¿Comer libélulas, saltamontes, gusanos? ¿Desayunar con insectos, almorzar y cenar con más insectos...?
¿Y por qué no? Acaso hoy no comemos camarones y langostinos, caracoles y mejillones y una variedad inmensa de pequeños animales, sin por lo tanto hacer muecas ni sentir repugnancia!
No digamos que los gusanos y saltamontes sean los alimentos del futuro porque ya son alimento cotidiano de muchos pueblos. Pueblos que no solo viven en las selvas sino en ciudades, en varios continentes a través del mundo. Que han exportado sus hábitos alimenticios a ciudades de la más sofisticada civilización... Hablemos de París o Londres, para solo citar dos de ellas.
De todos modos, y aún así, siguen siendo considerados como alimentos para el futuro. Llenos de proteínas y minerales, y aún no víctimas de la extinción de tantas especies.
Hoy, sin embargo, no vamos a conversar acerca de los animales sino de una inmensa familia vegetal de los mares: las algas. Por supuesto, ellas también son consumidas a través del mundo, exportadas desde el Japón en los sushi, por ejemplo, vendidas a través del mundo en algunos mercados exclusivos de productos exóticos. Existen 27.000 especies de algas y se extraen actualmente de los mares 40.000 toneladas de las distintas especies. Todas ellas para el consumo directo: parte grande para la alimentación, parte para los cosméticos.
Ellas, las algas, son vistas hoy como uno de los alimentos del futuro. No solo por su valor nutricional insospechado, sino por su disponibilidad. Son vistas además como extraordinarias productoras de oxígeno atmosférico, con una influencia grande en los procesos globales como los cambios climáticos de los que tanto se habla y tan poco se hace...
A grandes rasgos, las siguientes son las cualidades de las algas, cualidades que las hacen merecer el calificativo de ser fuente de alimentos de gran valor:
- Poseen un inmenso contenido de minerales y vitaminas
- Son vistas como proteínas gracias a que contienen los 8 aminoácidos esenciales para merecer esa calificación
- Tienen un alto contenido en fibras.
No podríamos extendernos para hablar de todas las algas. Imposible. Mencionemos apenas unas pocas y sus características.
Alga Wakame
Sus hojas miden entre 1.5 y 3 metros de altura con una base es de 70 centímetros de ancho.
Se pueden comer en ensalada, adobadas con vinagre de arroz y salsa de soya, aceite de oliva. Viniendo del mar, no suelen necesitar sal.
Esta alga contiene:
- 13 veces más calcio que la leche
- Un antioxidante o fuxocantina que solo se encuentra en el mar
- Es un potente antiinflamatorio
- Rica en vitaminas de la familia B, C y K1
- Aporta además del calcio, hierro, magnesio y potasio.
Alga Nori
Su nombre científico es Porphyra, siendo nori la denominación japonesa.
Es el alga que se utiliza para envolver los sushi. De color oscuro, casi negro. Después de la espirulina es la que más proteínas contiene.
Alga Kombu
Alga marina también parda, de una altura que alcanza los 12 metros, conocida en algunos países como la hoja de mayo debido a que es en este mes en el que se suelen cosechar.
Sus propiedades son:
- Antiinflamatoria y antirreumática
- Reguladora del peso y la tensión arterial
- Previene la arteriosclerosis, el infarto cardíaco y afecciones vasculares
- Consumida con miel ayuda a calmar el asma y la tos
- Rica en magnesio, calcio y yodo.
Razones para consumirlas
Bien sea que hablemos de la espirulina, el espagueti de mar, el wakame, el kombu o el agar agar o de cualquier otra de las incontables algas, encontramos siempre características comunes que justifican su consumo. Y explican por qué quien desea asumir nuevos hábitos alimenticios, con productos más saludables y completos, deberían incluirlas en su dieta cotidiana.
Veamos algunas de las razones:
- Cuando se incluyen en una dieta para reducir de peso, son auxiliares efectivas para lograr el fin. Algunas ayudan a adelgazar, otras, por su muy bajo contenido en calorías, constituyen un alimento recomendable para complementar la dieta.
- Son buenas para el corazón. En experimentos hechos con animales, el wakame demostró ser efectivo para prevenir la hipertensión arterial. En general, y ya comprobado por los científicos, las algas pardas ayudan a disminuir la tensión arterial.
- Ayudan a eliminar las toxinas. Actúan especialmente frente a los residuos de partículas radioactivas. Por su contenido alto en yodo, disminuyen el riesgo de sufrir de cáncer de tiroides producido con frecuencia por la radioactividad. Es igualmente excelente para eliminar otras toxinas como el cadmio presente en el humo del cigarrillo.
- Ayudan al equilibrio hormonal y a enfrentar la menopausia. Lo logran gracias a su gran concentración en lignanos, sustancias vegetales que se convierten en los humanos en fitoestrógenos. Bloquean los problemas químicos producidos por los estrógenos que predisponen al cáncer de seno.
- Son buenas para la digestión. Entre otras razones porque son muy ricas en fibras lo que ayuda a prevenir el estreñimiento, y por su contenido en alginatos, sustancias presentes sobre todo en las algas pardas, que fortalecen la mucosa intestinal. Las algas además tienen un efecto ligeramente laxante.
- Son bajas en calorías y no contienen casi grasas.
- Son fuente no solo de minerales sino de oligoelementos. Yodo, silicio, manganeso, cobre y selenio son algunos de ellos.
- Fortalecen los sistemas de defensas del organismo. Además de limpiar el organismo de las toxinas, ayudan a mantener los huesos fuertes lo mismo que el pelo y las uñas.
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