causas que conducen al hipotiroidismo. Pueden haber dificultades -de origen desconocido- para que la tiroidea pase a su forma activa, o se pueden presentar sustancias de anticuerpos que suprimen la función de la tiroides. Con frecuencia, la falta de algún nutriente indispensable para la producción de tiroidea puede actuar como desencadenante del hipotiroidismo. Así, pueden igualmente estar involucrados el sedentarismo, la intolerancia alimenticia o fallas en el mismo sistema endocrinológico.
Por supuesto, es a través de un examen de sangre que se establece la disfunción de la glándula. Pero una vez certificada, además del medicamento que ordene el médico, se pueden recibir beneficios a través de la alimentación. Algunos productos pueden incentivar el funcionamiento de la tiroides. Entre ellos:
- Algas y otras verduras marinas. Contienen yodo, necesario para la producción de la hormona tiroidea;
- Nueces del Brasil, ricas en selenio, mineral necesario para el funcionamiento de la tiroides;
- Frutas frescas, verduras, nueces y semillas, granos integrales, leguminosas y pescado. Aportan ácidos grasos esenciales, vitaminas B y C, zinc y magnesio;
- Agua, consejo sabio en cualquier circunstancia. El agua permite mantener los niveles de líquidos en todo el sistema endocrinológico, incluida la tiroides.
En cambio, deben evitarse:
- El trigo y, en algunas personas, todos los cereales que contengan gluten tales como la avena, la cebada, el centeno,
- Vegetales de la familia de los crucíferos, entre los cuales el brócoli y el coliflor, el repollo, así como la soya y el millo. Pueden ser consumidos cocinados mas no crudos;
- Es preferible evitar la sal, la cafeína y los productos lácteos;
- Los azúcares y carbohidratos refinados, alimentos ya procesados y el alcohol;
- El flúor y el cloro, presentes en los dentífricos y las piscinas.
El hipertiroidismo
Como su nombre lo indica, es la fase contraria del trastorno. Hay superproducción de tiroidea lo que conduce a la aceleración del metabolismo y de todos los procesos del organismo.
En este caso, tampoco las causas son claramente definidas. Puede darse una respuesta anormal del sistema inmunitario o la presencia de pequeñas masas en la misma tiroides. Los síntomas incluyen:
- Acaloramiento
- Sudoración
- Insomnio
- Cansancio
- Diarrea
- Manos temblorosas
- Aceleración del ritmo cardíaco
- Irritabilidad.
Como se observar, los síntomas son contrarios a los que se presentan en el hipotiroidismo. Lo son igualmente las recomendaciones en materia de alimentación:
- Se recomiendan las verduras crucíferas que pueden ayudar a hacer más lenta la función de la tiroides;
- Agua y tés aromáticos que producen tranquilidad tales como la manzanilla, limoncillo, menta o hierbabuena, hinojo;
- Lechuga y avena, ambos con efectos tranquilizantes.
Deben evitarse los excitantes como el té, el café, el alcohol, las drogas y el cigarrillo, el chocolate, la sal y las colas; lo mismo que las verduras marinas ricas en yodo, el azúcar y los carbohidratos refinados, los alimentos ya preparados y los productos lácteos.
Tanto en el hiper como en el hipotiroidismo se recomiendan los ejercicios el control de la tensión arterial y la programación de los alimentos en seis comidas diarias. Comer con frecuencia, pequeñas cantidades, ayuda a estabilizar el sistema endocrinológico.
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